Una multitud en la Plaza de Mayo en apoyo a Cristina Kirchner y contra el odio político

Una multitud en la Plaza de Mayo en apoyo a Cristina Kirchner y contra el odio político

Cientos de miles de personas se congregaron en la Plaza de Mayo en respaldo a la Vicepresidenta. "El odio afuera", se reclamó en un escenario en el que se mezclaron gobernadores, sindicalistas, funcionarios y dirigentes de organizaciones sociales y de ddhh. Para este sábado está convocada una sesión especial en Diputados pero no está asegurada la participación opositora.  

Por

FERNANDO CIBEIRA

 

La multitud que se congregó en la Plaza de Mayo marcó el punto más alto de las múltiples manifestaciones realizadas este viernes en apoyo a la vicepresidenta Cristina Kirchner, en repudio al intento de asesinato en su contra y a los discursos de odio que lo motivaron. "Hacemos este llamamiento a la unidad nacional pero no a cualquier precio: el odio afuera", concluyó el documento leído sobre el escenario.

Acompañaron funcionarios, gobernadores, legisladores, sindicalistas, dirigentes sociales y de organizaciones de derechos humanos que participaron de las reuniones de ayer en la Casa Rosada. Cristina recibió en su departamento a la jueza y al fiscal que instruyen la causa y luego al presidente Alberto Fernández, quien se acercó para interiorizarse sobre su estado. Las movilizaciones en apoyo se multiplicaron por todo el país y también en embajadas argentinas en el mundo, desde donde llegaron respaldos de muchos mandatarios, como el del papa Francisco y el del secretario de Estado de Estados Unidos.

El Ejecutivo decretó feriado nacional para marchar por la paz y consiguió el efecto buscado. Para ser una movilización convocada de un día para el otro, reunió una multitud impactante, calculada en medio millón de personas. Por supuesto que organizaciones políticas, sociales y sindicatos aportaron columnas nutridas, pero también hubo muchísima gente marchando por su cuenta, levantando carteles de apoyo a Cristina hechos a mano o banderas caseras.

Tal vez por el alivio de que el atentado no tuvo consecuencias, la movilización se realizó en un clima alegre. A las 18, la actriz Alejandra Darín leyó el documento "La paz social es una responsabilidad colectiva". 

 

 

"Desde hace varios años, un sector minúsculo de la dirigencia política y de sus medios partidarios, viene repitiendo un discurso de odio, de negación del otro, de estigmatización, de criminalización de cualquier dirigente popular o afín al peronismo, y aún de cualquier simpatizante. Todos hemos visto movilizaciones donde se pasearon por las plazas más importantes de la Capital Federal bolsas mortuorias, ataúdes o guillotinas", señaló en uno de sus párrafos más significativos, que no le cayó bien justamente a un sector de la oposición y a los medios afines que no quieren hacerse cargo del clima social que buscan instalar con ahínco desde hace años, día tras día.

De hecho, Juntos por el Cambio no emitió ninguna declaración de condena al ataque. En un zoom que realizaron sus jefes, quedaron en acordar con el Frente de Todos que no se los responsabilice por la escalada de violencia como condición para participar de la sesión especial de este domingo y, eventualmente, suscribir el documento que se votará.

 

 

Hubo dos reuniones principales en la Casa Rosada.

Por la mañana, el encuentro de gabinete, en el que el Presidente hizo hincapié en que el atentado era un hecho grave para la democracia argentina pero, especialmente, marcó que se había apuntado a Cristina Kirchner como líder política. Los ministros quedaron en participar como simples militantes de la movilización, mezclándose con la gente. Gabriel Katopodis, Jorge Taiana, Santiago Cafiero, Juan Zabaleta, Wado de Pedro, Martín Soria, Matías Lammens, Eli Gómez Alcorta, Agustín Rossi y Gabriela Cerruti fueron algunos de los funcionarios que pasaron algunas horas en las inmediaciones de la Plaza junto a los manifestantes.

En la otra reunión importante, más tarde, se sumaron los gobernadores Axel Kicillof, Jorge Capitanich y Ricardo Quintela, la conducción de la CGT y la CTA, de organizaciones sociales y, en especial, organismos de derechos humanos. El Presidente compartió la cabecera con Estela Carlotto y Taty Almeida. “Tenemos que volver a poner en práctica un pacto democrático donde la violencia sea excluida y el discurso del odio sea eliminado", planteó Fernández. 

Alberto Fernández no se sumó a la movilización sino que se trasladó a Juncal y Uruguay para visitar a la Vicepresidenta. Inmediatamente luego del atentado habían conversado telefónicamente pero el Presidente quería verla en persona para transmitirle su apoyo y ver cómo se encontraba. Para entonces, Cristina ya había prestado testimonio ante la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo.

Luego de despedir al Presidente, Cristina sorprendió al salir de su casa y acercarse a saludar a los manifestantes que hacían guardía. Con anteojos oscuros, se la vio sonriente. "La noté muy firme, muy entera", comentó el diputado Leopoldo Moreau a El Destape Radio tras haber conversado con ella. "Reflexionamos acerca de generar  mecanismos de defensa de la democracia. Creo que lo que ha pasado en los últimos días conmocionó a todo el mundo”, agregó. 

 

 

Hubo movilizaciones y actividades en distintas provincias, lo mismo que en embajadas argentinas repartidas en el mundo. Se sumaron numerosas repercusiones internacionales por el atentado.

En Brasil, por ejemplo, Lula agradeció a Dios que Cristina saliera ilesa del ataque de un "criminal fascista", pero también el presidente Jair Bolsonaro dijo estar alegre porque el atacante no hubiera sabido utilizar el arma. El mexicano Andrés Manuel López Obrador, el colombiano Gustavo Petro, el español Pedro Sánchez y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, fueron otros de los mandatarios que se expresaron.

El papa Francisco emitió un comunicado y luego llamó por teléfono a la vicepresidenta para saludarla. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, expresó la condena de la Casa Blanca por el intento de asesinato y que acompañaban al Gobierno y al pueblo argentino en el rechazo a la violencia y al odio.  

El énfasis de Washington resultó más contundente que la postura de la principal oposición, que debatía internamente qué hacer. "En el discurso político toda va a seguir igual", imaginaba un ministro de los que se mezclaron en la multitud en las calles. Parecía estar en lo cierto. "Tienen una actitud patotera, no nos van a amenazar ni amedrentar", aseguraba el senador Luis Juez por la noche en La Nación Más respecto al pedido del oficialismo de terminar con el mensaje de odio. "Hablan de amor en un discurso cargado de odio y resentimiento. No fue un 'feriado de reflexión', fue un acto partidario y una oportunidad perdida de ser mejores", agregaba el diputado macrista Cristian Ritondo en las redes.

En ese clima, este sábado al mediodía se realizará la sesión especial en la que se invitará a la oposición a expresar su rechazo a la violencia, pero negociaban los términos del acuerdo y el contexto en el que se realizará el debate. 

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