Se arma el albertismo en Diputados y pide quitarle lugares a La Cámpora

Se arma el albertismo en Diputados y pide quitarle lugares a La Cámpora

El presidente llevó a diputados afines a Chile. Manzur contiene a los cercanos con los gobernadores. Penacca, en la mira.

Alberto Fernández parece decidido a profundizar su enfrentamiento con Máximo Kirchner y empezó a armar un grupo de diputados fieles que lo ayuden a neutralizar lo que se insinúa como una oposición cada vez más frontal a sus iniciativas desde el nuevo sub bloque disimulado de "La Cámpora Ampliada", que está construyendo el hijo de la vicepresidenta.

Como primera expresión pública de sus intenciones, Alberto se llevó a cuatro diputados a la asunción del presidente de Chile, Gabriel Boric, quienes le reclamaron que borre a los kirchneristas de lugares decisivos del Congreso si quiere tratar alguna ley. 

A la delegación se sumaron la entrerriana Carolina Gaillard, cercana al gobernador Gustavo Bordet; los bonaerenses Leonardo Grosso y Victoria Tolosa Paz y la mendocina Liliana Paponet.

Todos juegan para el presidente en su interna con el kirchnerismo. Bordet es tal vez el gobernador más albertizado, por su mala convivencia con La Cámpora local y algunos roces con el ministro del Interior Eduardo "Wado" de Pedro.  

"Valdés quiere desplazar a La Cámpora de la estratégica Secretaría Administrativa de la Cámara de Diputados que está a cargo de Rodra Rodríguez. Propone para esa posición a Fernando Melillo a quien conoce del viejo PJ porteño de Carlos Grosso, o alguno de sus colaboradores que lo iban a acompañar en la fallida Secretaría de Resiliencia".

Desde noviembre frecuenta la Casa Rosada junto al senador Edgardo Kueider, encargado de presionar por el acuerdo con el FMI en el bloque del Frente de Todos de la Cámara alta. Le costó algunos cruces con el jefe de bloque, José Mayans, a quien Alberto recibió en su despacho la semana pasada para hacer las paces. Charlaron por más de dos horas. 

Kueider amenazó en octubre con romper el bloque, repitió la advertencia hace un mes, pero Alberto le pidió que por ahora no saque los pies del plato y en tal caso se haga escuchar en las reuniones. 

Grosso proviene del Movimiento Evita, una organización aliada al Gobierno y enfrentada a La Cámpora, con funcionarios de peso como el enlace parlamentario Fernando "Chino" Navarro, de diálogo cotidiano con el presidente. Tolosa Paz pertenece al pequeño grupo de albertistas puros, donde se anotan Eduardo Valdés, Leandro Santoro y no muchos más. 

Valdés quiere  desplazar a La Cámpora de la estratégica Secretaría Administrativa de la Cámara de Diputados que está a cargo de Rodra Rodríguez. Propone para esa posición a Fernando Melillo a quien conoce del viejo PJ porteño de Carlos Grosso, o alguno de sus colaboradores que lo iban a acompañar en la fallida Secretaría de Resiliencia que armó Juan Manzur y fue disuelta el mismo día de su creación.

Paponet tiene de jefes políticos a los hermanos Félix, el intendente de San Rafael Emir y el ex diputado Omar, rivales en el PJ mendocino de la senadora kirchnerista Anabel Fernández Sagasti.

En Chile, los diputados repasaron con Alberto los detalles de la sesión del pasado jueves, en la que se aprobó el acuerdo con el FMI con más votos de la oposición que del Frente de Todos, que tuvo 42 desertores. 35 fueron identificados por Máximo Kirchner como propios, en un comunicado enviado segundos después de la votación. Ya se los llama "La Cámpora ampliada". 

"Máximo tiene 35 diputados fieles, la tercera parte del bloque oficialista y más que la UCR. Sin ellos, Alberto sólo puede tener leyes si así lo quiere la mesa de Juntos por el Cambio, en la que se hacen oír Mauricio Macri y Patricia Bullrich". 

Fuentes de la delegación que viajó a Chile contaron a LPO que los diputados invitados señalaron que será difícil agilizar el tratamiento de leyes si el kirchnerismo mantiene lugares de poder en el bloque. 

Apuntaron a Paula Penacca, secretaria Parlamentaria, el cargo más relevante después de la jefatura, porque tiene la función de chequear presencias en las sesiones y negociar la agenda con la oposición. No dejó de ejercerlo con la llegada de Germán Martínez al sillón que ocupaba Máximo.

Panacca se cruzó por Twitter con Tolosa Paz la mañana del día en que el hijo de la vicepresidenta renunció a presidir el bloque, los diputados creían que se iría con él, pero se quedó y ejerce.  Los jefes de Juntos por el Cambio hablaron con ella para coordinar los lugares en las comisiones, pero las negociaciones nunca avanzaron. 

Los albertistas quedaron heridos porque imaginaban que serían menos los diputados del Frente de Todos que no votarían el acuerdo: los calculaban en no más de 30. Además, creían que habría más abstenciones que rechazos y fue al revés, tal vez por la certeza de que la ley sería sancionada con respaldo opositor.

Los 35 votos de Máximo, un tercio del Frente de Todos, serán claves en cada sesión. Son más que el bloque UCR de Mario Negri, que junta 32, y la semana pasada fueron arreados por Gerardo Morales para acompañar el acuerdo. 

De esta manera, sin diálogo con el jefe de La Cámpora, Alberto sólo podrá avanzar con leyes si así lo quiere la mesa de partidos de Juntos por el Cambio, en la que Mauricio Macri y Patricia Bullrich suman intransigencia.

Tampoco será fácil excluir a los camporistas de todas las comisiones que se vayan conformando, como hizo Massa en la de Finanzas. Y con que uno de ellos integre alguna, tendrá la llave del quórum y del dictamen de mayoría.  

El resto de los diputados del Frente de Todos son por lo general cercanos a los gobernadores peronistas y tienen como enlace con el Gobierno al jefe de Gabinete, Juan Manzur. La sanción de la ley regresó a escena a Manzur, quien fue a pedir el voto a cada reunión de Comisión

Cristina y Máximo se preocuparon por garantizar el rechazo de los diputados bonaerenses, como el ex ministro de Salud, Daniel Gollán, Agustina Propato (la esposa de Sergio Berni) y María Rosa Martínez, entre otros.

Massa tendrá la tarea nada fácil de unir las partes cuando sea necesario. Durante las negociaciones por el acuerdo con el FMI, demostró que puede hablar con Alberto, mantener diálogo con los Kirchner (Máximo fue a su despacho y Cristina lo llamó varias veces) y negociar con Morales. Tal vez sea la única alternativa de aprobar una ley.  Nadie ve otra. 

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