Las cuatro elecciones provinciales de este domingo mostraron al peronismo en retroceso y cada vez más lejos de recuperar el poder en distritos que en otras épocas gestionó. Las miradas se centraron sobre el trabajo de las intervenciones resueltas por Cristina Kirchner en Salta y Jujuy, con resultados preocupantes. Se combina con la falta de un mensaje claro para el interior del país.
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FERNANDO CIBEIRA
"Los gobiernos de ultraderecha no trabajan por los intereses de las mayorías sino para fortalecer las diferencias de las minorías y eso, obviamente, genera desencanto. Y nosotros no tenemos todavía la capacidad para expresar una alternativa", desgranó el ex gobernador Jorge Capitanich los motivos de su derrota en Chaco en manos del gobernador radical Leandro Zdero en alianza con La Libertad Avanza. Con todo, la elección de Capitanich fue la mejor del peronismo en los cuatro comicios provinciales de este domingo. En San Luis también quedó segundo, aunque bastante más lejos. Pero la debacle de la jornada se ubicó en Salta y Jujuy, justamente, dos distritos intervenidos por la conducción que encabeza Cristina Kirchner. Dos provincias en las que supo gobernar y siempre mantuvo un caudal propio, con porcentajes del 10% o menos. "Están todos enfurecidos con los resultados de las intervenciones", aseguraba un dirigente histórico del peronismo, luego de cruzar algunas llamadas para comentar los resultados.
Por cierto, lo marcaba un integrante de la conducción nacional que preside CFK, se trató de cuatro provincias en las que el peronismo ya venía perdiendo. Además, también es verdad, los gobernadores desdoblan porque entienden que tienen las mejores chances de ganar y el aparato provincial jugando a su favor. En esa línea, podría considerarse lógico el triunfo de los cuatro oficialismos provinciales, pero no explica la cantidad de votos perdidos por el peronismo y su descenso al lote de boletas ubicadas en el pelotón de los que pelean por el tercer lugar. En Jujuy, la candidata a diputada Noemí Isasmendi, una abogada luchadora por los derechos de la mujer, consiguió ese puesto con el 10,8%, superando por sólo dos puntos a la lista del FIT.
A fin de febrero, Cristina Kirchner recibió en el Instituto Patria a los interventores el ex ministro Aníbal Fernández y el intendente de Merlo Gustavo Menéndez junto a varios referentes del peronismo jujeño que se comprometieron a trabajar en un marco de unidad. Entre los que participaron estuvo Rubén Rivarola, dueño del diario El Tribuno de Jujuy, en su momento cuestionado por su colaboración con el ex gobernador Gerardo Morales. En definitiva, se decidieron por una lista con caras nuevas, con Isasmendi a la cabeza, que no consiguió surgir como opción. "El peronismo está en un proceso de recambio, venimos de tiempos difíciles pero estamos orgullosos de la campaña y los candidatos. Logramos q el PJ sea un espacio de oposición, esa fue nuestra tarea", sostuvo la diputada camporista Leila Chaher, a quien se le adjudica la responsabilidad por el armado.
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Por cierto, las decisiones de la intervención y de La Cámpora provocaron la ruptura de la senadora Carolina Moisés, que presentó la boleta del Frente Somos Más que llegó al 4%. Incluso hubo una tercera lista con candidatos peronistas. Fernández y Menéndez le enviaron a Cristina un análisis acerca de lo sucedido. "Nosotros sabíamos que era difícil lo que estábamos planteando porque los otros dos partidos, uno está en el gobierno nacional y otro en el provincial", argumentó Aníbal Fernández el domingo por la noche. Menéndez ponderó que se hubiera logrado recuperar el rol opositor y que se había iniciado una nueva época en el peronismo jujeño, con gente poco conocida al frente. Confiaban que los resultados ya llegarían. Lo cierto es que la irrupción de La Libertad Avanza se llevó buena parte de los votos peronistas, que ahora deberán luchar para recuperar en octubre.
Por cierto, en Jujuy al menos el PJ consiguió retener tres de las 24 bancas en juego. En Salta, en cambio, el peronismo no obtuvo ninguna banca en una elección provincial por primera vez en la historia. Los artífices del logro fueron los interventores el bonaerense Sergio Berni y la pampeana María Luz "Luchy" Alonso, ambos de la confianza de Cristina Kirchner pero sin relación con la política salteña. "No está bien visto que vengan de Buenos Aires a decidir las candidaturas", analizaba el ex gobernador Juan Manuel Urtubey, quien en su momento renunció al PJ pero hoy busca armar un frente que reúna a todo el campo anti Milei en la provincia y no se pierdan los dos senadores nacionales que deben renovarse en octubre. Es de la idea de que es un error buscar trasladar mensajes que sirven para el Amba a las provincias del interior, donde las idiosincracias son diferentes. En definitiva, en una provincia de tradición peronista, el Frente Justicialista sacó el 6,5% en la capital provincial y tuvo números muy malos en todos los distritos.
Quienes conocen la política local hablaban de candidaturas muy "sesgadas" para lo que es tradición local. Pero, es cierto, el candidato de La Libertad Avanza que ganó en la capital era casi un desconocido. Es decir, el sello de La Libertad Avanza acompaña, pero el del PJ hoy no suma. "Estamos desaparecidos de algunas provincias, eso es así. El gobernador de Salta se quedó con dirigentes y votos del peronismo y la novedad de los libertarios nos quitó el resto", analizaba un integrante de la conducción nacional del PJ. Justamente, la intervención fue decidida en febrero porque la dirigencia del peronismo salteño estaba aliada al gobernador Gustavo Sáenz, que en el Congreso viene acompañando los proyectos de Javier Milei.
El interrogante que se generaba era que dirigentes con varios mandatos en sus provincias como Capitanich en Chaco y Alberto Rodríguez Saá en San Luis parecían ya desgastados para enfrentar a los nuevos oficialismos. Pero la supuesta renovación digitada desde Buenos Aires derivó en resultados de terror. "Hicieron todo para quedarse con el partido y ahora se lo van a poner de sombrero", comentaba un dirigente peronista respecto a La Cámpora, que si bien no asumieron en las intervenciones, colocaron su gente en las listas. "Hay una tendencia a bloquear la renovación, que creo que se basa en el miedo. Hay mucha gente que está quemada, son muchos años ininterrumpidos de ejercicio de cargos públicos", sostuvo Juan Grabois en El Destape Radio.
Los malos resultados en las cinco primeras elecciones del año ayudaron a terminar con los debates exasperantes de la Legislatura bonaerense y que se aprobara este lunes el cronograma para las presentaciones de alianzas y candidaturas, tal como había requerido el gobernador Axel Kicillof a recomendación de la Junta Electoral. Ahora llegará el momento de sentarse a armar las listas para las elecciones del 7 de septiembre, una prueba de fuego para la unidad que todos dicen querer mantener. En todas las elecciones provinciales el peronismo fue dividido en dos o más listas y sólo sirvió para profundizar la crisis. Incluso, en Chaco se habría producido un empate si todo el peronismo se hubiera encolumnado en la misma boleta.
Pero este oscuro panorama podría comenzar a revertirse el próximo domingo si Leandro Santoro confirma el favoritismo que marcan la mayoría de las encuestas y gana las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires. "En CABA se hizo un armado muy amplio, están representados todos los sectores. Si nos va bien tiene que funcionar como ejemplo. Lo del domingo es un llamado a la reflexión para todos", sostenía un dirigente del peronismo porteño, confiado en el triunfo de Santoro. Es que todos imaginaban una destino diferente para el peronismo en las elecciones nacionales de octubre, incluso en las mismas provincias donde le fue tan mal este fin de semana.
"Ahí los gobernadores de partidos provinciales juegan poco y lo que se vota es si apoyás a Milei o estás en contra. Y el peronismo es la única fuerza que claramente está parada en la oposición. Lamentablemente, para las elecciones locales eso no sirve, pero estoy seguro de que las nacionales de octubre sí", decía uno de los dirigentes consultados. El ex ministro Agustín Rossi, uno de los vicepresidentes del PJ, lo planteaba así: "Tenemos que recobrar la idea del peronismo como partido nacional para comenzar su reconstrucción en todo el país".
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