El juego de los alcaldes oficialistas del GBA

El juego de los alcaldes oficialistas del GBA
Los jefes comunales del FpV se van probando la camiseta con el nombre de su candidato. Los kirchneristas puros, los sciolistas y los massistas se reagrupan, cada cual por su lado, en la previa de una elección que se anticipa vibrante

Los candidatos iniciaron el precalentamiento, aunque sin brindar detalles de la estrategia de juego.

Lo cierto es que ya se pusieron la camiseta para disputar un partido que resultará trascendental. Los intendentes descubren sus banderas y dejan en claro (en algunos casos) los colores que pretenden defender. Las jugadas más arriesgadas, que seguramente definirán el match, van a darse en el Gran Buenos Aires. Así lo entienden los jefes comunales que, a falta de un año para el comienzo del juego, ya se prueban los botines, algunos con tapones muy filosos. Cristina, Scioli y Massa llevan la cinta de capitán. La Presidenta es quien domina el terreno, al menos en la previa.

En la Primera sección, el alcalde más cercano al gobernador Scioli es, sin duda, Carlos Selva, de Mercedes, enfrentado duramente con el camporismo de Juan Ignacio Ustarroz y Wado De Pedro. También enemistado con La Cámpora se muestra el mandamás de Pilar, Humberto Zúccaro, que, cada vez que puede, sale a defender al mandatario provincial ante algún embate K. El otro sciolista de la sección es Luis Acuña, de Hurlingham, esposo de María Azucena Ehcosor -la senadora de La Juan Domingo- y cruzado, entre otros, con Julián Domínguez y Amado Boudou. Sin embargo, algunos señalan que puede llegar a terminar jugando con Massa.

En esta sección es donde más fuerte pisa el intendente de Tigre, que trabaja de lleno de cara a las elecciones de 2013 y 2015, aunque intente disimularlo.

Al ex titular de la Anses responden Luis Andreotti, de San Fernando, que se cargó en 2011 al kirchnerista Gerardo Amieiro y Gabriel Katopodis, quien, con el apoyo del tigrense, logró derrotar al ivoskismo. Actualmente, tanto Andreotti como Katopodis son los principales referentes del massismo en la sección; los goleadores, podría decirse. A estos dos se suma Joaquín de la Torre, de San Miguel, quien no tiene mal trato con el combinado sciolista.

El resto de los jefes comunales juegan en el equipo del kirchnerismo, aunque, por ahora, cada cual hace la suya. Hugo Curto, de Tres de Febrero, se banca poco y nada a los juveniles de La Cámpora, pero siempre se define como un aliado

a Nación. Algo similar ocurre con Raúl Othacehé, de Merlo, un PJ histórico que actualmente está a la cabeza del operativo re-re de la presidenta Cristina Fernández, un “fulbito” para el que todavía queda mucho tiempo. Los nuevitos de la sección, Santiago Maggiotti (Navarro) y Mariano West (Moreno) reportan a Nación, y si tienen que pegarles a los de Provincia, lo hacen sin vacilar. No tan nuevito, Sandro Guzmán, de Escobar, se mueve en igual dirección.

De la mano del PJ, y cercana a la estrategia que se pide desde la Rosada, se muestra Stella Maris Giroldi, de Campana, quien, tras la muerte de su esposo, el ex jefe comunal y diputado provincial Jorge Varela, se puso al frente del peronismo oficialista de la ciudad. En tanto, Juan Pablo Anhileri, que reemplazó al expulsado Marcelo Coronel, se acomodó cerca del alcalde de Ituzaingó, Alberto Descalzo -hoy por hoy en Unidos y Organizados-, y de Curto, como hombre fuerte del kirchnerismo, sobre todo después de la gran elección de 2011. Más K que Cristina aparece Carlos Urquiaga, del riñón del viejo defensor del equipo de “El”, Mario Ishii.

En tanto, los intendentes de los distritos más chicos -y no por eso menos importantes-, Juan Delfino, de Suipacha, y Juan Carlos Caló, de General Las Heras, también apuestan fuerte por el partido gobernante, jugando siempre cerca de los alcaldes de mayor peso, como una especie de doble cinco con sorpresa. Más alejado del PJ, aunque no del kirchnerismo, aparece Ricardo Curuchet, de Marcos Paz, que, tras su llegada a la política a partir del descendido radicalismo y su posterior paso por la Concertación, terminó al mando de todo lo que a nivel local sea Frente para la Victoria.

En la Tercera son pocas las chances de Scioli y Massa. Casi la totalidad de los intendentes responden de manera directa al equipo del Gobierno nacional, más allá de las diferencias internas que puedan tener con dirigentes del distrito que también forma parte del kirchnerismo. Internas de vestuario, si se quiere. Dos ejemplos claros son el de Francisco Gutiérrez, de Quilmes, y Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora.

El Barba, a pesar de ser cristinista, es un histórico rival del senador Aníbal Fernández, y el lomense, que dijo que el peronismo tiene que ser parte de Unidos y Organizados, mantiene una dura batalla con Mariotto.

En cuanto a los chicos, tal vez el menos kirchnerista sea Brandsen, sobre todo por la cercanía del intendente, Gastón Arias, al ministro de Infraestructura bonaerense, Alejandro Arlía, uno de los más bravos atacantes del equipo S. Algo similar, aunque no tan marcado, sucede con Cañuelas. La jefa comunal, Marisa Fassi, es la esposa del titular de Asuntos Agrarios, Gustavo Arrieta. Este, a pesar de ser integrante del combinado de Scioli, no se encolumnó en ninguna agrupación y sigue siendo de los denominados transversales K. En tanto, Hernán Yzurieta, de Punta Indio, arribó a la intendencia de la mano de los juveniles de La Cámpora.

Por su parte, Fernando Espinoza, de La Matanza; Julio Pereyra, de Florencio Varela; Gustavo Sobrero, de Lobos; Fernando Carballo, de Magdalena; Alejandro Granados, de Ezeiza; Enrique Slezack, de Berisso; Aníbal Regueiro, de Presidente Perón; y Daniel Di Sabbatino, de San Vicente, son todos referentes del justicialismo distrital que hoy juegan alineados al Gobierno nacional, más precisamente al kirchnerismo. Hasta ahora están adentro, pero siempre tienen en el banco a un “lírico” que puede romper. Los muchachos son titulares seguros. Unos son más rústicos y otros más habilidosos, y algunos tienen una mejor relación con el conjunto de Provincia.

Uno de los kirchneristas de pierna fuerte de la sección es el ensenadense Mario Secco, que nada tiene que ver con el viejo seleccionado del justicialismo. Otro con buen trato con Nación, más allá de que hace rato viene ventilando sus aspiraciones personales de cara a 2015, es el intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi. También son cercanos Fernando Gray, de Esteban Echeverría, incondicional de Alicia Kirchner, y Juan Patricio Mussi, hijo de Juan José Mussi, histórico dirigente y actual funcionario del Gobierno nacional.

Para el final de la sección, dos ultra K enfrentados con el sciolismo. El primero es el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, quien viene cruzándose feo con Baldomero Alvarez de Olivera, el senador de La Juan Domingo. El último round estuvo relacionado, justamente, con la barra brava del club Independiente. Y el segundo es el alcalde de Lanús, Darío Díaz Pérez, quien, además de generar un importante escándalo luego de decir que Cristina quería que Scioli se fuera, no se lleva del todo bien con el, también lanusense, director del Banco Provincia, José Pampuro, un dirigente que supo vestir la camiseta K.

“La pelota no se mancha”, dijo Diego Armando Maradona durante su recordada despedida, ante una repleta Bombonera. Parafraseando al Diez, alguien se animó a expresar en alguna oportunidad que “el peronismo no se mancha”. Sin embargo, esto sucede cada vez menos, ya que elección tras elección se incrementa la cantidad de heridos. Por el momento, los bandos que aparecen dispuestos a disputar el juego son tres, y sabido es que no hay lugar para todos. ¿Quién se quedará con el premio mayor? Como en el fútbol, el resultado se sabrá después del pitazo final.

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