Investigar al poder: en la Oficina Anticorrupción, la orden es no molestar

Investigar al poder: en la Oficina Anticorrupción, la orden es no molestar

El organismo, clave en la lucha contra la corrupción, muestra muy poca actividad; mínimos aportes en causas sensibles

 tiempos en que la Justicia aceleró las causas en que están involucrados integrantes del gobierno nacional, la Oficina Anticorrupción (OA), organismo clave en la lucha contra la corrupción, mantiene una actitud de letargo.

Los procesos que tienen como protagonistas a integrantes de la administración kirchnerista se suman a diario. La presidenta Cristina Kirchner es investigada por el juez federal Claudio Bonadio. El vicepresidente Amado Boudou está procesado en dos expedientes y a la espera de un juicio oral. Ex funcionarios como Ricardo Jaime, Juan Pablo Schiavi o Juan Manuel Abal Medina también enfrentan complicaciones en los tribunales. Ministros como Julio De Vido (Planificación Federal) y Julio Alak (Justicia), o funcionarios de primera línea como el camporista Mariano Recalde, mandamás de Aerolíneas Argentinas, son parte de un listado que no para de crecer.

Pero en estas historias el aporte de la OA fue en algunos casos mínimo y en otros, nulo. "No molestar es la orden. No hay mucha actividad; hoy no les interesa avanzar", confió a LA NACION uno de los cuadros técnicos que tiene la OA.

"Es así, pero te van a decir que hicieron muchas presentaciones ante la Justicia. Son todas berretadas", aseguró otro de los empleados que trajina los pasillos de la OA desde hace poco más de una década.

El diagnóstico que realizaron las fuentes internas del organismo fue ratificado por cuatro jueces federales. El organismo no se habría presentado como querellante en ninguna causa "importante o relevante" en este año que concluye. Sólo mantuvieron activas las causas que ya estaban sustanciadas o hicieron presentaciones en pesquisas que no incomodan al poder.

"Se mueven en las causas viejas, pero no aparecen en ninguna de las pesadas", explicó a LA NACION uno de los 12 jueces federales que ocupan sus despachos de los tribunales de Comodoro Py, en el barrio porteño de Retiro.

Las "viejas causas" refieren a algunos de los máximos íconos del menemismo y en tiempos de la Alianza, empezando por los ex presidentes Carlos Menem y Fernando de la Rúa. Hasta ahora la efectividad de la OA como querellante ha sido pobre. Según el último informe de gestión, en las nueve causas por enriquecimiento ilícito en las que el organismo de control se presentó como querellante, tres finalizaron (una por muerte, otra por absolución y otra por sobreseimiento), mientras que las seis restantes se encuentran en trámite.

Desde la OA desmienten la información. "En todas las causas en las que se investiga el enriquecimiento ilícito de algún funcionario, nos presentamos", dijeron a LA NACION fuentes oficiales de la oficina que conduce el kirchnerista Julio Vitobello.

En este año, la OA trabajó "un universo de 800 carpetas" y a fin de año se habrán presentado unas 140 denuncias penales, según aclararon. Entre las presentaciones que hizo la OA, destacan la presentación de 24 carpetas en la causa Ciccone. Aunque, según pudo saber LA NACION, no habrían aportado datos relevantes para esclarecer la investigación que tiene a Boudou contra las cuerdas en el caso de la presunta apropiación de la imprenta.

Según los datos oficiales aportados en el informe de gestión, entre 2003 y 2013 la Oficina Anticorrupción investigó a 164 funcionarios y ex funcionarios del gobierno nacional por supuesto enriquecimiento ilícito. Aunque, hasta junio de este año, la mayoría de los casos todavía estaban en estudio; según publicó LA NACION en junio, sólo 44 fueron derivados a la Justicia para su investigación.

"Lo que sucede a la OA no escapa a la tragedia del descontrol o no control a los funcionarios que ha impuesto el kirchnerismo. Cristina Kirchner nunca tuvo este tema entre sus prioridades", aseguró la diputada nacional por Pro Laura Alonso.

Las pesquisas que realiza la Oficina Anticorrupción -organismo que depende del Ministerio de Justicia, a cargo de Julio Alak- son de carácter reservado. No se trabaja con expedientes, sino que se trata de "carpetas". Tampoco tienen un plazo determinado para trabajar. "La transformaron en una oficina burocrática, antes no era así", sostuvieron los trabajadores de la OA consultados por este medio.

"Cerrar la OA era un alto costo político, por eso la mantienen operando al mínimo. Pero es un organismo en el que trabaja gente proba", manifestó el diputado radical Manuel Garrido.

SELLO DE GOMA

Para el ex el fiscal de investigaciones administrativas y ex director de Investigaciones del organismo, la OA hoy "es un sello de goma; está congelado".

Pese al estado de hibernación en el que se encuentra, todos los consultados coincidieron en que con decisión política la OA se puede recuperar.

"Es un organismo que se puede rescatar. Tenés adentro gente capacitada, pero está en el freezer; pasa lo mismo que en la Cancillería. No la están [por la Oficina Anticorrupción] usando", explicó otro de los integrantes de la OA que están en desacuerdo con la forma en que está administrada.

La OA también es custodio de las declaraciones juradas de todos los funcionarios públicos, aunque a partir de la reforma judicial, en mayo del año pasado, la información que dan a conocer los funcionarios es limitada, ya que tienen que completar un formulario de la AFIP, que exige un menor nivel de detalle sobre los bienes por declarar. Entre las cuestiones más destacadas, no se puede conocer la evolución patrimonial y tampoco se incluye a cónyuges o hijos.

El estado de situación que atraviesa la OA no escapa a lo que ocurre en el resto de los organismos que tienen el deber de controlar al poder. El desempeño de los principales órganos de control del Estado como la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA) -cargo que permaneció vacante durante más de cinco años hasta hace 11 días-; la Unidad de Información Financiera (UIF), al mando de José Sbattella, y la Sindicatura General de la Nación (Sigen), a cargo del ultrakirchnerista Daniel Reposo, es bastante deficiente; sólo la Auditoría General de la Nación (AGN) mantiene algún grado de independencia.

"El kirchnerismo distorsionó el control. Por un lado, protege a los funcionarios sospechados y no los investiga, levantó las barreras para que pase cualquier cosa. Por otro, usa al control para inventar investigaciones, amedrentar y perseguir a particulares. El 10 de diciembre de 2015 hay que poner cada cosa en su lugar y fortalecer las instituciones de control", cerró Alonso.

UN FISCAL CON BAJO PERFIL Y POCA ACTIVIDAD

Julio Vitobello

Fiscal de control administrativo

 

Dirigente del peronismo de Capital, llegó al organismo por decisión de Cristina Kirchner en 2009, en reemplazo del fallecido Abel Fleitas Ortiz de RosasEn 2014, el órgano de control no se habría presentado como querellante en ninguna causa relevante, según confirmaron cuatro jueces federalesPor su cercanía con el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, llegó a compartir partidos de fútbol con Néstor Kirchner en Olivos

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