Los errores de Uñac y los votos esquivos de la franja media que inquietan a Massa

Los errores de Uñac y los votos esquivos de la franja media que inquietan a Massa

La derrota en San Juan, sumada a la de San Luis y el resultados ajustado del PJ anti K en Córdoba, anticipan una posible tormenta electoral. No tanto por la caída de los peronismos sino por las remontadas locales de JxC. ¿Se puede proyectar las elecciones locales en los escenarios nacionales? Cuánto pesa el respaldo de los gobernadores.

Pablo Ibáñez

Sergio Uñac anudó, con inusual impericia, un puñado de errores que arrastraron al peronismo de San Juan a la derrota tras 20 años de dominio y a la peor elección de su apellido. La onda expansiva lo excede porque, de rebote, el resultado sanjuanino magnifica el pánico de Unión por la Patria (UP) ante las PASO del 13-A, en particular respecto al voto de la franja media criolla, el corredor que cruza de manera horizontal el país desde Mendoza hasta Entre Ríos, donde la versión más brutal de Mauricio Macri ancló su resurrección electoral en las generales del 2019 luego de la paliza de las primarias.

Uñac, que mandó casi una década, sabía como nadie que el panorama era crítico. Por eso eliminó las PASO y reinstauró un sistema de Lemas, confección para tratar de gambetear una posible derrota. Imposible determinar cuándo malestar generaron aquellas picardías, pero como dijo un funcionario de la mesa chica uñaquista hace tiempo a elDiarioAR, el voto sanjuanino dejó de auto percibirse como voto norteño y empezó a tratar de espejarse en Mendoza.

La fantasía de Uñac de ir por un tercer mandato, flojo de papeles -indistintamente de la intervención, sobre la hora de la Corte, con sus propios beneficios-, incidió en el resultado del último domingo. Lo mismo, en una mirada táctica, la decisión de separar la elección de intendentes y legisladores -que se mantuvo con la fecha original, el 14 de mayo- de la de gobernador. El desacople con los territorios, que ganaron en su turno, luce como otro error. Juan Manzur, en Tucumán, reprogramó toda la votación tras un fallo similar de la Corte y su candidato, Osvaldo Jaldo, ganó con el 56%. La industria electoral funcionó y el PJ se quedó, incluso, con San Miguel del Tucumán aunque ahí hubo, a su vez, tropiezos de Germán Alfaro.

Sergio Massa durante un acto en Misiones con el gobernador Oscar Herrera Ahuad y el mandatario electo Hugo Passalacqua

Puede caber, así y todo, una lectura antagónica. Que Uñac olfateaba la derrota provincial y al desvincular la elección, permitió la victoria del PJ en municipios -aunque su candidato, Emilio Baistrocchi, perdió San Juan Capital- y cargos legislativos. ¿Si votaban en paralelo, los territorios ayudaban a Uñac, o Uñac hundía a los territorios? El 14 de mayo, por la noche, el gobernador mostró los resultados locales como un anticipo del resultado nacional. No fue así. De todos modos, por el desdoblamiento, Marcelo Orrego, el gobernador electo, tendrá minoría en la Legislatura y el 80% de los municipios sanjuaninos tendrán intendentes peronistas.

El tercer movimiento equívoco de Uñac fue bendecir como sucesor a su hermano, Rubén, como si imprimir el apellido en la boleta fuese garantía para la migración de voto. El senador terminó tercero, con apenas 73 mil votos, un tercio de lo que Sergio -que en agosto debe ir a una PASO por la candidatura a senador nacional- sacó cuando fue reelecto en 2019.

Un cuarto factor queda en veremos: la ley de Lemas fue el recurso de Uñac para administrar la interna sempiterna con José Luis Gioja. La campaña no fue especialmente violenta, pero la división del peronismo y la dinámica de que además de elegir gobernador se estaba resolviendo la jefatura provincial del PJ, agregó un condimento extraño. Es, además, lo único que entra en la cuenta que Unión por la Patria (UP) destaca de la experiencia sanjuanino porque una vez más, la división del peronismo, tuvo efecto electoral negativo. Antes Chaco, ahora San Juan.

Mapeos

Si como apuntó el uñaquista, el voto sanjuanino se asemeja en Mendoza, se explica la atención en el mundo Massa por el resultado del domingo frente a un mapa que aporta otras señales de alerta. Una: la derrota del peronismo en San Luis, en junio pasado, derrota histórica tras 40 años de control de los Rodríguez Saá. Dos: la victoria pírrica, ajustada, de Martín Llaryora en Córdoba hace ocho días, que es un tropiezo del peronismo anti o no K, pero que expresa, como contracara, el crecimiento de JxC incluso con un candidato poco taquillero como Luis Juez. Tres: el crecimiento de JxC en La Pampa, que no alcanzó para derrotar a Sergio Ziliotto, pero se convirtió en el mejor resultado de la UCR en la provincia desde el regreso democrático.

Más piezas para un puzzle complicado que se observa, en detalle, en el laboratorio electoral massista. La proyección, que se verificará o no el 16 de julio, sobre un posible traspié del peronismo de Omar Perotti, en Santa Fe, y el escenario abierto en Entre Ríos, donde Gustavo Bordet decidió, como táctica, ensamblar la fecha local con la nacional para tratar de beneficiarse del voto anti que se lleva Javier Milei, que postula en la provincia a Sebastián Etchevehere, hermano del exministro de Macri.

Aun con lógica local, las derrotas en San Juan y San Luis, y la buena performance de JxC en La Pampa y Córdoba, configuran un escenario inquietante para el oficialismo porque amplia la franja media del 2019. El mapa de aquella elección simula una camiseta de Boca. En la tira amarilla -Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos- Macri acumuló, en la general de octubre, casi un millón de votos más que Alberto Fernández y, de ese modo, recortó drásticamente los 17 puntos de diferencia que le había sacado el FdT 80 días antes. Para dimensionar: al final, el debutante Frente de Todos (FdT) ganó por 1,2 millones en la provincia de Buenos Aires y perdió por 900 mil votos en la franja media. Al sumar CABA, JxC sobrecompensa PBA.

Ese territorio expresa, desde 2015, una fuerte tendencia anti K o anti PJ. Los 72% que sacó Macri en el balotaje llevaron, por su dimensión, a pensar que pudo tratarse de un fraude. Carlos Zannini, candidato a vice y por entonces secretario de Legal y Técnica, el hombre más cercano a Cristina Fernández de Kirchner, trasmitió esa duda en la Justicia y se dedicó, con funcionarios judiciales, a repasar durante horas las actas de escrutinio y la información electoral en la provincia, porque la diferencia le parecía desproporcionada. No encontró nada. En San Luis, en la segunda vuelta contra Daniel Scioli, Macri llegó al 66%.

Sergio Massa y Santiago Cafiero en Iguazú

La franja media, ese listón amarillo que aparece en el mapa electoral del 2019, es una de las principales preocupaciones de Sergio Massa y su equipo de campaña en formación, alerta que se agudizó por el cambio de signo político en los gobiernos locales de San Luis y San Juan. Alberto Rodríguez Saá, de andar sinuoso, jugó alineado en 2019. ¿Con gobiernos locales en retirada se complica el plan de contención de cercanía?

“Hay que esperar un poco: que decanten los resultados provinciales, que se ordenen algunas cosas”, dicen cerca de Massa sobre el plan para ir a buscar, en la franja media del país, los votos esquivos. Un dilema tiene que ver con los tiempos y la orientación. La campaña tuvo en su inicio el objetivo de consolidar el voto K y luego apuntó a cerrar las heridas del cierre de listas. Sin batalla interna fuerte, Massa quiere consolidar el perfil de candidato-ministro y producir la mayor movilización para tener un buen número en las PASO, que lo ubique definitivamente entre los dos más votados para la general. Luego de la PASO vendría una agenda y un discurso de más apertura, para ir a buscar votos no K.

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