Entrevista a Pichetto: Por qué apoya a Larreta y su última charla con Macri: "Una parte de JxC cree en soluciones mágicas"

Entrevista a Pichetto: Por qué apoya a Larreta y su última charla con Macri:

El histórico senador y actual auditor, que supo comandar al kirchnerismo en el Congreso, encarna la cuarta pata de la coalición opositora. Ahora apuesta por Larreta como su cabeza de lista para Diputados y cuestiona el discurso de "dinamitar" todo. Crítica a la Iglesia y su aval a la pobreza

 

Mariano Beldyk y Silvia Mercado

"Existen dos populismos en el debate en la Argentina. La visión del populismo de izquierda, de creer que la magia del Estado, los planeros, rezar un poquito, que conforma una ideología que lleva adelante el Gobierno. Y el otro populismo que también está inserto en la campaña que focaliza en el otro extremo del marco ideológico. No hay que comprarse que el populismo está solo en la centroizquierda", lanza Miguel Ángel Pichetto, en el inicio de una larga charla con El Cronista en medio de su campaña como precandidato a diputado en Juntos por el Cambio

Desde su despacho en la Auditoría General de la Nación, donde recibe a este medio, Pichetto observa la Plaza de los Dos Congresos y un poco más allá, el Palacio Legislativo donde se desempeñó durante 17 años y se convirtió en la principal espada del justicialismo en la Cámara alta. No tuvo la mejor relación con Cristina Kirchner pero la acompañó hasta 2017, cuando empezó a sentir que había terminado un ciclo y se dispuso a trabajar en una mesa de peronistas republicanos: "Capitalistas sin culpas, institucionalistas y no movimientistas", esgrime.

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En la gran crisis económica que tuvo Mauricio Macri en 2018, Pichetto fue invitado por fondos de inversión de los Estados Unidos con intereses en nuestro país. Entonces aseguró que el peronismo no atacaría al Gobierno, con lo que le dio varias vidas a Cambiemos en el juego del poder. Macri todavía agradece esa "visión de Estado" al punto que un año después lo convocó para acompañarlo como vice en la fórmula. 

La derrota presidencial al año siguiente no lo achicó y más tarde organizó un partido con varios dirigentes que abandonaron, como él, al Frente de Todos: lo llamó Encuentro Republicano Federal y lo integró en la mesa de Juntos por el Cambio como la "cuarta pata" de la coalición opositora. 

Pichetto no esconde que hubiera preferido que Macri volviera a postularse como candidato a Presidente. Pero la disputa en las PASO lo encuentra hoy al lado de Horacio Rodríguez Larreta, enfrentando a la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Las razones de su alianza las explica aquí, su rol en una futura gestión y los temas que incomodan al progresismo -a su entender-, en este diálogo con El Cronista.

- ¿Se define como un derechista extremo?

- De ningún modo. La radicalización por derecha es otra forma de populismo. Lo vemos en el extremo de Javier Milei, que es el caso prototípico, pero también en la visión de algunos sectores de Juntos por el Cambio que creen en las soluciones mágicas o en las salidas de tipo personal de 'yo puedo porque soy el más malo'.  Se apela a las emociones, a los golpes efectivos, a las declaraciones que generan impacto. Es otra forma del populismo.

- ¿Cómo se lucha contra ese populismo? 

- En el debate de las ideas, Juntos por el Cambio tiene que ir a un centro democrático capitalista, con un programa posible de reformas y cambios, que hay que hacer en la primera etapa rápidamente y luego hacer las grandes reformas ganando el debate cultural, construyendo las mayorías para convencer a la Argentina. Aquí ya hay que convencer a los medios de comunicación; a la Iglesia que tiene que dejar de hacer pobrismo; a los actores de la cultura, que son todos de izquierda guevarista y les encanta el protochavismo comunista con algo de catolicismo. Tienen que cambiar las ideas en la Argentina. No es bueno ser pobre. El mérito hay que valorizarlo y el derecho a la propiedad privada no es un derecho secundario. Son ideas negativas que se instalan.

- ¿Por qué piensa que Larreta, que siempre cultivó una figura más bien moderada, se acerca a usted que tiene un discurso confrontativo?

Yo no soy un tipo de las extremas. Siempre llegué por el voto popular, debo haber participado en 40 elecciones, creo que nací siendo candidato. Y Horacio es un precandidato a Presidente que incorpora a todos los sectores: me convocó a mí pero también a (Gerardo) Morales, a (José Luis) Espert y a (Elisa) Carrió. Hay un esquema de mucha amplitud con una visión que la cuestión argentina pasa por los cambios y el sostenimiento del sistema democrático. Él conoce mi agenda y por eso me convocó pero también porque soy un tipo realista

-¿Le hubiera gustado ser usted el candidato a Presidente? Estaba en carrera con su precandidatura y la bajó para sumarse como cabeza de lista en Diputados...

-Sí, claro, quería ser candidato a Presidente, pero entiendo que la política es lo posible. El realismo en mí es un elemento de gravitación. Y me incorporé al espacio donde tuvieron más interés en hablar conmigo y me transmitieron la idea de que puedo hacer un aporte significativo en el próximo gobierno. Y lo dejo ahí, como decía Bernardo (Neustadt).

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Su rol en un futuro gobierno de Larreta

- Después de una trayectoria tan extensa en el plano legislativo, ¿cuánto pesa esa capacidad de ordenar -a partir de su experiencia como jefe de bloque tanto tiempo- a la hora de ponderar su futuro rol en una gestión de Larreta?

- Conozco el Congreso, 26 años de mi vida tienen que ver con ese edificio que está enfrente: ocho años como diputado y 16, como senador. Conozco cada pasillo del Congreso y lo que significa la construcción de los diálogos y el armado de los consensos necesarios para consolidar el debate plural en el Argentina.

- Igual llama la atención que Larreta empiece a empatizar con su agenda...

- Eso lo iremos armonizando. Creo que Horacio tiene claro que la Argentina necesita cambios imprescindibles: la construcción de un capitalismo productivo dentro de una visión internacional; eliminar gradualmente la estructura casi delictiva de este tipo de organizaciones en las que el exponente tremendo hoy es Emerenciano Sena, ¿pero cuántos "Emerencianos Sena" hay en la Argentina? ¿Cuánta gente hay dominando a otros seres humanos para cortar rutas porque si no te quitan el plan? 

-¿Qué propone hacer con las organizaciones sociales y los planes sociales?

- Es un mundo con el que hay que terminar. En un mundo donde la tecnología gravita y la ANSES tiene todo el registro, ese sistema de planes sociales tiene que estar bancarizado y después tenemos que darnos plazos para ir armando el mundo del trabajo y la producción y eliminando definitivamente los planes hasta dejar solo para emergencias esa ayuda del Estado. Hay que actuar con responsabilidad.

- ¿De qué modo impacta sobre la pretensión de construir un peronismo republicano alternativo a la línea mayoritaria los episodios como el del sanjuanino Sergio Uñac, buscando su reelección contra lo que fija la Constitución de su provincia?

- Todo lo que construyó Uñac en San Juan como imagen lo destruye en este tipo de construcciones más propia de sistema feudales y esquemas autoritarios cuando su provincia es un ejemplo de sociedad abierta en la que ingresó el sector privado con todo su potencial en la minería y los servicios ligados. Esto significa que la sociedad ya no depende tanto de la estructura estatal. Y eso es una frustración porque Uñac es un hombre de la generación intermedia a través de la cual el peronismo tiene que renovarse frente a lo que percibo como un fin de ciclo de ideas que atrasan.

-Esas ideas que atrasan al peronismo, a su entender, son las que enarbola el kirchnerismo: ¿cómo explica que sigan liderando al movimiento?

-El peronismo es una máquina de poder y mientras la posibilidad del triunfo este abierta, van a estar ahí. Y hoy el peronismo sigue sin chistar a La Cámpora, que postula que Venezuela no es una dictadura ni tampoco lo es Nicaragua. Nicolás Maduro acaba de impedir la candidatura de María Corina Machado y dicen que no es una dictadura. Daniel Ortega encarceló a todos los candidatos de la oposición y dicen que no es una dictadura. Son ideas que atrasan. Fijate la dificultad que tiene La Cámpora que no ha podido construir un liderazgo: tal vez la figura de Wado de Pedro era la más moderada que tenían pero así y todo no lograron construirlo como líder. En su esencia está el fracaso de una generación que ya dejó de ser joven.  Y volviendo al caso de San Juan y Uñac, además de la ley de lemas, el haber elegido al hermano (Rubén) fue un error, porque la gente percibió que había una intención de perpetuarse en el poder a través de la familia.

- Ahora, esos legados de sangre no se ven solo en el peronismo: Diego Santilli va en la boleta con Gustavo Posse, una familia que hace 40 años gobierna San Isidro...

- Yo me hago cargo de lo que soy y lo que digo. En todos estos años jamás se me ocurrió poner a mi mujer ni de candidata a concejal. Hay un sistema que tiene que ser analizado en el marco de las constituciones provinciales. Además, en la lógica de un triunfo electoral que hay que construir en la provincia de Buenos Aires, valoro la convocatoria de Santilli a alguien como Posse, por el gran conocimiento que tiene y la experiencia en gestión que es lo que se necesita. Valentía y decisión para domar el potro de la Provincia de Buenos Aires.

- A diferencia de Neuquén y San Luis, donde ganó un referente que supo ser del riñön oficialista local antes, en San Juan se completó un giro de 180° de la mano de un nombre propio de Juntos como Marcelo Orrego, ¿cree que el último triunfo en San Juan se replicará en otras provincias?

- Bueno, venimos desde la victoria en San Luis. Son síntomas. Se está cayendo la patria de los Emerenciano, una persona que recibe plata del Estado para hacer escuelas y va con la bandera del Che y va al Vaticano a recibir la bendición del Papa. Es demencial. Todo eso está repercutiendo también: ese modelo del pobrismo, del manejo de la gente a través de estas organizaciones que están en su faz política.  Ese mundo se está desmoronando como la construcción de "somos todos buenos" en la Argentina. Tenemos que tener políticas migratorias inteligentes, no digo de cierre de fronteras, pero se necesita un diseño de país: a dónde van, qué destino tienen. Hay que hacer política demográfica y de apertura migratoria orientando a la migración para que venga a trabajar. Hay mucha visión correcta y estos debates son incómodos.

- ¿Siempre pensó de este modo?

- Siempre, lo que pasa es que no me escuchaban. Si escuchan mis discursos en el Senado van a ver la coherencia que tuve en materia de seguridad, por ejemplo. Hace poquito, en un acto en La Plata, la señora (Cristina Fernández de Kirchner) dijo "yo tenía un presidente de bloque en el Senado que me decía que no tenía que darle planes a las organizaciones. Y yo siempre le decía que el problema no eran los planes sino la evasión". Lo dijo ella. Siempre estuve en contra de esa política social que también implementó su cuñada, Alicia Kirchner. Los movimientos sociales ya son supra-estados, tienen más poder que los Estado y hasta están confundidos con el gobierno.

- ¿Cuándo fue la última vez que habló con Mauricio Macri?

- Hará 20 días. Aunque yo le había anticipado que no iba a estar en un lugar, sino en el otro. 

- ¿Y cómo lo tomó el expresidente?

- Bien. Yo estuve con él hasta el último minuto. Siempre sostuve que iba a ser el mejor candidato a la presidencia, pero siempre están lo que yo denomino las circunstancias. Y las decisiones personales hay que respetarlas. Yo tengo un respeto por él, un aprecio personal. Ahora, a esta altura de mi vida, también decido por mí mismo. Y en la política hay una cuestión de interacción: o sea, nadie está en un lugar donde no quieren que estés.

- Está diciendo que Patricia Bullrich no quiso que estuviera con ella...

- Estoy diciendo lo que digo. No quiero agregar nada más.

La interna de Juntos por el Cambio, según Pichetto

- Usted viene del peronismo, donde las peleas son fuertes. ¿Cómo está viviendo la interna de Juntos por el Cambio?

- En el peronismo no hay internas. Cuando hubo, terminaron muy mal. Ahora va a ser distinto, van a hacer estas primarias de menor cuantía tapándose la nariz para tratar de retener el voto de los pobres con la bendición de una Iglesia que tolera discursos de alta violencia de acuerdo a quién lo diga. Si es un hombre cercano al Vaticano puede decir lo que quiera, que viene un reguero de sangre, cualquier cosa. Yo no tengo obsesiones, pero tengo una visión crítica respecto a una Iglesia con contenido espiritual. Ahora la reivindicación de la Patria cartonera por parte del obispo de La Plata expresa una mirada clasista de la Iglesia argentina que es negativa para el país.  Ojalá algún día la Iglesia retome el camino espiritual que la Argentina necesita.

- ¿Cómo sigue el planteo de ampliar la coalición con la idea de Larreta de incorporar al gobernador cordobés Juan Schiaretti? 

- Bueno, una vez terminado el proceso de la primaria habrá que empezar a analizarlo. Como Rodríguez Larreta, yo estoy de acuerdo con ampliar la oferta electoral hacia el peronismo y otros sectores políticos. Fíjense que también lo amplió con José Luis Espert, porque el patrimonio de las ideas liberales no lo tiene solo Javier Milei. Así que me parece que, en este camino de la ampliación, el diálogo institucional tiene que ser la base de una visión capitalista y productiva para la Argentina a futuro. El diálogo es inherente a la política.

- Bullrich suena con un discurso más uniforme en toda su línea: ¿no siente que la incorporación de sectores tan disímiles como Espert y el socialismo terminan por generar una identidad poco clara de Larreta?

- Nosotros consideramos que tenemos que construir un mensaje con expectativa política. La ilusión es inherente al discurso político, la visión de futuro, de que Argentina va a salir, que va a requerirse de un esfuerzo pero que el camino será luminoso. Ese es el discurso, esa es la política. Ahora, si a vos te vienen a decir que vas a dinamitar todo, cuidado con eso: la gente tiene miedo de perder lo poco que le queda. Juntos por el Cambio tiene que generar certidumbre y Rodríguez Larreta construye un liderazgo moderado, responsable, constructor de mayorías a través del diálogo. Equilibrio y paz social. El desarrollo de la campaña está sirviendo para consolidar ese mensaje y también veo en Larreta un equipo profesional y de profundo conocimiento de lo público y del Congreso, que será el centro gravitacional de los cambios.

- Ganan las PASO y después la elección: ¿cuáles van a ser los primeros pasos de un plan económico?

- Hay profesionales que ya están trabajando, como es el caso de Hernán Lacunza.  Y considero que hay que tener responsabilidad y razonabilidad en torno a las medidas. Pero sin dudas una de las primeras medidas que hay que tomar es reafirmar la propiedad privada, reafirmar que el Banco Central será uno autónomo que no va a financiar al Estado y vas a gobernar con orden fiscal. Mientras tanto, hay que encarar una reforma del Estado. Empresas mixtas, que es el camino serio, para gravitar. Estuve trabajando con Roberto Dromi, para reformular el sistema empresario público para mi campaña pero puede ser un aporte para la de Horacio. Las empresas públicas no pueden perder u$s 6000 millones anuales, aunque tampoco es cuestión de hacerse el malo: tenés que invertir en apoyar a las pymes.

-¿Tienen plazos o una hoja de ruta para instrumentar esas reformas?

-Entiendo que hay cambios que serán posibles en lo inmediato y otros en los que habrá que ganar el debate cultural a través del consenso social, como el tema tarifario, donde la población tiene que ir comprendiendo que esa es la condición para mejorar los servicios públicos. El Estado y lo público no se aprende en una universidad, es una praxis que exige responsabilidad y experiencia. Y el cambio que se inicia debe estar validado por la sociedad.

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