Intentan que haya primarias en el peronismo bonaerense

Intentan que haya primarias en el peronismo bonaerense

El kirchnerismo, liderado por Máximo Kirchner, se reunió con 12 intendentes; fue Insaurralde, que había estado con Randazzo

 

Cuando faltan 50 días para el cierre de listas, el tablero político del peronismo bonaerense parece electrificado: las fichas se mueven de un lado a otro, casi a diario. Un día después del primer encuentro de la mesa de campaña de Florencio Randazzo, el cristinismo hizo anteanoche una demostración de fuerza al consolidar su acuerdo con un grupo importante de intendentes.

Con Máximo Kirchner a la cabeza, las principales figuras de La Cámpora recibieron en la casa de Juan Cabandié a doce jefes comunales de peso, con los que se avanzó en la formalización de un espacio de cara a las elecciones. El anfitrión los recibió con asado, vacío, chorizos y morcillas. El denominador común del grupo es que todos reconocen la conducción de Cristina. El dato saliente, la presencia de Martín Insaurralde, quien confirmó así su alejamiento del Grupo Esmeralda, principal puntal de la postulación de Randazzo.

Como si fuera poca novedad, el intendente de Lomas de Zamora almorzó ayer con el ex ministro del Interior. ¿Volvió a cambiar de vereda? ¿Es un doble agente? Nada de eso. Cada vez más cómodo cerca de Máximo Kirchner pero con buena relación con Randazzo, Insaurralde puso en marcha la primera gestión seria para establecer reglas claras que permitan llevar adelante una disputa interna entre los dos sectores enfrentados en el PJ.

"Si va a haber unas PASO, tiene que haber un marco de garantía para un proyecto común", explicaron en el bando más cercano a Cristina. Uno de los intendentes dijo a LA NACION que todavía no todos creen que el ex ministro vaya a concretar los planes electorales que dejó trascender. "Está amagando para subirse el precio", analizó. Para el sector cristinista, lo ideal sería que no hubiera PASO y que las candidaturas se definieran por consenso. En el bando randazzista descartan esa posibilidad.

La gestión de Insaurralde, a quien se menciona como posible cabeza de lista en caso de que Cristina Kirchner decida no postularse, apunta a evitar que las eventuales elecciones internas terminen en un desangramiento, como pasó en 2015, en la pelea entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez. "El objetivo es ganarle al Gobierno y para eso, como frente, tenemos que sacar en octubre más votos que en agosto", explicaron a LA NACION en Lomas de Zamora.

Sin embargo, y aunque la ley garantiza la competencia interna, falta mucha conversación política para que sean viables unas PASO entre el cristinismo y Randazzo. En la casa de Cabandié se definió como objetivo elaborar listas homogéneas, en las que no haya riesgos de fuga poselectorales, como las que ocurrieron el año pasado, después de la derrota de 2015. Hubo acuerdo sobre el eje de la campaña: la crisis económica. "Se trazó un panorama desolador en la provincia. Todos venían con datos de cierre de comercios y caída en los permisos de construcción", contó uno de los presentes.

Además de Máximo, Insaurralde y Cabandié, participaron los intendentes Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Ariel Sujarchuck (Escobar), Francisco Echarren (Castelli), Verónica Magario (La Matanza), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada), Pablo Zurro (Pehuajó), Juan Ustarroz (Mercedes), Walter Festa (Moreno) y Gustavo Menéndez (Merlo); los diputados Eduardo De Pedro y Andrés Larroque, y el presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza.

En la otra vereda, donde conviven Fernando "Chino" Navarro, Julián Domínguez, Juan Manuel Abal Medina y los intendentes Juan Zavaleta (Hurlingham), Gabriel Katopodis (San Martín) y Eduardo Bucca (Bolívar), también avanzaron en el armado. Randazzo recibió por separado a siete intendentes de las 6» sección electoral y a 14 legisladores de la provincia de Buenos Aires.

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