El período de mayor desaceleración coincide con el de mayor caída en el poder de compra de las familias. La decisión oficial de pisar paritarias, sostener el dólar bajo con reservas vía endeudamiento y el altísimo valor de los servicios detona al bolsillo mientras el Gobierno celebra números en una planilla. Las cifras del INDEC se despegan cada vez más de lo que siente la gente.