A 75 años del 17 de Octubre: los 250 nombres del peronismo

A 75 años del 17 de Octubre: los 250 nombres del peronismo

La mitad del tiempo ha gobernado el país y, una cifra aún superior se corresponde con la los gobiernos provinciales.

Por: Ricardo de Titto.

   Si la gran manifestación obrera del 17 de octubre puede considerarse el comienzo de la estructuración pública del movimiento peronista, parece este un buen momento para –en breve repaso– señalar los jalones de estos 75 años de historia y sus principales protagonistas. Son cerca de 250 y todos han jugado papeles de primera importancia, aunque lo fuera de forma pasajera. Hasta 1974 quienes nombramos acompañaron, rodearon o fueron cercanos al líder indiscutido del movimiento, Juan Domingo Perón; desde su muerte se trata de sus variados “herederos”. Por cierto, todos ellos –aunque con distinta suerte–, aspirando a ser legítimos trasmisores y continuadores del legado del fundador y casi mítico jefe partidario.

   En simples números se puede constatar que, de esos 75 años, casi exactamente la mitad el peronismo ha gobernado el país; exactamente 37 y, una cifra aún superior es la que se corresponde con la mayoría de los gobiernos provinciales. En efecto, la otra mitad del tiempo se reparte en términos casi iguales entre los gobiernos militares –dictaduras varias-- que estuvieron en el poder 17 años y medio y los gobiernos radicales o desarrollistas que lo hicieron durante 16 años; los otros cuatro fueron la presidencia de Macri y su alianza, integrada también por la mayoría oficial de la UCR.

   Respecto de las gobernaciones, sobre los 58 años de gobiernos surgidos del voto popular –exceptuando ocho años de proscripciones–, 50 de los 75 el justicialismo o fuerzas afines –como algunos partidos locales– han ejercido el poder en la mayoría de los estados. La estratégica provincia de Buenos Aires reúne los gobiernos de Mercante y Aloé, entre 1946 y 1955; el de Framini electo pero proscripto en 1962; Bidegain y Calabró entre 1973 y 1976 y Cafiero, Duhalde –dos períodos–, Ruckauf, Solá, Scioli –dos períodos– y Kiciloff, entre 1987 y 2020, con la sola “interrupción” de María Eugenia Vidal en el cuatrienio pasado. Vale apuntar que entre 1943 y 1946, período de ascenso de Perón como figura nacional, la provincia tuvo nada menos que catorce gobernadores, entre ellos algunos muy cercanos a Perón como Juan Atilio Bramuglia, que en el agitado año 45 gobernó Buenos Aires como interventor entre enero y septiembre.

   Estos son números fríos pero necesarios para un análisis con perspectiva; a continuación sus nombres…

Del GOU a la presidencia

   En los orígenes, fue el GOU –Grupo de Oficiales Unidos o Grupo Obra de Unificación, ambos nombres son legítimos–, logia militar fundada por “cinco coroneles” que tendrá vida desde poco antes del golpe del 4 de junio de 1943 hasta principios del año 44 cuando Perón, al reemplazarse al presidente Ramírez por Edelmiro Farrell, dispone su disolución. Los apellidos de ese primer fermento se corresponden todos con oficiales del ejército: el propio Farrell, Miguel Montes, Aristóbulo Mittelbach, Emilio Ramírez, Domingo Mercante, Manuel Savio –en octubre del 45 también se realiza la primera colada en los Altos Hornos Zapla–, el contraalmirante Alberto Teisaire, y, desde ya, el propio Juan Domingo Perón.

   Durante este período Perón encabeza el Departamento de Trabajo que se convertirá en Secretaría de Trabajo y Previsión y, reteniendo ese cargo, asumirá también como ministro de Guerra y vicepresidente de la Nación. El intento por desplazarlo por parte del general Eduardo Ávalos motivará el movimiento obrero del 17 de octubre que lo restablece en el poder. Aquella jornada épica dará inicio formal al “peronismo” como movimiento. En las elecciones celebradas el 24 de febrero de 1946 la fórmula Juan Perón- Hortensio Quijano se impone por poco margen al binomio de la Unión Democrática con la dupla radical Tamborini-Mosca. La campaña –de tiza y carbón– se hizo bajo la consigna “Braden o Perón” –consigna que en los 70 se convertirá en “Liberación o Dependencia”–: votar por el nuevo caudillo era oponerse a la penetración norteamericana.

   Los personajes sobresalientes del período, asociados con el peronismo, son sin duda Cipriano Reyes y Luis Gay, líderes obreros que conforman el Partido Laborista. Junto con ellos –rápidamente desplazados del poder gremial que ostentaban en el gremio de la carne y la CGT– sobresale la figura de la nueva esposa y compañera de Perón, María Eva Duarte, presentada públicamente con motivo de la campaña de solidaridad con los damnificados por el terremoto de San Juan, en enero de 1944 que, en poco tiempo, se convertirá sencillamente en “Evita” y que, alejada de la actividad como ascendente actriz de radioteatros, comenzará a convertirse en la “abanderada de los humildes” desplegando tareas solidarias y de organización popular, en particular de las mujeres justicialistas.

 

   El primer gobierno peronista, entre junio de 1946 y junio de 1952 será el período de gloria del peronismo: declaración de la independencia económica –en Tucumán, el 9 de julio de 1947–; nacionalización del Banco Central, los ferrocarriles, los teléfonos, cientos de obras públicas –puertos, diques, elevadores de granos– ; control del comercio exterior por vía del IAPI –Instituto Argentino de Promoción del Intercambio–; expansión de derechos cívicos y sociales; voto femenino; reforma de la constitución de 1949, amplia sindicalización de los trabajadores, turismo social, desarrollo de la salud pública… Si Perón “cumple” Evita “dignifica” desde la Fundación Eva Perón. Los nombres del período son Armando Antille, José Espejo –cabeza de la CGT–, Juan Pistarini, Raúl Apold, Carlos Aloé, Héctor Cámpora, Miguel Miranda, Ramón Cereijo y el destacado sanitarista Ramón Carrillo. En la radio, las columnas de “Mordisquito” son seguidas por miles de adherentes: se trata nada menos que de Enrique Santos Discépolo, autor de la letra de tantos tangos famosos cantados por Gardel, Azucena Maizani y su compañera Tania, como Yira, Yira, Cambalache, Uno y Cafetín de Buenos Aires. Hugo del Carril graba por entonces la más famosa versión de la marcha “Los muchachos peronistas”.

   El 26 de julio del 52 muere Evita cuya desaparición coincide con un sostenido inicio de dificultades para el gobierno. Los personajes claves de esta segunda presidencia –interrumpida por un criminal golpe de Estado precedido de bombardeos sobre el pueblo indefenso en la trágica jornada del 16 de junio de 1955– van desde la economía, como el financista e intermediario Jorge Antonio, economistas y políticos como Carlos Emery, José Gómez Morales, José Emilio Visca y Bramuglia, dirigentes del partido peronista femenino, como Lilian Lagomarsino de Guardo –amiga y confidente de Evita–, actores y actrices identificados con el régimen de la talla de Fanny Navarro, Zully Moreno, Olga Zubarry, Juan Carlos Thorry, comentaristas de deportes como los tres hermanos Sojit –Luis, Manuel y Boris– e intelectuales como José María Castiñeira de Dios y Jorge Abelardo Ramos, que firmaba sus notas con un seudónimo, Víctor Almagro. Dos deportistas asociaron por entonces sus nombres con el peronismo: ellos fueron el “quíntuple” Juan Manuel Fangio –de relevante fama mundial– y el popular boxeador José María “el Mono” Gatica.

 

El exilio y la Resistencia

   Derrocado por el golpe de septiembre del 55, Perón tomó el camino del exilio. Muchos de los dirigentes fueron presos, otros intentaron acordar con la dictadura y otros tomaron el camino de la resistencia. En la década que culmina con el golpe de Onganía de junio de 1966 el peronismo, proscripto, adoptó diversas caras. En la resistencia militar sobresalen los generales Juan José Valle y Raúl Dermirio Tanco –fusilados por el levantamiento del 9 de junio de 1956 junto a otra veintena de militantes civiles peronistas en Lanús y José León Suárez– y Julio Troxler, sobreviviente de la represión. En la esfera de la política el representante oficioso del justicialismo proscripto, Alejandro Leloir, trabajó junto a Bernardo Alberte, Raúl y Rolando Lagomarsino y John William Cooke, representante de Perón que virará hacia el guevarismo lo mismo que su compañera Alicia Eguren; en las organizaciones de resistencia aparecen Guillermo Patricio Kelly, de la Alianza Libertadora Nacionalista (ALN) y Juan José Iñiguez del Comando de Orientación Revolucionaria (COR). En el peronismo revolucionario y clasista sobresale la figura de Nahuel Moreno –alias de Hugo Bressano, trotskista de Palabra Obrera que hizo “entrismo” en el peronismo junto al dirigente Ángel Bengochea– y Gustavo Rearte, dirigente del Movimiento Peronista Revolucionario, mientras que en el gremialismo combativo Andrés Framini, Armando Cabo y Augusto Timoteo Vandor –el “Lobo”–, máximo dirigente de las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas que se atrevió a postular un “peronismo sin Perón–; en el campo político el llamado “neoperonismo” Delia Parodi, Rodolfo Tecera del Franco, Felipe Sapag y Eloy Camus, y los intelectuales Juan José Hernández Arregui, Hipólito Paz, Arturo Jauretche, Fermín Chávez, varios de ellos formuladores del “revisionimo histórico”, junto al reconocido escritor Leopoldo Marechal, autor de Adán Buenosayres.

De Onganía al Gran Acuerdo Nacional con Lanusse

   Entre 1966 y 1973, aún proscripto el peronismo y bajo sucesivas dictaduras –Onganía, Levingston, Lanusse– el movimiento tuvo como referente decisivo al Líder, recluido en su quinta de Puerta de Hierro de Madrid. Desfilaban por allí dirigentes y contactos de todo tipo y de las más variadas corrientes políticas. Hasta el Cordobazo de mayo del 69 las aguas parecían adormecidas y bajo control, pero desde entonces, la necesidad de que el peronismo volviera a jugar su protagonismo se hizo ostensible. La CGT de los Argentinos, con Raimundo Ongaro, se distancia del vandorismo, mientras José Alonso encarna un gremialismo moderado modelo que –tras su asesinato junto con el de Vandor– continuará José Ignacio Rucci –también asesinado después– dirigente metalúrgico que asumirá el liderazgo de la CGT. En el ala guevarista entra en acción Envar El Kadri con su destacamento guerrillero de Taco Ralo –rápidamente desmantelado–, también algunos hombres provenientes del grupo Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara como Dardo Cabo, quien participa de una toma simbólica de las islas Malvinas en el año 66 y será luego periodista de El Descamisado, publicación de la Juventud Peronista adherida a Montoneros. Entre los grupos de acción destaca también la figura de Norma Kennedy, que desarrolla poder territorial y en lo espiritual y religioso crece la influencia de los curas Carlos Mugica y Jorge Vernazza, como la del seminarista Juan García Elorrio de la revista Cristianismo y Revolución que promueven la “Teología de la Liberación” y el movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM) que captarán para sus filas a Fernando Abal Medina, Mario Eduardo Firmenich, Fernando Vaca Narvaja, Graciela Daleo, Carlos Ramus, Susana Lesgart, Norma Arrostito y José Sabino Navarro de la Juventud Obrera Católica, quienes, desde distintos ámbitos, confluyen como fundadores de Montoneros.

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   Otras expresiones las constituyen el gremialista combativo cordobés Atilio López, el neurocirujano Raúl Matera, el referente popular Roberto “Pajarito” Grabois, el dirigente estudiantil Carlos Kunkel, el periodista Rodolfo Walsh, Jorge Daniel Paladino –primer delegado personal de Perón bajo esa dictadura–, Juan Manuel Abal Medina –a la cabeza del Movimiento Nacional Justicialista–, el escritor e historiador José María Rosa, el dibujante Caloi que suma su pluma desde Las Bases y el cantor, actor y director de cine Leonardo Favio.

De la primavera camporista al invierno del '76

   Uno de los períodos más álgidos de la historia política argentina es la vivida entre 1973 y 1976. Al concluir la dictadura de Alejandro Lanusse, se impone en elecciones el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli) y el 25 de mayo de 1973 asume la presidencia el dentista Héctor Cámpora, bautizado “el Tío” por la JP. Su gobierno dura solo 49 días. Tras los incidentes producidos el 20 de junio en Ezeiza ante el regreso al país de Perón, que cobra la vida de unas quince personas y deja un centenar de heridos de distinta consideración, Cámpora renuncia y es reemplazado por Raúl Lastiri. En nuevas elecciones celebradas el 23 de septiembre se impone por amplio margen la fórmula Perón-Perón y el Líder inicia su tercer período presidencial acompañado por la riojana y ex actriz María Estela Martínez Cartas, conocida como Isabelita, tercera esposa del General. Asumen el 12 de octubre pero Perón morirá el 1° de julio del año siguiente y lo sucederá su viuda. Serios problemas políticos y una severa crisis política –la primera huelga general contra un gobierno peronista en respuesta al “Rodrigazo”– motivarán una licencia de ella de poco más de un mes, de modo que es reemplazada por el presidente del senado Ítalo Argentino Luder. El 17 de octubre de 1975 Isabel retoma sus funciones y ejercerá el mando hasta el golpe del 24 de marzo noche en la que será virtualmente raptada y trasladada en helicóptero con destino incierto.

   Descollan en estos tiempos por demás tempestuosos, el ministro de economía José Ber Gelbard, el de Bienestar Social y secretario privado de Perón, José López Rega, algunos gobernadores como Ricardo Oregón Cano, de Córdoba, Amado Juri, de Tucumán y Oscar Bidegain de Buenos Aires, que a principios del 74 será reemplazado por su vice Victorio Calabró.

 

   En el sector gremial ganan notoriedad, entre otros, Lorenzo Miguel, de la Unión Obrera Metalúrgica, José Rodríguez desde el Smata, Armando Cavallieri de empleados de comercio y el textil Casildo Herreras, ungido a la cabeza de la CGT y célebre por su afirmación hecha desde el Uruguay tras el golpe: “Yo me borré”. En los grupos de acción se hicieron famosos Jorge Osinde, el comisario Alberto Villar –sindicado como jefe operativo de las Tres A hasta su muerte como consecuencia de un atentado–, Julio Yessi de la JPRA, y Alberto Brito Lima del Comando de Organización (CdeO). En el campo político, Benito Llambí en las relaciones exteriores y el ministro Oscar Ivanissevich, Rodolfo Puiggrós, Alberto Ottalagano y Jorge Taiana, en lo educativo. Con la presidencia de Isabel, resaltará un nuevo equipo de ministros con Alberto Rocamora en Interior y Antonio Cafiero y Ángel Federico Robledo entre ellos. Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde, de la izquierda más contumaz del movimiento –el Peronismo de Base de la revista Militancia–, se destacan como defensores de derechos humanos, mientras en la juventud destacan como voceros Rodolfo Galimberti, Miguel Talento y Juan Carlos Dante Gullo. En el mundo del arte y el espectáculo la modelo Chunchuna Villafañe, la actriz y luego cantante Marilina Ross, el actor Norman Brisky, el director de teatro Juan Carlos Gené, Irma Roy y el periodista Osvaldo Papaleo son figuras identificadas con el justicialismo.

De la dictadura a la democracia

   Los “años de plomo” multiplicados desde marzo de 1976 dejaron miles de muertos, desaparecidos, presos y exiliados, la mayoría de ellos adherentes al movimiento peronista. En épocas de política prohibida, los periodistas Miguel Bonasso y Horacio Verbitsky coincidieron en actividades de una agencia de noticias clandestina –ANCLA– motorizada por Montoneros. El ex gobernador del Chaco Deolindo Felipe Bittel surgió como la cara visible del peronismo mientras Saúl Ubaldini emergía desde el gremio cervecero hacia la máxima referencia sindical a la par que Jorge Triaca lideraba el sector opuesto, de mayor conciliación y diálogo con el gobierno. Al comenzar a abrirse las compuertas políticas tras la guerra de Malvinas de 1982 Herminio Iglesias y el ex gobernador catamarqueño Vicente Leonides Saadi, –editor del diario La Voz y dirigente de Intransigencia y Movilización Peronista–, se convirtieron en líderes de respectivas agrupaciones internas.

   El claro triunfo obtenido por Raúl Alfonsín en octubre del 83 postergará las ambiciones del peronismo, que recobrarán vigor al calor de una serie de paros y movilizaciones gremiales impulsadas por Ubaldini y la CGT y, sobre todo, desde 1987 cuando Antonio Cafiero se impone en la gobernación de la provincia de Buenos Aires. La “renovación peronista” puso fin a los llamados “mariscales de la derrota” –en referencia a quienes se señalaba como responsable del fallido resultado de las elecciones de 1983– abriendo paso a nuevas figuras, como el gobernador riojano Carlos Saúl Menem –de buena llegada con el presidente Alfonsín–, Carlos Juárez en Santiago del Estero, José Pedro Riera y, luego, también Julio César Aráoz, en Tucumán, como Ramón Saadi en Catamarca, Carlos Grosso en Capital Federal, el puntano Oraldo Britos, el cordobés José de la Sota, el teniente (retirado) Julián Licastro, el gobernador de Santa Fe José María Vernet, el dirigente del PJ José Humberto Martiarena y los sindicalistas Roberto García, Víctor De Gennaro, Francisco “Barba” Gutiérrez, y la docente Mary Sánchez, principal dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera). La “renovación peronista” producirá las únicas elecciones internas libradas en el movimiento justicialista para nominar su fórmula presidencial. En ellas, Menem derrota a Cafiero y completa su fórmula con el bonaerense Eduardo Alberto Duhalde.

La “generación menemista”

   Carlos Menem gobernará diez años continuados, entre 1989 y 1999. Tras su período inicial de seis años, la reforma constitucional de 1994 lo habilitará a cumplir otro período de cuatro años. Menem tendrá el arte de seducir a figuras provenientes de otros ámbitos e, incluso de otras tradiciones políticas como los liberales seguidores de Álvaro Alsogaray, para que asumieran posiciones en su gobierno. Así su viejo amigo Alberto Kohan, su hermano y anterior dirigente de la UCD, Eduardo Menem, el operador José Luis Manzano, la pedagoga Susana Decibe, los militares carapintadas Aldo Rico y Mohamed Alí Seineldín, como Carlos Corach, Roberto Dromi, Jorge Domínguez, Eduardo Bauzá, Julio Mera Figueroa y Alberto Pierri, el jurista Julio Nazareno, los empresarios Armando Gostanian y Alberto Samid, los periodistas Julio Bárbaro, Jorge Asís y Bernardo Neustadt como el ex locutor Juan Carlos Rousselot, dos académicos reconocidos como los hermanos Guido y Torcuato Di Tella, el gremialista petrolero Diego Ibáñez, el cantante y compositor Ramón “Palito” Ortega, el ex corredor de autos de Fórmula 1 Carlos Reutemann y el motonauta Daniel Scioli.

   También sumaron sus respectivos aportes sindicalistas de larga trayectoria como Oscar Lescano (Luz y Fuerza), José Pedraza (Unión Ferroviaria), Héctor Daer (Sanidad), Hugo Moyano (Camioneros), Luis Barrionuevo (gastronómicos), los gobernadores Ramón Saadi, Juan Carlos Romero, los hermanos puntanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá, el asesor en seguridad Cristian Ritondo, el rutilante y verborrágico ministro de Economía y “padre del modelo” de la convertibilidad Domingo Felipe Cavallo, y, desde luego, el vicepresidente y luego gobernador de Buenos Aires Eduardo Duhalde.

Nuevas búsquedas: transversalidad y kirchnerismo

   El proceso de desnacionalización de la economía, y concentración de la riqueza en pocos grupos empresarios, además de las sospechas sobre un ambiente de corrupción y negociados turbios, así como varios episodios de gravedad como los estallidos en la embajada de Israel, la sede de la AMIA y el arsenal militar de Río Tercero generaron en el electorado la búsqueda de nuevas alternativas. Así fue que la “Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación”, canalizó a un sector de cuadros de trayectoria en el peronismo “progresista” a forjar un acuerdo con la Unión Cívica Radical. De este modo, Carlos “Chacho” Álvarez como vicepresidente de la nación, Patricia Bullrich, como ministra de Trabajo y el cineasta Fernando “Pino” Solanas y Eugenio Zaffaroni en ámbitos legislativos y judiciales, Adriana Puiggrós en educación, Alberto Piccinini en el ámbito gremial, y José Octavio Bordón y Carlos Raimundi –anterior dirigente de la Juventud Radical– en órbitas políticas, entre otros, se sumaron a la nueva propuesta que concluirá en solo dos años en una gravísima crisis económica, política y social motivando grandes manifestaciones de repudio.

   Lo que inició con la renuncia de Chacho Álvarez en 2000, se continuó en octubre de 2001 con un voto repudio y alto abstencionismo y culminó a fines de año con la exigencia de “que se vayan todos”. Tras un año y medio altamente críticos y tres presidentes efímeros –Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Camaño– el presidente Duhalde y su esposa Hilda “Chiche” de Duhalde, aciertan a acomodar un tanto la economía tras la debacle del corralito de De la Rúa y Cavallo. Los acompañan Jorge Remes Lenicov, Horacio De Mendiguren, Ginés González García y, como jefe de gabinete, Alfredo Atanasof a la par que, con la venia del presidente, el cordobés Juan Carlos Maqueda, abogado del PJ egresado de la Universidad Católica de Córdoba, ocupa un sillón como ministro de la Corte Suprema de Justicia.

   Una nueva convocatoria a elecciones nominará al exgobernador de Santa Cruz, Néstor Carlos Kirchner, como nuevo presidente de la nación quien buscará también caminos de horizontalidad y búsqueda de colaboración en integrantes de otros partidos, como lo concretará con Julio Cobos, gobernador radical de Mendoza y el ex presidente del Banco Provincia Martín Lousteau. En la función ejecutiva lo acompañan Roberto Lavagna, Gustavo Béliz, Nilda Garré y Aníbal y Alberto Fernández; algunos gobernadores juegan papeles primordiales, como el pampeano Rubén Marín, los bonaerenses Carlos Ruckauf, Felipe Solá y Daniel Scioli y el sanjuanino José Luis Gioja. El diputado Eduardo Lorenzo, conocido como Borocotó es electo por un partido opositor pero sorprende al hacerse de la banca y “pasarse” al partido oficialista: nace así el verbo “borocotear” para referirse a un tránsfuga. Camino similar seguirá el ex candidato presidencial de la UCR en 2003 Leopoldo Moreau. Tampoco es muy claro el mecanismo de las candidaturas testimoniales como la de Nacha Guevara, Scioli o Sergio Massa, por entonces jefe de gabinete quienes son candidatos “de papel” ya ue anticipan que no asumirán en caso de ser electos.

   En 2007 a Néstor lo sucede en la presidencia su esposa, la ex diputada, convencional y senadora Cristina Fernández mientras, por su lado, el “colorado” Francisco De Narváez –empresario–, el ex presidente de Boca Juniors Mauricio Macri y Felipe Solá –que luego renegará de este acuerdo–, en febrero de 2009 estructuran un grupo que también se identifica inicialmente con el justicialismo

   Durante sus ocho años ejerciendo la presidencia Cristina de Kirchner tendrá dos vicepresidentes: el segundo de ellos Amado Boudou, de pasado estudiantil en la UCeDé y una maestría en el CEMA, de inspiración neoliberal. En los medios ganarán espacio público varios periodistas como Orlando Barone, Carlos Barragán, Sandra Russo y Víctor Hugo Morales, de fuerte compromiso con un tipo de periodismo militante. Algunos políticos emergentes como Guillermo Moreno en el INDEC, Diana Conti, Graciela Camaño, Miguel Ángel Pichetto y el banquero Carlos Heller en ámbitos legislativos, el ministro Axel Kiciloff –luego, gobernador de la provincia de Buenos Aires– el jefe de gabinete Jorge Capitanich, los gobernadores e intendentes del conurbano Juan Manuel Urtubey de Salta, el eterno Gildo Insfrán de Formosa, Sergio Massa del municipio de Tigre –actual presidente de la Cámara de Diputados–, el cordobés Juan Schiaretti, Fernando Espinoza del partido de La Matanza y Martín Insaurralde de Lomas de Zamora. En el ámbito gremial se señalan las figuras de Hugo Yaski, Pablo Micheli y Roberto Baradel, en el de las obras públicas –cruzadas por denuncias de corrupción– Julio De Vido, Lázaro Báez y Ricardo Jaime. En el campo de la seguridad –en consonancia con la aparición del cuerpo del fiscal Alberto Nisman en enero de 2015– ganó relevancia la figura de un ascendente Sergio Berni.

  Especialmente destacable, en el área de la cultura, es la aparición de toda una generación de referentes junto al grupo conocido como “Carta Abierta” –Ernesto Laclau, Mempo Giardinelli, Nicolás Casullo, Horacio González, Juan Sasturain, Dora Barrancos y Ricardo Forster, entre otros. Por último, es importante destacar que en el ámbito de la fe resulta notable –por poco habitual– que el Papa Francisco –Jorge Mario Bargoglio– adhiera de modo público al movimiento justicialista.

   Enlistados entonces, casi 250 protagonistas de la historia del peronismo, tenemos sus nombres propios. Por lógica de la política que recién legitimiza la participación femenina en 1947, más del 80 por ciento de ellos son varones. Sin embargo, también este recorrido destaca que las dos únicas mujeres que ocuparon la primera magistratura del país y la dirigente mujer más importante de nuestra historia –son ellas Evita, Isabel y Cristina–, se cuentan en sus filas. A 75 años del legendario 17 de octubre de 1945, jalón indudable nuestra historia política y social, la Memoria nos convoca una vez más. Esperamos que este racconto facilite también enfrentar los desafíos del futuro, una de las razones de ser de la ciencia histórica.

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