El peronismo prepara una "selección sub 40" para las elecciones y busca saldar las discusiones internas

El peronismo prepara una

La mesa chica del Frente de Todos define los nombres y mira la interna de Juntos por el Cambio. ¿Quiénes son los posibles candidatos?.

Por: Nicolás Poggi.

Si bien en el Gobierno reconocen que el tema electoral está “frío”, el peronismo comienza a poner en marcha la maquinaria rumbo a las legislativas. El presidente Alberto Fernández está enfocado, de todos modos, en acelerar el plan de vacunación y reactivar la economía, lo que permitirá afrontar las urnas en mejores condiciones después de dos años caóticos de pandemia. Pero claro que, antes de hablar de nombres, el Frente de Todos debe ponerse de acuerdo en varios aspectos que bullen dentro de la coalición y que están relacionados con esos objetivos de corto plazo.

La unidad no está en duda; lo que sí lo está es que las decisiones de corte electoral se tomen de manera “asamblearia” o por consenso. El kirchnerismo, como dueño de los votos del conurbano a partir de la ascendencia de Cristina, será la facción del frente que no podrá quedar disconforme en ninguna negociación. Después de todo, el “albertismo” nunca se conformó y los planes del propio Presidente de “institucionalizar” el Frente de Todos, en la misma línea del Frente Amplio uruguayo, quedaron en stand by.

Para la provincia de Buenos Aires se advierte, eso sí, una dinámica muy similar a las estrategias desplegadas por el peronismo en las elecciones de medio término de 2013 y 2017; el kirchnerismo perdió en esos dos años. Un grupo de dirigentes jóvenes, sub 40, con experiencia legislativa o en cargos de relevancia en el Poder Ejecutivo, serían los encargados de representar al Gobierno en las urnas. Una suerte de “Grupo Callao” fusionado con el Instituto Patria.

Las PASO en la mira

El corrimiento del calendario electoral por la pandemia fijó las PASO el 14 de septiembre y las elecciones generales el 14 de noviembre, lo que ubicó la fecha del cierre de listas -la jornada frenética para la política- el 24 de julio. Una mayor cantidad de centros de votación y menos mesas por escuela, filas al exterior, horarios diferenciados para las personas de riesgo y la posibilidad de que las autoridades de mesa estén vacunadas son algunas de las medidas en estudio por el Ministerio de Interior y la Cámara Nacional Electoral.

El comando de campaña del peronismo empezó a reunirse los lunes en La Plata, en la continuidad de una serie de encuentros reservados que se hacían en Olivos. En la capital bonaerense, el gobernador Axel Kicillof recibe al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; el jefe de La Cámpora, Máximo Kirchner; el jefe de gabinete, Santiago Cafiero; el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro; el ministro provincial de Desarrollo para la Comunidad, Andrés “Cuervo” Larroque, y el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, entre otros.

La danza de nombres para eventuales candidaturas en la provincia va desde Victoria Tolosa Paz y Fernanda Raverta hasta el propio Daniel Scioli, aunque desde su entorno aseguran ante A24.com que está “cómodo” en la Embajada en Brasil. También podría haber salidas “elegantes” para ministros que estén desgastados. Otro que podría volver a probarse las ropas de candidato es Insaurralde, principal socio de Máximo en el Conurbano y aspirante permanente a la gobernación. Máximo, por su parte, espera asumir en el PJ Bonaerense en diciembre, después de las elecciones. ¿Será el mismo peronismo?

Las candidaturas en la Ciudad

En la Ciudad, mientras tanto, la discusión por las listas también se da de manera silenciosa. Víctor Santa María asumió recientemente al frente del congreso del PJ porteño, un partido que tiene hoy como presidente al camporista Mariano Recalde. Un sector del peronismo de la Capital empezó a agitar la candidatura del radical K Leandro Santoro, amigo personal y asesor de Alberto. Es sabido que Santa María no soporta a Santoro a punto tal que lo tiene vedado en distintos ámbitos. ¿Cómo se resolverá ese entuerto?

En cualquier decisión del peronismo influyen, igualmente, los movimientos que se produzcan en la vereda de enfrente, donde Eilsa Carrió, María Eugenia Vidal, Diego Santilli, Jorge Macri y Patricia Bullrich pujan por las postulaciones de Juntos por el Cambio a un lado y otro de la General Paz. Las legislativas son elecciones distritales pero los resultados de la provincia de Buenos Aires se miran como la antesala del recambio presidencial. La conurbanización de la política sin pudores.

Como sea, los comensales selectos de las reuniones en La Plata son los representantes de cada una de las patas del Frente de Todos. Los mismos que deberán hacer que sus filas se pongan de acuerdo sobre distintos temas de la gestión antes de terminar afectando el armado (y la campaña) electoral.

IFE: ¿Sí o no?

Uno de los puntos más álgidos de discusión dentro de la coalición de gobierno es la posibilidad del retorno del IFE para los sectores más afectados por el confinamiento: el ala kirchnerista y los intendentes del Conurbano lo piden abiertamente, pero chocan con el rechazo de gran parte del gabinete: desde lo ministros Daniel Arroyo y Claudio Moroni, de Desarrollo Social y Trabajo, respectivamente, hasta el propio Martín Guzmán, abanderado de la moderación y el cuidado del déficit fiscal en tiempos de negociación con el FMI.

Arroyo, que tiene el ministerio a su cargo poblado de dirigentes de los movimientos sociales, fue virando en su discurso: primero rechazó la vuelta del IFE y luego concedió que, como la segunda ola es una circunstancia excepcional, el Gobierno no descartaba ninguna medida de asistencia. Pero fue el propio Moroni, su compañero del gabinete, quien pareció desmentirlo. “No lo tenemos en cuenta”, desalentó el ministro, y recordó que aquel bono se otorgó cuando “no pasaba una bicicleta por la calle”.

Esa pulseada trasluce una discusión de fondo en el Gobierno: cómo tiene que ser la política de asistencia en un país con un 40% de pobres. Al kirchnerismo no le preocupa el aumento del gasto social en tiempos extraordinarios, y en ese aspecto es fiel a la tradición de los gobiernos de Cristina. El ala más “ortodoxa”, en cambio, busca otras alternativas. Peronismo 2.0 sin romper nada.

La otra disputa que se da puertas adentro es por las vacunas. Aunque las dosis siguen llegando a un ritmo sostenido y el Gobierno se ilusiona con tener inoculada a gran parte de la población para las elecciones, las capas dirigenciales siguen peleando por el criterio para aplicarlas en cada una de las tribus.

Ejemplo: la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) -que nuclea a camioneros, ferroviarios, colectivos, taxis y marítimos, entre otros- le pidió la semana pasada al ministro del área, Alexis Guerra, que los gremios de la actividad sean incluidos en el plan de vacunación. Se encontraron con una respuesta amarga: todavía no hay vacunas suficientes.

A eso se suma otra bronca que la CGT mastica en silencio: el Gobierno decidió que las únicas elecciones que se harán este año serán las legislativas, con lo cual prorrogó los mandatos de todas las organizaciones sindicales y de la propia central obrera, que este año debía renovar su conducción. El ala sindical moyanista también protesta por lo bajo porque aspiraba a disputar el poder en la organización.

Los movimientos sociales también se quejaron. “¿Cuántos muertos hacen falta para que nuestro gobierno defina como personal estratégico a los compañeros de merenderos y comedores y sean vacunados?”, se preguntó Gildo Onorato, secretario gremial de la UTEP y dirigente del Movimiento Evita, en una publicación dirigida a Alberto y a la ministra de Salud, Carla Vizzotti. Y cerró con una provocación: “Les recuerdo que Horacio Rodríguez Larreta ya lo definió. Vaya paradoja”.

Le respondió Fernando “Chino” Navarro, también del Movimiento Evita y funcionario de Jefatura de Gabinete: "No es cierto que no se esté vacunando a los trabajadores de movimientos sociales. Si algo estamos haciendo como Gobierno es vacunar", dijo y aclaró que la manifestación de Onorato no fue “orgánica” sino “personal y guiada por la emotividad”. No sea cosa que cruja la unidad.

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