Es ley: crónica de la rosca verde entre el Congreso y la Casa Rosada

El entramado político que empujó una votación clave para el Gobierno. El juego de la fórmula Fernández y los puentes de Todos.

Por: Gabriela Pepe - Ingrid Beck.

En la Casa Rosada sonaban los teléfonos. Gobernadores, intendentes, jefes territoriales pedían postergar el debate, sobre el final de un año extraordinario, marcado por la profunda crisis económica y la pandemia. Ministros de primera línea y el presidente Alberto Fernández escucharon los reclamos. 

Las mujeres presionaban desde febrero, en la calle y también dentro del oficialismo. Después del anuncio del 1 de marzo, cuando el Presidente confirmó que el Poder Ejecutivo enviaría por primera vez en la historia un proyecto propio de interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, autora del texto, hizo marca personal. La ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, la acompañó en la presión. Los meses pasaron, la crisis sanitaria se aplacó. 

El Presidente calibró. En Diputados, esperaba Sergio Massa, con la espada de su esposa, la presidenta de Aysa y sagaz operadora verde, Malena Galmarini. Dispuesto a activar a los suyos ya estaba también Máximo Kirchner. En el Senado, Cristina Fernández de Kirchner garantizaba muñeca política. Las mujeres del Frente de Todos, de uno y otro lado del Palacio, activaron las redes transversales con las sororas de Juntos por el Cambio, ya dispuestas al trabajo conjunto. Fernández conversó con Kirchner. Programó el envío del proyecto para el 17 de noviembre, Día Nacional de la Militancia. El trámite marchaba sin sobresaltos en Diputados.  

“Perdimos diez votos.” El proyecto llevaba menos de dos semanas en la Cámara baja cuando la Casa Rosada decidió avanzar con el recorte de la coparticipación a la Ciudad. Las operadoras verdes del oficialismo hicieron sonar las alarmas en el gabinete. Sus pares de Juntos por el Cambio alertaban que el malestar en las filas opositoras era tan grande que la aprobación de la ley peligraba. Después de varios días de enojos, dudas y tensión, la situación se reencauzó. En Diputados, la ley salió con amplio consenso: fueron 131 votos afirmativos, 117 negativos y seis abstenciones. "Cada vez que las mujeres no pudimos privilegiar nuestra condición para nuestras peleas no nos fue bien. Lo aprendimos. Lo hablamos antes, lo seguimos hablando y lo ratificamos todos los días. Confiamos unas en otras en que vamos a privilegiar la defensa de los derechos de las mujeres", apuntó Ibarra antes del debate de Diputados a Letra P. Así se vio en el recinto. 

En el Senado afloró el lobby cruzado, como un movimiento de relojería. La Casa Rosada activó conversaciones con gobernadores y el Presidente en persona se ocupó de llamar a senadores y senadoras dubitativos. Se reunió con el salteño Sergio “Oso” Leavy, que pasó de votar en contra en 2018 a anunciar su apoyo, en plena sesión de 2020. Leavy, conocido por haber usado pañuelos de los dos colores, tuvo que irse de su casa por las amenazas de los celestes más furiosos y, luego de una reunión con activistas a favor de la IVE, fue apoyado en redes por referentes de los feminismos, que lo ayudaron a justificar su cambio de postura. Con el entrerriano Edgardo Kueider, Fernández también habló directamente, con buenos resultados para la ley. Lo mismo sucedió con el santafesino Roberto Mirabella, quien recibió la presión directa del obispo de su ciudad, Rafaela, y también debió ausentarse un tiempo de su domicilio.  

Cristina puso a su mano derecha, Anabel Fernández Sagasti, a juntar votos verdes. La rionegrina Silvina García Larraburu, que había votado en contra en 2018, dio vuelta su voto con un discurso en que explicó su "deconstrucción". En el Senado reconocieron la influencia directa de la vicepresidenta en el cambio de postura. 

Massa también intervino en el diálogo con gobernadores y Galmarini viajó a Corrientes con la excusa formal de la paridad de género, pero aprovechó para verse con el senador Carlos “Camau” Espínola, que en 2018 votó en contra y coqueteó hasta último momento con la abstención, aunque finalmente votó en contra. Después del voto positivo del joven diputado sanjuanino Francisco Guevara, había alguna expectativa puesta en el gobernador Sergio Uñac. Sobre él estuvieron el presidente de la Cámara de Diputados y altos funcionarios del Ejecutivo, entre ellos el ministro del Interior, Eduardo de Pedro. No hubo caso: los dos senadores sanjuaninos del Frente de Todos, Cristina López Valverde y Rubén Uñac, votaron en contra. 

Se hicieron esfuerzos con el rovirismo en Misiones, pero la negativa a crear en la provincia una zona franca libre de impuestos empiojó las conversaciones para que al menos alguno de los legisladores que responden al ex gobernador Carlos Rovira se abstuvieran o se ausentaran en el momento de la votación. Tampoco prosperó. El oficialismo también debió desarmar la estrategia de su propio jefe de bloque, José Mayans, uno de los principales operadores del bando celeste. En la Casa Rosada le bajaron el tono al desacuerdo político. "Mayans representa a un sector del norte del país, que piensa de esa forma. Nuestro frente político es muy diverso", desdramatizó un ministro nacional. En el recinto, el anuncio temprano por parte de la pampeana Norma Durango de que el Presidente aplicará un veto parcial a la ley en el concepto de “salud integral”, sumó el voto del rionegrino Alberto Weretilneck, que había expresado reparos en ese punto.

La mayoría de los gobernadores optó por evitar el choque con el Ejecutivo y decidió no ponerse al frente del lobby antilegalización, como había sucedido en 2018. Pidieron, eso sí, que el debate fuera rápido y que terminara antes de fin de año, para entrar sin la polémica en el año electoral. 

Sobre la hora de la votación aparecieron las sorpresas. Entre los ausentes se anotaron el puntano Adolfo Rodríguez Saá y la riojana Clara Vega, de Juntos por el Cambio, que estuvo hace algunas semanas en Casa Rosada. También dio la nota la abstención del jujeño Guillermo Snopek, del Frente de Todos, que en 2018 había militado en contra. La victoria fue contundente: 38 votos a favor, 29 en contra y una abstención. Hubo cuatro ausentes. 

"Eso es ser oficialismo y empujar. Trabajaron muy bien, la vice puso todo" en el Senado, le dijo a Letra P una diputada de Juntos por el Cambio tras el final de la sesión. El resultado fue una victoria amplia, como pretendía el Presidente, para evitar cualquier objeción posterior. 

Atrás quedaron las versiones sobre los desacuerdos entre los bloques y las especulaciones que hablaban de que la oposición no votaría verde para no darle “un triunfo al Gobierno”. Los ejemplos más claros son la senadora Stella Olalla, de la UCR entrerriana, que pasó de indecisa a verde; Oscar Castillo, del Frente Cívico, que votó a favor en 2018, en las últimas semanas no respondía mensajes y aunque muchos dudaban de su adhesión en 2020 por su postura en contra del frente gobernante, ratificó su postura a favor de la IVE, y Eduardo Costa, el santacruceño enfrentado con los Kirchner, que también repitió su posición de respaldo al aborto legal. Las senadoras del PRO Guadalupe Tagliaferri, reconocida larretista, y Gladys González, fueron activas en la búsqueda de votos. La cordobesa Laura Rodríguez Machado, alineada con el ala más dura del macrismo, tampoco abandonó el voto verde de 2018 y volvió a votar a favor.

 Tampoco se vieron las anunciadísimas diferencias entre el Presidente y la vicepresidenta: referentes de La Cámpora que ocupan las bancas verdes trabajaron en conjunto con funcionarias del Ejecutivo para convencer indecisos o llevarlos a la Casa Rosada. El diálogo entre Fernández Sagasti e Ibarra fue permanente, al igual que el trabajo en línea con Máximo Kirchner.

Ninguna de quienes tejieron las redes que llevaron adelante esta ley en tiempo récord quiere adjudicarse el triunfo. “Es de las mujeres”, dicen. De las mujeres gobernando y de las mujeres en la calle.

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