Misión ¿posible?: cómo meter a Todos en la lista bonaerense para Diputados

El oficialismo pondrá en juego 16 bancas que ganaron, por separado, CFK y Massa en 2017. La Cámpora, el gabinete y el antecedente 2019. El reto del equilibrio.

Por: Gabriela Pepe.

 

Aunque ningún dirigente quiere ponerle todavía nombres concretos a la lista, la mesa política del Frente de Todos (FdT) ya calcula cómo será la renovación de las bancas que se obtuvieron en 2017 en la provincia de Buenos Aires, cuando Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa compitieron por separado con las boletas de Unidad Ciudadana y el Frente 1País y ganaron, entre ambos, 17 lugares en la Cámara baja.

De aquellos nombres que originalmente ocuparon las bancas en Diputados, hoy quedan pocos. En 2017, la lista de Unidad Ciudadana, que llevó a Cristina como candidata a senadora en la provincia de Buenos Aires y a Fernanda Vallejos como cabeza en Diputados, obtuvo el 36,25% de los votos. Ese número se tradujo en 13 bancas en la Cámara baja frente a las 15 que ganó Cambiemos, triunfador en territorio bonaerense con Esteban Bullrich como candidato a senador. En tanto, Massa compitió con su espacio, 1País, que cosechó el 11,03% de los votos, con Felipe Solá como primer candidato a diputado nacional. Consiguió cuatro bancas en Diputados.

Después de la victoria de 2019, una parte importante de las figuras que habían ingresado dos años antes a la Cámara baja, por las dos listas, encontraron su destino en el gabinete nacional y dejaron el Congreso. Por Unidad Ciudadana, dejaron su banca Daniel Scioli, nombrado embajador en Brasil; Roberto Salvarezza, ministro de Ciencia; Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos; y Laura Alonso, secretaria de Inclusión Social del Ministerio de Desarrollo. En tanto, Fernando Espinoza renunció porque fue electo intendente de La Matanza y Magdalena Sierra fue nombrada jefa de Gabinete de Avellaneda.

Por el Frente 1Pais, de Massa, habían ingresado Solá, ahora canciller; Daniel Arroyo; ministro de Desarrollo Social; José Ignacio de Mendiguren, titular del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), y Mirta Tundis, que sigue siendo diputada. La salida de Arroyo terminó en una banca menos para el Frente de Todos. Su reemplazo, Jorge Sarghini, decidió sumarse al bloque que preside Graciela Camaño, antes massista.

Por eso, de aquella elección 2017, con 17 bancas obtenidas, quedaron 16 dentro del Frente de Todos, un número que el oficialismo pretende, como mínimo, igualar en la elección de este año. Todo dependerá de la cantidad de votos obtenidos y de si aparece, o no, una tercera vía que sea capaz de arrebatarle una banca al peronismo. Por poner un ejemplo histórico, en 2011, el Frente para la Victoria obtuvo una victoria aplastante en la provincia de Buenos Aires, de la mano de la reelección de CFK. Obtuvo el 57,1% de los votos y 22 escaños. Un número irrepetible. En 2015, con una tercera vía potente, el reparto de bancas fue 14 para el Frente para la Victoria, 12 para Juntos por el Cambio (JxC) y ocho para el espacio de Massa.

En la cabeza de la dirigencia del Frente de Todos aparece, para este año, un escenario más moderado que el de la victoria de 2019, cuando el peronismo unido obtuvo el 52% de los votos; JxC, el 37,7%; y Consenso Federal, el 6%. El reparto de bancas distribuyó 19 para el FdT, 14 para JxC y dos para Consenso Federal, la tercera vía que llevaba a Roberto Lavagna como candidato a presidente.

La negociación por las listas, estiman en la mesa política que se reúne una vez por semana en La Plata, con el gobernador Axel Kicillof como anfitrión, será más o menos similar a la última. Una lógica completamente distinta a la de 2017, cuando las boletas llevaron cristinistas y massistas puros. Ahora habrá que volver a negociar, mirando cuánto pesa cada uno de los accionistas de la coalición, qué tiene para ofrecer y cuánto puede exigir.

En 2019, los primeros 15 lugares de la lista del Frente de Todos incluyeron seis dirigentes de La Cámpora, tres referentes de Massa, dos para el sindicalismo, dos para el PJ bonaerense, uno para el cristinista Carlos Castagneto, y uno para los movimientos sociales, que ocupó Leonardo Grosso. Un reparto equilibrado que podría repetirse, aunque con algunos matices.

“Ahora hay que repensarlo, porque La Cámpora, por ejemplo, ya tiene muchos lugares en el Gabinete”, apunta un funcionario de primera línea que sigue de cerca las conversaciones del armado bonaerense. En las intendencias, por su parte, apuntan a conseguir más espacio, y el presidente Alberto Fernández también querrá colar alguna ficha de su confianza.

La discusión con nombres propios todavía no empezó, aunque ya hay varias figuras en danza, entre ellas la de la titular de la Anses, Fernanda Raverta, y la de la presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz. Raverta es parte de La Cámpora pero tiene una excelente relación con el Presidente y podría considerarse una moderada, que encarnaría de manera fiel el mensaje que busca transmitir la Casa Rosada. En tanto, Tolosa Paz está más identificada con Fernández, aunque tiene una relación muy estrecha con la vicepresidenta.

En el Frente de Todos insisten, sin embargo, en que la elección la ganará la marca del espacio, independientemente del nombre que encabece la boleta, pero que la lista deberá no solo respetar el equilibrio interno sino mostrar la diversidad y los matices que tiene la coalición.

Entre los nombres que integraban la lista de Unidad Ciudadana en 2017 y que ahora tendrán que ver si renuevan su banca figuran Vallejos; Vanesa Siley, Walter Correa y Hugo Yasky, la pata sindical; Mónica Macha, referente de Nuevo Encuentro, de Martín Sabbatella; el radical Leopoldo Moreau, hombre de confianza de Cristina; Laura Russo, esposa del intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk; Nicolás Rodríguez Saá y Claudia Bernazza, que responde a Espinoza. Por la lista de 1País está en la misma situación Liliana Schwindt, que asumió en diciembre de 2019 en reemplazo de Solá. 

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