Cederá lugares en el Gabinete para afianzar la sociedad con el PRO. Agenda reformista con los gobernadores. Qué le piden. La pelea Francos-Caputo, de fondo.
Por Mauricio Cantando.
No va más: cualquier referente del Gobierno, con base en la Casa Rosada o en el Congreso, piensa que ni la mejor ayuda económica de Estados Unidos servirá si las derrotas legislativas semanales del oficialismo no terminan el 10 de diciembre. Para frenarlas, Javier Milei habilitó negociar un acuerdo perdurable con la vieja oposición dialoguista.
El primer paso será sellar la paz duradera con Mauricio Macri. El segundo y principal, es coordinar una agenda con los gobernadores no peronistas. Las gestiones las lideran el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el ministro del Interior, Lisandro Catalán, y los Menem (Lule y Martín), representantes de Karina Milei. El asesor Santiago Caputo sigue el mismo rumbo, aunque no coordina acciones con este trío, que le exige asumir un cargo formal y tener firma para hablar.
Las negociaciones se aceleraron y tendrán su punto cúlmine en noviembre. Milei parece más ansioso por cerrar este acuerdo legislativo que por el resultado de las elecciones, que será mucho peor al que se esperaba hace unos meses.
Hay un concurso de guionistas en la Casa Rosada para evitar que el 26-O se convierta en otro drama libertario por cadena nacional. La única narrativa que atrae a la plana mayor del Gobierno es festejar ser la fuerza más votada del país, un resultado inevitable porque La Libertad Avanza enfrentará, en cada provincia, a sellos distintos.
Guillermo Francos y Lisandro Catalán, durante la apertura de sesiones que trata Garrahan y Universidades.
Muchos libertarios que participan de la estrategia electoral dudan de la eficacia de un truco discursivo tan infantil. “¿Y si algún diario titula que perdimos en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba? ¿Lo vamos a desmentir?”, se preguntan. Lo curioso es que en las legislativas de 2009, Elisa Carrió usó los mismos criterios para vender una victoria nacional de su frente nacional y ni sus mejores amigos la tomaron en cuenta.
Para los factores de poder, el resultado electoral será que la mayoría de los gobernadores ganaron en sus provincias, aliados o no a La Libertad Avanza. El salteño Gustavo Sáenz y el rionegrino Alberto Weretilneck son los únicos que no tienen chances de festejar. El resto quedará fortalecido para negociar con Milei.
Los retos de Javier Milei
El primer desafío del nuevo acuerdo de gobernabilidad de Milei es afianzar una sociedad con el PRO y reclutar, esta vez de forma permanente, al puñado de outsiders con escaños hasta 2027, que en su mayoría es de la UCR. Sólo con estos aliados, La Libertad Avanza garantizará un tercio en algún recinto para blindar vetos.
Es un objetivo mínimo pero indispensable. Sólo si lo logra, la Casa Rosada iniciará la negociación con los gobernadores para tratar una agenda de proyectos y sellar un pacto de no agresión hasta 2027. Así, Milei puede llegar ese año con alguna chance de ir por la reelección. El plan comienza con una reforma tributaria y otra laboral. Si prosperan, el Presidente evaluará cambios al sistema previsional, que sólo considera posibles si hay más aportantes.
Milei no se las hace fácil al trío Francos-Catalán-Menem: si en la negociación del Presupuesto 2026, que empieza el martes, no acepta que debe cumplir leyes vigentes y reasignar partidas, no hay pacto posible con las provincias. Los funcionarios se tienen fe: le dirán a los mandatarios que no pueden dejar pasar la oportunidad de tener leyes que necesitan. No habrá otro Presidente capaz de afrontar todos los costos.
Javier Milei y los gobernadores en la firma del Pacto de Mayo
La decisión de ignorar al Congreso que tomó Milei en marzo, luego de conseguir aval para renegociar con el FMI, quedará en la historia de las presidencias como un error grosero que nadie más debería repetir. Le propinó al libertario la debilidad política que impide una gestión económica.
La impericia de LLA consolidó mayorías opositoras en ambas cámaras, que coordinaron cada semana cómo correrle el arco con alguna ley. Viejos enemigos, que hasta se habían cruzado en Tribunales, se encontraron en grupos de chats: conversan, negocian, se pelean y se reconcilian. Milei lo hizo. Fue así que los primeros síntomas de agotamiento del ciclo económico llegaron con una oposición empoderada, con armas para golpear.
Algunos legisladores mantienen línea con las negociaciones de Washington y aseguran que una exigencia para que prospere el swap es que el Presidente no ignore el sistema republicano federal. Sostienen que la cumbre Milei-Macri es una respuesta a exigencias. El relato libertario choca con un límite higiénico: el Presidente quedó preso de las ratas, como define a quienes ocupan bancas en el Congreso.
Francos vs. Caputo
La interna del Gabinete no es otra cosa que una búsqueda de culpables. Nadie quiere ser acusado de haber contribuido a que Milei sea el Presidente con peores resultados legislativos de la historia argentina.
Para evitar ese mote, Santiago Caputo se esforzó el miércoles por filtrar con sus secuaces de las redes sociales una presunta participación suya para evitar la sanción del proyecto que bloquea decretos presidenciales. El Senado lo convertirá en ley, tal vez el jueves, pero en Diputados hay número para resistir un veto, porque los gobernadores no quieren romper relaciones con Milei por un tema que no implica recursos.
Francos se ríe de las travesuras del asesor, pero no las deja pasar. Fue a un streaming a pedirle que, si quiere incidir en la agenda de Milei, asuma un cargo y firme expedientes. A su manera, lo acusó de cobarde. En Las Fuerzas del Cielo no descartan que el exasesor de Jaime Durán Barba salga de la cueva: hablan de un nuevo ministerio para él en diciembre.
Francos no le perdona a Caputo los problemas que le provocó en el Congreso y en la Justicia por la no aplicación de la emergencia en Discapacidad: el jefe de Gabinete fue denunciado penalmente. Quiere evitar que la historia se repita con las otras leyes ratificadas que Milei no está dispuesto a aplicar: la emergencia en pediatría y el refuerzo al presupuesto en universidad.
Los pedidos de Macri
La tarea de recrear una alianza legislativa no es fácil porque el escándalo de José Luis Espert hizo daño y La Libertad Avanza cayó en las encuestas en todas las provincias.
Macri se relame. Guillermo Dietrich ya reclutó un equipo para desembarcar en un eventual Ministerio de Transporte. Encargó un estudio sobre la ejecución presupuestaria. Federico Pinedo, sherpa del G20, desmiente a los diplomáticos que se cruza sobre que vaya a ser el próximo canciller.
Mauricio Macri y Guillermo Dietrich, el armador en Córdoba.
Seguridad tendrá otro jefe amarillo. Suena el marplatense Guillermo Montenegro, aunque Macri podría exigir a alguien que le reporte sin pedir condiciones. Francos, que en 2023 le impidió al expresidente sumar casilleros en el Gabinete, ahora está dispuesto a abrirle el juego. Sabe que lo necesita.
Macri sube su precio. Intenta fortalecer sus bloques en el Congreso para presionar. Repite que el 26-0 empieza otra historia y ya no será testigo. Con el Gobierno en baja, nadie en el PRO amaga con fugarse. Ni siquiera Patricia Bullrich, que se afilió a LLA, confirma que integrará una bancada violeta cuando asuma en el Senado.
Las negociaciones con el radicalismo residual están en pañales. Incluyen una oferta para que el diputado Rodrigo De Loredo sea ministro de Defensa, en lugar del candidato Luis Petri. Para los sin tierra también hay plata. Esta semana, Menem trató de reconstruir su relación con el diputado Emilio Monzó: lo recibió en su despacho y aceptó negociar para que sea miembro de la Auditoría General de la Nación (AGN). Sólo así el riojano puede acercar posiciones con el diputado Nicolás Massot, con mandato hasta 2027 y posible brazo operativo del bloque Provincias Unidas.
La AGN, moneda de cambio
Monzó, que tiene mandato hasta el 10 de diciembre, pide que los auditores se elijan en la sesión prevista para el 12 de noviembre, cuando se votará el Presupuesto 2026, que luego el Senado sancionará antes de fin de ese mes.
UP tendrá una silla en la AGN, aunque pretenda dos. La restante es el problema: LLA la quiere para Santiago Viola (el apoderado nacional del partido), pero debería dársela al PRO, que propuso a Jorge Triaca. ¿Y si el exministro de Trabajo cede ese lugar y toma un cargo en el Gabinete? Es una opción.
Menem, que por estos días pasa más tiempo en la Casa Rosada que en el Congreso, intenta ser reelecto como presidente de la Cámara de Diputados, pero está dispuesto a tomar cualquier camino que garantice una coalición de Gobierno.
Martín Menem, después de saludar a Emilio Monzó, Florencio Ranzazzo y Miguel Ángel Pichetto.
Para llegar a ese objetivo, Milei necesita atraer a los gobernadores no peronistas. Francos tomó la tarea, a través del marchitado Consejo de Mayo, ese foro que se abrió hace más de un año y hasta ahora tiene menos resultados que el fallido Consejo Económico y Social de Alberto Fernández.
El gobernador mendocino Alfredo Cornejo (UCR) es el capitán y colabora con Francos en la redacción de las reformas laborales y tributarias que ingresarán en diciembre por Diputados.
El ministro coordinador tiene una a favor: casi ningún mandatario discute la necesidad de cambiar la legislación laboral. Tal vez el debate sirva para aislar al bonaerense Axel Kicillof. Un nuevo esquema tributario sí será complejo, porque Milei deberá largar fondos que las provincias reclaman y que hoy le permiten festejar el superávit.
A fin de enero, a más tardar, Milei espera las primeras reuniones de comisiones en Diputados. Está dispuesto a ceder en los textos originales para tener leyes en los primeros meses del año que viene. Claro que, para ese entonces, será clave el destino de la negociación del Presupuesto.
Si el Presidente insiste en no atender las urgencias de las provincias, no hay Pacto de Mayo posible y el swap de Estados Unidos quedará en una mera promesa. Encastrar todos esos elementos se convirtió en un trabajo de orfebrería que ningún funcionario sabe si puede lograr. El que lo consiga, habrá logrado sostener a Milei.
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