Mileísmo subterráneo

Mileísmo subterráneo

Por: Javier Calvo. La caída del proyecto de ley de Ficha Limpia y ciertos movimientos electorales del Gobierno reafirman una tendencia que ya se ha verificado en el oficialismo en anteriores oportunidades, con suerte dispar. Es evidente que existe un mileísmo desbocado, provocador, agresivo, implacable y autocelebratorio. Pero hay también una dimensión menos visible, más subterránea, donde imperan la negociación, las conveniencias, el pragmatismo.

 

Javier Milei y su equipo nunca se mostraron fanatizados por abrazar la iniciativa que años atrás parió Juntos por el Cambio, por la que alguien con condena por corrupción en dos instancias no podía aspirar a una candidatura nacional. A esta altura, la idea parecía tener una destinataria especial, Cristina Fernández de Kirchner.

Los libertarios dieron sobradas muestras de su escasa voluntad para apoyar el proyecto, que encima se convirtió en una bandera del PRO, una fuerza con históricos vaivenes a la hora de propiciar el republicanismo y la transparencia.

De hecho, el año pasado, cuando fue el primer intento de sancionar Ficha Limpia, el vocero paraoficial Daniel Parisini (a) Gordo Dan no tuvo empacho en su defenestración. El argumento era casi kirchnerista: decía que propiciaba una proscripción que podían definir jueces corruptos y que si se aplicaba a casos como los de Donald Trump o Jair Bolsonaro (dos amigos de la casa) estarían impedidos de candidatearse.

Luego de marchas y contramarchas, con denuncias incluidas del PRO sobre un presunto contubernio entre Milei y CFK para hegemonizar el nuevo capítulo de la grieta, los libertarios respaldaron la ley pero “a reglamento”. La iban a votar sin militarla. Si salía, se atribuirían el éxito. Si no, culparían al macrismo por su inoperancia, sobre todo en medio de la áspera campaña porteña. LLA incluso pretendió postergar el debate en el Senado hasta después de la elección en CABA.

Al final, Ficha Limpia quedó en la nada el miércoles 7. Por un voto. Para ello fue clave el giro de los dos senadores del oficialismo de Misiones, quienes originalmente avalaban el proyecto. Ambos, dependientes del poderoso caudillo provincial peronista Carlos Rovira, solían acompañar las iniciativas libertarias, a tono con la colaboración que desde hace décadas tienen los sucesivos gobiernos de Misiones con sus pares de Nación. Poco importa el color partidario.

Lo más curioso no es tanto el viraje como quién lo dispara. Aunque la gestión misionera pone su granito de arena a los intereses legislativos mileístas y la provincia recibe con asiduidad asistencia nacional, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, desmintió que LLA tuviera algo que ver en la voltereta de los senadores de Misiones.

Funcional a esta narrativa negadora aparece el jefe de la bancada peronista en el Senado, el formoseño José Mayans, quien hizo trascender por algunos medios que había hablado con Rovira.

Sin embargo, desde Misiones refutaron a Francos y Mayans. Bajo estricta reserva, fuentes oficiales de esa provincia dejaron en claro a PERFIL que la modificación de la postura de sus senadores obedeció a un pedido de último momento de la Casa Rosada. Algunos voceros hacen referencia a un llamado directo de Milei a Rovira. Otros, a la intervención del asesorísimo Santiago Caputo.

Por qué. Cabe interrogarse cuál sería la ganancia libertaria en impedir que saliera Ficha Limpia. Surgen explicaciones al respecto en el círculo presidencial.

La más obvia es que prefieren tener subida al ring electoral a Cristina y ganarle. Polarizar con ella o con quien ella indique aumenta las chances de triunfo, creen en el oficialismo, e invisibilizan a quienes eviten cuadrarse junto a LLA. Es la táctica que se aplica al PRO y a la UCR.

En voz baja, hay gente en el Gobierno que enciende alertas por esta estrategia. Una es por la historia: Mauricio Macri agitó en exceso el fantasma CFK (a la que hasta venció en la elección bonaerense para el Senado de medio término, en 2017) y luego se lo devoró. También por el presente: se expanden en el mercado inquietudes en torno al freno de algunas inversiones productivas del exterior, hasta ver qué resultado obtiene Milei (y el kirchnerismo) en las legislativas de octubre. ¿Tendrá relación con el retraso de los procesos privatizadores el desinterés de grupos extranjeros, pese al RIGI?

En el boicot oficialista a Ficha Limpia jugó además la resistencia a que el PRO sacara provecho de la aprobación de la ley a diez días del comicio que más los enfrenta. Y justo cuando la autora principal de la iniciativa, la diputada Silvia Lospennato, encabeza la lista amarilla que se bate a duelo con el vocero-candidato Manuel Adorni para ver quién le gana a quién. Les resulta secundario que todas las encuestas den como favorita a la boleta peronista del exradical Leandro Santoro.

De la puja capitalina dependerá gran parte del armado electoral entre LLA y PRO a nivel bonaerense y nacional. Si lo hay, especialmente en el último caso. Por eso Macri volvió a apuntar fuerte contra el Gobierno por Ficha Limpia: “Defraudó a todos los argentinos”.

La inquina libertaria contra el macrismo se concentra en CABA, pero la excede. Por ejemplo en Chaco, donde se vota hoy en las legislativas provinciales, LLA se adosó al frente que responde al gobernador radical Leandro Zdero, quien va adelante en los sondeos. A esa construcción “sin pureza”, como prefiere Karina Milei, se llegó porque Zdero accedió a dejar afuera a sus aliados del PRO. La necesidad tiene cara de hereje: Chaco también suele recibir asistencia nacional.

Será interesante observar qué pasará en otro distrito radical, como es Mendoza. La vicegobernadora de Alfredo Cornejo, Hebe Casado, anunció que sigue los pasos de Patricia Bullrich y deja el PRO para afiliarse a LLA.

En las provincias gobernadas por diferentes espacios peronistas, amigables con Balcarce 50, nadie aspira a una coalición. Se contentan con llegar a acuerdos “razonables” que le otorguen “sosiego” a los mandatarios locales tanto como a Milei. ¿Qué se suele acordar electoralmente? Que a nivel local las listas libertarias sean funcionales a los gobernadores o no impliquen un desafío. Se verá hoy si eso resulta en Salta y próximamente en Misiones, Catamarca, Santiago del Estero y Tucumán, donde hasta el exsocio mileísta, Ricardo Bussi, brama por orfandad.

Acaso esta habilidad flexible de Milei en la política (y en la economía) tenga poco de originalidad. Puede hallar incluso una referencia en una antigua máxima que sus amigos le atribuían a Néstor Kirchner, a la hora de justificar situaciones contradictorias: “No escuchen lo que digo. Miren lo que hago”. La reivindicación menos pensada. ¿Será la única?

Comentá la nota