Nisman sigue eclipsando a la campaña

Nisman sigue eclipsando a la campaña

La semana comenzó con Cristina y termino con el fallecido fiscal. Lo mismo que viene pasando desde la madrugada del 19 de enero. El Gobierno no logra quitarse de encima la maldición que parece haberle provocado la firma unilateral del memorándum que nunca aprobó Irán. Desde entonces, solo malas noticias agobian a la Casa Rosada

Por: Fabián Doman

No hubo autogolpe ni se rompió la Constitución en el innecesariamente extenso discurso de la Presidente en su última presentación parlamentaria. Custodiada por los militares de César Milani y sin Amado Boudou a su lado –enviado con malicia a la asunción de un Tabaré Vázquez que ganó votos hablando mal de los Kirchner- el discurso finalmente no pasó de la obvia enumeración del país de las maravillas que deja el oficialismo. Todo salpimentado con datos tan ciertos como falsos, alusiones a algunos legisladores –selectamente elegidos- y hasta una impostada emoción para volver a explicar por enésima vez todo lo que los Kirchner hicieron por la investigación de la AMIA.Con respecto al fiscal Alberto Nisman, otra oportunidad desperdiciada para enviar las condolencias del caso o abrazar al menos verbalmente a la familia, desde uno de los mayores escenarios institucionales del país. Como si la muerte no existiera. Como si no hubiera existido. O como si se quisiera negarla, con solo no enunciarla.

¿Hubiese sido otro el clima en la asamblea legislativa sin el fallo salvador de Daniel Rafecas o con la apelación minuciosa de Gerardo Pollicita? Difícil saberlo para un Gobierno que sin explicación decidió prescindir de los servicios de Aníbal Fernández como Jefe de Gabinete en diciembre de 2011 y por las misma (falta de) razones recontratarlo para el tramo final. Y que abrió la primera semana de marzo con una propuesta de debatir la legalización del aborto en el país del Papa (el rápido y terminante cierre de ese incipiente debate quizás explique la recontratación de Fernández).

El debate jurídico-tribunalicio-político que involucra a jueces, ministros, abogados, espías, colaboracionistas, periodistas y falsos influyentes que rodean caso AMIA-Memorándum y la investigación por la muerte de Nisman sigue ensombreciendo a la incipiente campaña electoral. Para demorar el juego la jugada oficialista es recusar al fiscal Moldes con el contradictorio argumento de que participó del 18F, abriendo la puerta para que el resto de la humanidad rechace cualquier expediente en el que estén involucrados fiscales de Justicia Legítima. La primicia de Infobae al publicar todas las escuchas del caso, en un virtual WikiLeaks local, desnudó a Rafecas -¿cómo hizo para escuchar tantos archivos en tan pocos días y desestimar una denuncia?- y al mismo tiempo le otorgó sentido común a la apelación del fiscal Pollicita para que todo sea motivo de investigación. Curioso: en el lenguaje de Rafecas y en el del oficialismo investigación es sinónimo de condena. Otro tema para la terapia.

Mientras, en la oposición, los candidatos -como diría Serrat- están cada uno con su tema. O su drama. Mauricio Macri, que en los últimos quince días pasó de ser un mortal a un superhéroe de Marvel, todavía no ha logrado resolver el más inesperado de los desafíos: la interna entre Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta por la herencia del gobierno local. Complicación en los colores: no solo para los propios amarillos de PRO sino para todo el "círculo rojo": ¿cómo se hace para quedar bien con Michetti sin quedar mal con el posible jefe de gabinete de ministros de un Macri presidente?

Como era de esperarse, PRO-peronistas como Diego Santilli declinaron sus candidaturas, en el medio de promesas de recompensas futuras al más alto nivel. Pero en diciembre, claro

Sergio Massa logró su foto de la semana. El pretexto fue la visita a la Pastoral Social. Lo importante: frenar los rumores de más fugas, al presentarse en público con su teórico compañero de fórmula Roberto Lavagna (el dato importante de la foto). Y llegó al viernes, sin haber perdido más soldados, y con un comité de campaña cruzado por un debate, no de ideas ni de principios, sino de oportunidades. ¿Es negocio desairar a la media docena de precandidatos a gobernador del Frente Renovador levantándole la mano a Martín Insaurralde sin interna alguna? ¿O el pase del intendente de Lomas de Zamora no vale una misa en Paris?

Por ahora va ganando la primera propuesta, lo que beneficia a Francisco De Narváez. Hablando de terapia: toda una sesión de psicoanálisis mutuo el encuentro del miércoles en el "piso 17" entre Massa y el chileno Marco Enríquez Ominami.

Daniel Scioli mientras tanto sigue con la lupa mirando, con un audífono escuchando todo y hasta aprobando materias en la Universidad. Su campaña cambia de humor en minutos de acuerdo al último dato que llega del campamento kirchnerista. Es el supuesto de tenga que ir a una interna con Florencio Randazzo –resolución que parece haber nacido de la cumbre marítima K en Chapadmalal. Granados mediante, logró una foto y un acercamiento con Insaurralde, lo que a esta altura de las cosas no es poca cosa. Y de yapa que el intendente –receloso con Massa- diga que nunca se fue del Frente para la Victoria (igual que Scioli).

Sus asesores, que pasan de la euforia a la depresión y viceversa en una fracción de segundo, le han encontrado una fórmula interesante a la interna con el hacedor de trenes: ganarle a Randazzo, y después explicar que, en verdad, el objetivo era Cristina, cuyo candidato perdió. Luego, como el que derrotó a Cristina fue Scioli y no Macri o Massa, sus chances crecerían en la general. ¿Posibilidades de verosimilitud de la jugada? De 0 a 100, todos los números. La jugada chocaría con una inesperada realidad: si Cristina fuese a candidata a lo que sea. En la provincia.

Su campaña, como el universo residual menemista-duhaldista, el peronismo histórico –técnicamente llamado "pejotismo"- y los gobernados del PJ que apoyan la ola naranja, recibieron como una bomba atómica el alejamiento de Juan Carlos Mazzón de la Casa Rosada. El despido del "Coti Nosiglia" del peronismo de los últimos 20 años no solo fue producto del armado final de las listas en Mendoza.

Las continúas convocatorias a reuniones con líderes peronistas del interior con Scioli colmo la paciencia de la Presidente. El momento no fue casual: a la Casa Rosada llegó información de que en la agenda de Scioli figuraba una cumbre reservada con gobernadores este fin de semana en Mendoza con el pretexto de los fastos por la Vendimia. Armada por Mazzón.

Mientras tanto el protoprogresismo y el radicalismo siguen haciendo reuniones para encontrar los mejores caminos para presentar la peor oferta electoral posible. La convención radical del 14M decide su destino más en las oficinas de Macri, Scioli, Massa y el mundo K que en la de los propios radicales. No sorprendió tanto Hermes Binner bajándose de una candidatura a la que nunca se había subido, como sí Margarita Stolbizer al ofrecerse como el reemplazo, siendo el único postulante opositor que supera los dos dígitos en las encuestas para la gobernación bonaerense

Sin embargo, 24 horas antes, toda la semana había sido eclipsada con la impactante presentación que hizo Sandra Arroyo Salgado de la investigación de los peritos de la querella sobre la muerte del padre de sus hijas. Obligada por las circunstancias y por la pésima comunicación de la fiscalía de Viviana Fein, Salgado entregó detalles hasta ahora desconocidos de la muerte para sostener la hipótesis del asesinato: Nisman agonizó, no se disparó –falta de rigor cadavérico en el dedo de la mano derecha- , su cuerpo fue reubicado en la escena, murió entre el sábado y el domingo (y no el domingo) y no había intoxicación por alcohol en sangre, como intento instalar una operación de mal gusto oficialista el fin de semana.

El Gobierno y Fein le contestaron como pudieron. Cristina, como si nada pasara, se ocupó de la fealdad de los vagones de subte que compra la Ciudad en otra alusión pública a Macri que a esta altura, no se sabe si es para criticarlo, o para darle la centralidad de la campaña electoral. Y después el mundo K se aferró otra vez a la teoría del suicidio, volviendo a confundir una hipótesis policial –el suicidio- con una postura política.

La fiscal desperdició quince minutos de su valioso tiempo solo explicando que le llegó justamente quince minutos tarde el pedido formal de Salgado para participar de una autopista que ya había terminado, como si eso fuese a cambiar la hipótesis de homicidio a suicidio. Y después, como un árbitro de fútbol superado por las circunstancias, volvió a repetir que no se cierra a ninguna hipótesis, como si fuera un mérito que la jefa de una investigación no tenga un hipótesis firme de la muerte de una persona casi dos meses después de que haya sucedido. Rara, la apertura de mente de la fiscal, sobre todo viniendo de una funcionaria judicial que a los pocos días de la muerte de Nisman calificó públicamente como "lamentable" que el análisis de rastros de pólvora en las manos del muerto diera negativo, lo que le hubiera permitido cerrar el caso como suicidio.

El brasileño Jorge Amado en "La muerte y la muerte de Quincas Berro Dágua" habla de las dos formas de la muerte: la moral y la física. En las investigaciones en Argentina se da la inversa: primero la física. Y después gracias al encubrimiento, la inoperancia y la incapacidad llega la segunda muerte, la moral.

Las víctimas no gozan del derecho a que sus seres queridos y la historia sepan cómo murieron. Pero esto no es nuevo. Le pasa a la familia de Nisman como a la de cualquier víctima de la inseguridad.

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