Cristina se mete en Cultura, reparto de embajadas y la guerra de los despachos

Cristina se mete en Cultura, reparto de embajadas y la guerra de los despachos

La vicepresidenta quiere que Tristán Bauer se quede con el CCK y Tecnópolis. Sergio Massa ordena las oficinas del Congreso.

 

Alberto busca a los gobernadores

La modificación del régimen de retenciones a las exportaciones de soja y granos es la señal de un primer gesto del nuevo gobierno de Alberto Fernández hacia los gobernadores de provincias productoras. La complementa hoy con la reunión que tendrá a media mañana con los gobernadores radicales Gerardo Morales, Rodolfo Suárez y Gustavo Valdés. Debería estar Horacio Rodríguez Larreta, pero se les adelantó la semana anterior para sacarse con Alberto una selfie única, a la que respondió Cristina con el ataque a los privilegios del distrito federal frente a La Matanza, como si esta comuna cayera también bajo el lema TA (Tierra Arrasada).

Es un reconocimiento estridente del Presidente hacia los radicales, porque no se ha reunido aún con la mesa completa de los gobernadores del peronismo y lo hace antes con la oposición. Alberto resolvió el retoque a las retenciones por decreto y evitó que esos reajustes, que consideran modificaciones que no implican un aumento, sino una actualización cambiaria, fueran al Congreso para ser aprobados por ley. Les quitó a los gobernadores de la dimensión de Juan Schiaretti y Omar Perotti la molestia de rechazar a través de sus legisladores, una medida que irrita a sectores del campo con los que los gobernadores no quieren peleas. Las pudo evitar el Gobierno, porque ese retoque lo podría haber explicado con tiempo a las asociaciones del campo, que ahora se ven obligadas a preparar una propuesta alternativa.

Malditos superpoderes

Enviar una ley de retenciones parece marcar también el sendero que quiere el gobierno, que intenta sacar del léxico de la jornada la palabra “superpoderes”. Está contenida en cualquier planteo acerca de “emergencia”, pero ha tomado nota de que la oposición, radicales, macristas, coalición, no dará apoyo a nada que implique delegar facultades extraordinarias en el Ejecutivo. Es el “huevo de la serpiente” insiste Mario Negri, que adelantó su llegada a Buenos Aires para esta noche, a la espera del texto de los proyectos. También la CC rechaza superpoderes.

Como la liga opositora, entiende que el Gobierno tiene facultades para renegociar la deuda, tomar nueva deuda, renegociar tarifas, etc. Temen que una emergencia contenga cláusulas venenosas que amplíen la discrecionalidad del nuevo Ejecutivo, y que reproduzcan las que el Congreso le aprobó en 2002 a Eduardo Duhalde, le dio herramientas de poder que los presidentes usaron a su gusto hasta la derogación en 2016. En las conversaciones del fin de semana, el Gobierno también percibió que el cristinismo extremo tampoco quiere dar pelea por superpoderes que, en todo caso, le sirvan al Presidente para levantar un pedestal que sus propios socios le quieren cortar.

Lo prueba el lenguaje y los modos con los que se tratan en el trío que conduce hoy la cámara, Máximo Kirchner, Mario Negri y Graciela Camaño: ellos son hoy los patrones de la vereda. Cultivaron el romance todo el fin de semana, para que el tratamiento del paquete legislativo tenga quórum y ocurra en tiempos razonables, no a las carreras que cualquier pedido de delegación de facultades se base sobre la necesidad de arreglar problemas, pero con límites a la discrecionalidad.

Tristán, el nuevo pacman del Gabinete

Entrando que estaban Cristina y Alberto al acto de jura de Axel Kicillof en La Plata, la vice musitó, mirando hacia abajo y como si nadie la escuchase: “Tecnópolis y el Néstor Kirchner debajo de Tristán, ¿no?”. Bastó la sugerencia para que el nonato organigrama que había imaginado Gustavo Béliz para el nuevo gobierno tuviera su primer remezón. Esas dos vidrieras del Gobierno, que son la feria Tecnológica y el palacio del ex Correo, migrarán de la jefatura de Gabinete, en donde ya las acariciaba Pepe Albistur - un profesional del show business - hacia el área de Cultura, que manejará Bauer - que es Tristán -, el autor del hit “Tierra arrasada”.

En el decreto-ómnibus que lleva el número 7, esos dos emprendimientos estaban incluidos con los números 25 y 26 como responsabilidades de la oficina de Santiago Cafiero. Habrá que modificarlo. Otro giro de Tristán es ante la revisión del nombre de Luis Puenzo como nuevo director del Instituto del Cine. Parecía número puesto cuando se conoció el resultado electoral, pero entró en la zona de indecisión. El cine es una cuestión presidencial en la Argentina. Agustina Macri es una celebrada directora, autora de “Soledad”, descarnado filme sobre una joven anarquista, con libro de Martín Caparrós, y fue asistente de dirección de Oliver Stone, en “Snowden”. Florencia Kirchner incursionó en la industria de la mano del “Topo” Devoto, publicista de cabecera de Cristina, en filmes de ficción surreal como “Kirchner, el documental” (asistente de dirección), o “El camino de Santiago” (coguionista).

La designación de Puenzo, el hombre del Oscar por “La historia oficial” está en duda, porque el sector de los topos acaricia la suculenta caja del INCAA, que es más importante que de la del ministerio de Cultura. Aquí arbitrará Cristina, cuyo calor ampara a los todos anti Puenzo, aunque sabe que éste es amigo de Oliver Stone, que la admira y vino a filmarla. En estos dilemas del poder y el show business, el cholulismo también decide cosas. Y Cristina es cholula, una de sus condiciones positivas. Tampoco olvidéis que Tristán es un nombre fetiche del peronismo K. En algunos círculos cristinistas es un apelativo inspirador porque fue uno de los apodos de Néstor por su semejanza con el actor Díaz Ocampo, estrella de la revista.

Gabinete en estado gaseoso 

El episodio es uno más del tumultuoso debut del nuevo gobierno, fruto de la negativa del equipo de Alberto de prestarse a una transición conversada con la burocracia macrista. Esa falta de amortiguador entre los equipos entrante y saliente ha demorado la asunción de funcionarios que tienen designaciones de palabra, pero que no tienen presupuesto para pagarles el sueldo, ni reglas para medirles sus responsabilidades.

Los pícaros atribuyen la improvisación a la intención del albertismo de levantarle espuma a la consigna de la “tierra arrasada”. Otros a que Béliz, responsable con Vilma Ibarra de ese decretazo, hace tiempo que no agarraba la lapicera, ya que su experiencia como administrador público se quedó en los ‘90, cuando era secretario de la función pública de Carlos Menem. Para ilustrarlo y que se entienda, es un hombre del Windows 3 que tiene que resolver problemas del Windows 10. Entre esos deslices figuran funcionarios como Daniel Filmus, que siendo diputado aún, se sentó en la mesa de la Cancillería junto a Felipe Solá el miércoles pasado, para recibir a la fina baronesa Gloria Hooper, miembro del Grupo de Amistad Parlamentaria con Latinoamérica, que vino al país a la asunción presidencial.

Embajada en el Vaticano, pegó en el palo y salió para afuera

Del viaje al Vaticano de la primera dama puede venir alguna sugerencia papal para reemplazarlo a Rogelio Pfirter, seguramente en la persona de un profesional de la diplomacia, que es lo que siempre pidió Francisco después de la experiencia de los embajadores políticos. En los papeles preliminares había una candidata del Instituto Patria, María del Carmen Squeff, que supo estar en París antes que Jorge Faurie, y que se ha caracterizado como una heroína de la profesión. El gobierno de Macri la envió como embajadora a Nigeria, y sufrió mucho en su salud por la pandemias de aquellas comarcas irredentas. Cuando escuchó la oferta vaticana, la resignó. Prefiere secundar al secretario de Relaciones Comerciales Internacionales Jorge Neme, una estrella de la cooperación que acercó el gobernador Manzur, no sin forcejeos. Estaba nominado para México el exministro y legislador Carlos Tomada, pero reapareció como candidato a reemplazarlo a Bordón en Santiago.

México es un destino espinoso, porque es el modelo de la relación que quiere EE.UU. con el resto del continente. Prueba es el tratado que firmarán con Canadá, que blinda el eje norteamericano en la puja comercial con China y Europa. Estos tratados hoy son, en realidad, acuerdos internacionales de derechos laborales. Una expertise de Tomada. México pesa mucho en el protocolo de la política exterior, porque es sede de ese PAMI del tercerismo continental que es el Grupo de Puebla, y el Gobierno se está dando cuenta de que AMLO (como llaman los cursis al presidente López Obrador) le da menos importancia de lo que se cree. También se ha enterado de que, aunque le fijó un sueldo, nunca recibió a Evo Morales, vecino hoy de Buenos Aires.

Los leones veganos en acción

Entre estos cambios habrá que explicar algunos por la homonimia de los candidatos. El exdiputado radical Carlos Alberto Raimundi reemplazará al saliente Guillermo Daniel Raimondi en la OEA. Más allá de los confirmados (Alberto Iribarne al Uruguay, Jorge Argüello a Washington) hay sobrevuelo de fortalezas aéreas sobre alguna embajadas. Por ejemplo, hay quienes esperan a Eduardo Duhalde como representante en España. El expresidente es un viajero frecuente a la madre patria, conoce y ama la residencia del embajador en la calle Fernando El Santo porque ha sido huésped de Ramón Puerta. Tiene una cátedra en la universidad Camilo José Cela, la que alberga como invitado a Alberto, y lo graduó en algo a Facundo Moyano.

Para París está mencionado Juan Archibaldo Lanús, que hasta ahora integra el consejo de exdiplomáticos que asesora a Solá, bautizado “Los leones veganos”. Lo integran, además de Lanús, Federico Mirré, Juan Carlos Olima, Victorio Tachetti, José Gutiérrez Maxwell y Hernán Patiño Mayer. Este grupo viene criticando medidas del gobierno anterior, pero ahora se reencarna como un grupo formal de asesores de la cancillería. La elección de otro león vegano como Pino para la Unesco, es un premio para quien “se pasó a último momento con nosotros” – palabras de Cristina.

Le abre el camino a Eduardo Valdés, armador de este gobierno peronista y que levanta los brazos como unas aspas locas (”Hago girar mis brazos como dos aspas locas... /en la noche toda ella de metales azules.”, Pablo Neruda, “El hondero entusiasta”, poema), porque no ha jurado nada hasta ahora y lo mantienen en el purgatorio del Parlasur. Cristina lo quiere diputado, como quiso que fuera Alicia Castro a la ONU. La bajó Alberto, que busca otro perfil para esa representación. Merodea Rodolfo Gil, exrepresentante en la OEA y una de las almohadas de Roberto Lavagna. Puede ser prenda de otro acuerdo con el economista. Lo presumen algunos, porque también está en lista de espera Carlos Hourbeigt, ex director de la Comisión de Valores, entornista de Lavagna y que puede sumarse a la nómina que encabeza Marco, como jefe del Indec.

Una de las vacantes abiertas para la gente de la cultura es la dirección respectiva de la Cancillería. La ofrecieron a Bernarda Llorente, productora de TV y esposa del senador Jorge Taiana. Prefirió ser presidente de Télam. La silla está esperando después de que haya dudado un escritor. De paso, Taiana presidirá la comisión de Relaciones Exteriores en el Senado, que puede convertirse en una cancillería paralela por la buena relación que tiene con Solá.

Es la hora de Massa como broker inmobiliario. Tiene que consolar a todos en la pelea de los diputados nuevos y viejos por mejores despachos y zonas premium. Filmus tiene dos oficinas en el Congreso y por las dudas conserva hasta que le salga el nombramiento: la que viene de recibir de Diego Bossio en una zona emblemática del tercer piso del palacio y la otra, en el edificio Anexo, que para los diputados es como la clase Económica. Está en uno de los espacios más activos, porque allí conspiraban los economistas del peronismo federal cuando negociaban leyes con el gobierno de Macri, bajo la coordinación de Bossio y de Marco Lavagna, hoy en otras querencias. A pocos metros, tiene su búnker Graciela Camaño, jefa del bloque de 10 independientes del oficialismo y la oposición, que será la bisagra de decisiones clave en los primeros meses de la nueva legislatura.

Enfrente, está el despacho que en pocas horas pasó por cuatro manos. (1) Había sido de Nicolás Massot, que era jefe del bloque Pro. (2) Se lo dejó a Álvaro González, quien lo reemplazó cuando tomó licencia para irse a Yale y hasta el 10 de diciembre. Casi no lo usó, porque Álvaro tiene algo mejor en un edificio frente al palacio, donde hay más salones y más privacidad. Es el mismo edifico tiene un piso otra estrella del nuevo Congreso, Maxi Ferraro, presidente del bloque de la Coalición, que espera esta semana la presencia de Elisa Carrió. Estará en la sesión del miércoles, en donde se tratará el pedido del Gobierno de superpoderes para manejar la economía. Superpoderes es mala palabra para Carrió, que se peleó con la Alianza a la que pertenecía en el año 2001, porque las pedía Domingo Cavallo. Volviendo a la oficina de Massot, (3) pasó al neo diputado Sebastián García de Luca, del grupo Monzó, Cambiemos críticos. En las refriegas por la ocupación de despachos, debió a su vez dejarla, porque la presidencia del bloque Pro se confirmó para (4) Cristian Ritondo. Lo merece el ex ministro de seguridad porque es un despacho regio, con varios salones y un privilegio de pocos y que codician muchos, un baño.

Hubo un intento de asonada de José Luis Gioja, a quien le reconocen la necesidad de contar con esas facilidades cerca, pero no al punto de dejarlo a Ritondo sin alojamiento. Intervino Massa, broker inmobiliario de la Cámara y le confirmó esa oficina a Ritondo. Gioja merece un mejor trato, porque no le dan nada. Imaginó que podía disputarle la presidencia de la cámara a Massa. Pide desde el 28 de octubre, en vano, que un miembro de su familia, Juan Carlos Gioja, sea designado como embajador en Chile. Pero nada.

Comentá la nota