Volvió la liturgia peronista al Congreso, con intendentes, sindicatos y Tinelli

El animador ocupó un placo. Hubo organismos de DDHH y agrupaciones kirchneristas se mostraron en la plaza. Menem se sentó junto a Kicillof, Macri no quiso ir y dos gobernadores faltaron.

Fue un deja vu: desde temprano, la plaza del Congreso se pareció bastante a aquellas de hace cinco o más años, cuando Cristina Kirchner inauguraba las sesiones ordinarias con discursos de varias horas.

La calle Rivadavia era puro kirchnerismo, con banderas de agrupaciones como La Cámpora, Kolina y el Movimiento Unidad Popular (MUP), del ex funcionario Federico Martelli. También del Partido Comunista y el Partido Obrero, aliados de izquierda del gobernante Frente de Todos. Sobre el la cúpula del ex edificio de El Molino se lucían banderas de Cristina y Kicillof firmadas por el "Radical para la victoria" Marcelo Montero. 

Por la avenida Irigoyen se desplazaban los sindicatos como la Uocra, la UOM y mucho UPCN. Una bandera de la CGT se apostaba frente al palacio y hubo globos a lo  alto para marcar presencia de gremios. El centro de la plaza fue dominado por la militancia de intendentes del PJ, que tanto se hicieran sentir durante los años kirchneristas y alguna vez Cristina les pidió cambiar sus insignias por banderas argentinas.

 

Esta vez hubo una fuerte movilización de los alcaldes de Hurlingham (Juan Zabaleta), Almirante Brown (Mariano Cascallares) y La Matanza (Fernando Espinoza). Mario Ischii, de José C. Paz, se hizo ver con varias banderas.

Los militantes quizá no tuvieron la euforia de otras épocas y hasta hubo algunas perlitas como la llegada tardía del Movimiento Evita y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), que tiene a su referente, Juan Carlos Alderete, como diputado oficialista.

 

El recinto también marcó un cambio de ciclo: por primera vez en cuatro años se abrieron las tres bandejas de palcos y se colmaron de invitados pero no hubo cánticos permanentes, como aquellos de La Cámpora en los últimos años de Cristina. Sólo un "Alberto presidente", cuando llegó y cuando se iba. 

 

Como en el acto de asunción de diciembre, la nota de color volvió a darla Marcelo Tinelli, el conductor televisivo más famoso del país, que siguió el discurso desde un placo junto a Malena Galmarini, la presidenta de Aysa y esposa de Sergio Massa. Los acompañaban los intendentes Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Ishii y el sindicalista Carlos Acuña. Varias veces posaron para las seilfes del conductor, con miles de seguidores en Instagram.

 

Los alcaldes tenían otro ventanita de ese primer piso, donde se asomaban Espinoza, Cascallares, Gustavo Menéndez (Merlo) y Fernando Gray (Esteban Echeverría); y había mucha presencia de organismos de derechos humanos. Estela de Carlotto se mantuvo junto al secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla; y a Taty Almeyda.

Los intendentes del PJ. 

 

El ex premio Nóbel Adolfo Pérez Esquivel acompañó a Ángela "Lita" Paolín de Boitano, presidenta de Familiares y Desaparecidos por Razones políticas. Más lejos, siguió el discurso Nora Cortiñas, quien el fin de semana pasado obligó al presidente a aclarar una polémica frase sobre las fuerzas armadas.

 

Como ante el discurso de Guzmán, los empresarios se anotaron con el industrial Miguel Acevedo y el presidente de la Copal Daniel Funes de la Rioja; Marcos Bulgheroni, CEO de Pan American Energy; y Víctor Fera, de Maxiconsumo.  Héctor Daer (Sanidad), Andrés Rodríguez (UPCN),  José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Sergio Sasia (Ferroviarios) y Antonio Caló (UOM) se hacían ver entre los sindicalistas, mientras que Hugo Moyano caminó por los pasillos pero no se mostró mucho más.

 

Los asesores de Alberto también lo siguieron desde el primer piso (Miguel Cuberos, Leandro Santoro, Juan Manuel Olmos y Julián Leunda, entre otros); y, como novedad, hubo embajadores con palco y hasta un traductor para escuchar en vivo. Los diplomáticos argentinos tuvieron su lugar de lujo en el palco del recinto, donde se mostraron Fernando "Pino" Solanas (Unesco) y Alicia Castro, cuyo pliego como representante de Rusia aún no llegó al Senado. 

 

Algunos funcionarios tuvieron que subir hasta la segunda bandeja junto a los fotógrafos como Fernando "Chino" Navarro, secretario de relaciones parlamentarias; y María Victoria Paz, a cargo del Consejo Federal de Políticas Sociales.

 

En el tercero había invitados difícil de identificar aunque varios lograron desplegar una bandera que pedía "cupo para transexuales" en el Estado. En el recinto no hubo la tensión de otros años, porque en ningún momento la oposición repudió palabras del presidente y hasta hubo aplausos.

 

Silvia Lospennato (sentada en el pasillo), Brenda Austin, Karina Banfi y Lorena Matzen celebraron cuando Alberto dijo que las mujeres podían "decidir sobre sus cuerpos" y anunció el proyecto del aborto. Tenían un pañuelo verde, insignia de la lucha por esa ley, que se flameó en muchas bancas del oficialismo porque los repartió antes de la sesión la cordobesa Gabriela Estévez. La única bandera celeste, emblema de los ProVida, lo elevó Dina Rezinovsky, diputada del PRO de la Ciudad de Buenos Aires y fiel de la iglesia evangélica. 

Alberto saluda a Carlos Menem.

La nueva tropa oficialista aplaudió decenas de veces el discurso de Alberto y hasta fue acompañada por la oposición en otros temas como la desclasificación de archivos de la AMIA y la reforma judicial, que se ganó un choque de palmas de Graciela Ocaña. 

Los senadores del frente de Todos volvieron a ubicarse frente al estrado, aplastados como en un colectivo, para no quitarle lugar a sus diputados afines. Sus colegas de la oposición sí se mezclaban entre las bancas y obligaban a los de la Cámara vecina a pedir una silla y ubicarse en las escaleras.   

Los palcos del recinto tuvieron sus ausencias, como la del canciller Felipe Solá, que no pudo estar junto a sus compañeros de Gabinete porque viajó a Montevideo a presenciar la asunción de Luis Lacalle Pou. 

 Carlos Rosenkraz y Elena Highton fueron los únicos jueces de la Corte Suprema presente, pero nunca llegaron Ricardo Lorenzetti, Horacio Rosatti y Juan Carlos Maqueda, en lo que pareció un desplante por la baja a las jubilaciones de jueces aprobada esta semana. 

Banderas sobre la ex confitería El Molino. 

Como era de esperar, Mauricio Macri rechazó la invitación entre los ex presidentes, pero tampoco apareció Eduardo Duhalde, habitual en estos eventos. En diciembre, cuando asumió Alberto, se sentó junto a Carlos Menem, que volvió a decir presente y se mezcló entre los gobernadores. Quedó al lado de Axel Kicillof, quien hasta tuvo que ayudarlo a salir junto a Zulema Menem, su hija y escolta de siempre.

Hubo dos gobernadores que no fueron y ninguno oficialista: el correntino Gustavo Valdés, de la UCR; y la rionegrina Arabela Carreras, quien se había mostrado en la sesión informativa del ministro de Economía Martín Guzmán, pero no quiso viajar este domingo. Después de inaugurar las sesiones de la Ciudad Horacio Rodríguez Larreta fue junto a su vice Diego Santilli; y el jujeño Gerardo Morales llegó temprano y habló en el recinto con sus correligionarios radicales. 

Los mandatarios Sergio Ziliotto (La Pampa), Mariano Arcioni (Chubut), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Alberto Rodríguez Saá (San Luis), Sergio Uñac (San Juan),  Omar Gutiérrez (Neuquén) y Gustavo Bordet (Entre Ríos) siguieron el discurso de Alberto, aplaudieron y varios quedaron hablando afuera del Congreso. Les había quedado algunos temas pendientes. 

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