La agenda partidaria convive cada vez más con la gestión

La agenda partidaria convive cada vez más con la gestión

Montenegro recibió en una semana a Bullrich, Jorge Macri y Rodríguez Larreta. Procura que esos movimientos no enturbien el vínculo de trabajo con Kicillof. La visita de Katopodis reflejó las tensiones del Frente de Todos con el intendente y dejó un indicio electoral.

Mar del Plata podrá recibir más o menos turistas que otros años, disponer de más o menos oferta recreativa o vender más o menos entradas de teatro, pero no ha perdido, ni siquiera en pandemia, el cartel de capital política que cada enero saca a relucir.

El acto del presidente Alberto Fernández con Fernanda Raverta en el despertar del año en Chapadmalal y la recorrida por Güemes que compartieron el viernes Guillermo Montenegro y Horacio Rodríguez Larreta son las muestras más cabales –no las únicas– de que aquella vieja costumbre de pasar por estas costas en el mes clave del verano sigue vigente. Sobre todo en un año electoral.

Algunas de las últimas instantáneas que tuvieron como protagonista al intendente reflejan una novedad. La agenda partidaria, que en el inicio de la gestión y durante la pandemia estuvo solapada, ha empezado a salir a escena. Montenegro flanqueó a la titular del PRO, Patricia Bullrich, en la presentación del libro “Guerra sin cuartel”. La foto se produjo un día después de la polémica con la Provincia por la venia que le dispensó un grupo de policías en Villa Gesell, pero lo que más llamó la atención de la dirigencia local de Juntos por el Cambio fue la frase sobre la candidatura de Rodríguez Larreta que dejó en una entrevista con LA CAPITAL: “Me parece que él, que es de Racing, tiene que ir paso a paso. No hay que apurarse”. El detalle es que Bullrich, referente del ala dura del Pro, lo dijo en tierras de Montenegro, que reviste en el ala moderada de Larreta. El halcón alborotó el palomar.

Montenegro también almorzó y compartió actividades con Jorge Macri. Además de mostrarse con el jefe comunal, todos los integrantes de la coalición opositora que pasaron por Mar del Plata la última semana tuvieron algún guiño para Maximiliano Abad, aspirante a presidir el radicalismo bonaerense. Deviene natural: el marplatense lidera el bloque de diputados provinciales de Juntos por el Cambio mientras los legisladores de su rival en la interna, Gustavo Posse, se fueron hace más de un año de la bancada y revisten con los de Emilio Monzó en una aparte.

Esta agenda le demandará al intendente un esfuerzo adicional para mantener sin mayores sobresaltos la relación de trabajo con el gobernador. No será una tarea sencilla. Así como en el inicio de su gestión Axel Kicillof solía enviar tiros por elevación a su antecesora y amiga de Montenegro, María Eugenia Vidal, ahora apunta sus dardos al jefe de gobierno porteño.

Sucedió en Gesell, después del último encuentro con los intendentes de la costa atlántica. Sin nombrarlo, el mandatario criticó el anuncio de las clases presenciales en territorio porteño. “Vamos aplicar el plan de la provincia para el regreso seguro a las aulas. No es una medida marketinera, menos todavía electoral y menos todavía sorpresiva e intempestiva”, lanzó con intención de diferenciarse.

No fue lo único que dijo. Aclaró que el plan bonaerense de regreso a las clases fue “presentado en tiempo y forma” y “discutido con todos los actores de la comunidad educativa”. Atributos de los que prescindiría, según la visión del gobernador, el de Rodríguez Larreta. “Sé que en pleno año electoral puedo tirar un anuncio y algún distraído tal vez cree que soy un genio con esto y buscar un voto. Pero me parece que pasa por otro lado”, agregó. Ni Montenegro ni Martín Yeza, los intendentes de la costa de Juntos por el Cambio, estaban allí para escucharlo. Ya se habían retirado, según se encargó de revelar el anfitrión, Gustavo Barrera.

Las gestiones para controlar la pandemia y preparar el plan de vacunación tuvieron sus propias imágenes. Las de Montenegro con el ministro de Obras, Gabriel Katopodis, en el nuevo centro sanitario que construye Nación, y con la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, en postas de testeo que el Ministerio de Salud montó en la costa marplatense.

Con menos flashes de por medio, el intendente y su secretario de Economía, Germán Blanco, fueron recibidos en las oficinas del Banco Provincia por el ministro de Hacienda bonaerense, Pablo López. Montenegro aprovechó para hacer un comentario sobre la creación del Distrito Tecnológico y la importancia de que la Provincia acompañe el proceso de facilidades impositivas para la radicación de pymes en la zona de la estación ferroautomotora.

La presencia del jefe comunal en ese encuentro grafica que el aspecto financiero del municipio no es uno más en la pandemia. La Provincia se comprometió a seguir ayudando y la comuna tendrá un respiro este año, que no tiene que empezar a devolver los $ 236 millones que le giró Kicillof durante 2020. En este ejercicio correspondía saldar cerca de $ 160 millones. Pero, por decisión de la Legislatura, la primera cuota de un total de 18 recién deberá pagarla en enero de 2022.

De todo aquel repertorio hubo uno que tuvo una melodía especial. Minutos antes de la recorrida de Katopodis con el intendente por el predio del Hospital Interzonal, el Frente de Todos se adelantó con una foto de funcionarios y concejales de Raverta junto al ministro y anticipó las obras de agua y cloacas que poco después iba a rubricar el jefe comunal. La gestión de esos trabajos, apuntó, había sido realizada por la titular de la Anses en mayo del año pasado.

Conviene detenerse en los pormenores. Por primera vez la protagonista de la escena no fue la propia Raverta. El lugar más cercano al ministro lo ocupó Virginia Sívori, todo un indicio sobre la posibilidad de que la presidenta de la comisión de Hacienda del Concejo encabece la lista de concejales en las elecciones de medio término. El cambio de hábitos refuerza la teoría. Sívori, voz autorizada del bloque opositor en asuntos presupuestarios, ofició de vocera de la red de agua prevista en los barrios de la ruta 2.

También en este campamento hay asuntos partidarios por dirimir. El jefe del bloque de diputados nacionales del Frente de Todos y líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, va por la presidencia del PJ bonaerense. El vicepresidente, Fernando Gray, resiste, pero hasta el gobernador apoyó la movida, que empezaría a definirse en marzo con un llamado anticipado a elecciones.

El episodio no pasa inadvertido en Mar del Plata. Mientras oye rumores sobre posibles reemplazantes, el titular del PJ distrital, Juan Manuel Rapacioli, avisa que en sus planes no está renunciar sino terminar el mandato, que vence el 17 de diciembre. Distanciado del comando local del Frente de Todos, su voz se asemeja a un grito en medio del desierto.

 

Por Ramiro Melucci

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