El PJ saborea bifrentismo como formato para desafiar a Macri

El PJ saborea bifrentismo como formato para desafiar a Macri

Los 100 mil votos de Río Cuarto son, estadísticamente, un espejo pequeño, incluso irrelevante. Pero la derrota de Cambiemos en esa ciudad cordobesa constituye una novedad inquietante para Mauricio Macri y, a la vez, ofrece una pizca de fantasía al caótico panperonismo.

En Río Cuarto, el imperio cordobés donde José Manuel De la Sota vive hace años -de ahí es su mujer, Adriana Nazario- Macri consiguió en el balotaje del 22-N el 70,1% de los votos y en el turno anterior, la general de octubre, ganó con un 44%. Ayer, Cambiemos, arañaba los 33 puntos.

Hay dos fenómenos más estruendosos. Desde 1983, el PJ solo ganó una vez en esa campiña y repitió ayer cuando la UCR ensayaba un proceso de expansión porque debutaba su alianza con el PRO, lo que hizo que varios ministros hagan campaña y Macri envíe un spot pidiendo votos para Eduardo Yuni, el derrotado.

Como regla general, Río Cuarto expresó al bifrentismo. De un lado quedó Cambiemos, con la UCR y el PRO, y del otro se alineó, casi sin fugas, el peronismo. Juan Manuel Llamosas es un hombre de José Manuel De la Sota, así que la victoria se debe anotar al "Gallego" y al gobernador Juan Schiaretti. En un segundo anillo, puede acreditarse al pacto UNA que De la Sota comparte con Sergio Massa que puso a su gente en esa cruzada. Pero, en verdad, todo el peronismo se subió al festejo porque construye, desde el imaginario, la ilusión de volverse ganador.

José Luis Gioja, que quiere levantar la bandera del panperonismo, llamó a De la Sota para felicitarlo y darle el crédito de la victoria. El sanjuanino es un satélite entre dos fuerzas de gravedad: toma distancia de Cristina de Kirchner y deMauricio Macri, dos planetas que lo atraen y lo repelen.

El peronismo busca la órbita para moverse entre ambos. En Río Cuarto el neocamporista residual fue suelto y quedó en décimas. Todo lo demás se plegó al esquema de De la Sota. El cordobés validó, a su vez, el dominio del territorio y dejó a Macri en una posición de debilidad aunque en Casa Rosada se supo, de arranque, que la elección era difícil porque la gestión de Juan Jure tenía el 60% de rechazo. De la Sota le cobrará la osadía al macrismo que ayer se tropezó con otra certeza de esas que incomodan a Marcos Peña: los "méritos" que lo hicieron receptor del inmenso 70% hace siete meses estaban no estaban en lo que ofrecía Macri sino en lo que tenía enfrente.

Uniones

El expediente Río Cuarto aporta otros elementos. El PJ de esa provincia se revalida como opción de recambio en una ciudad que casi jamás gobernó. Es cierto que fue una elección local pero, como regla, mostró alta volatilidad, lo que pone en alerta cuanto y cómo se puede escurrir el apoyo a Macri en 2017 sobre todo en distritos complejos como provincia de Buenos Aires donde, en 2015, el Presidente como candidato individual perdió tres elecciones: agosto, octubre y noviembre.

El ensayo cordobés ocurre en un contexto de deterioro del Gobierno y de aumento de la vulnerabilidad del PRO y de Cambiemos. Al margen de los sondeos, eso se nota en las conductas y los dichos de los jefes peronistas. Figuras como Juan Manuel Urtubey Martín Insaurralde, emblemas del peronismo Macri friendly, transitan hacia una postura quejosa, más moderada que los K pero crítica porque les resulta dañino figurar como socios u opositores indulgentes. Massa puso en una frase esa identidad cuando habló de un peronismo que "sin dañar" al Gobierno "puede ganar elecciones". 

Hoy, en San Antonio de Areco, tierra que gobierna Francisco "Paco" Durañona, habrá una foto que podría leerse en esa clave unionista. Bajo el amparo del Papa, y su cada vez más abierta desintonía con Macri, más de 20 alcaldes del PJ vindicarán al Pontífice sobre un triple de Francisco: tierra, techo y trabajo. Estarán Insaurralde, Gabriel Katopodis, Mariano Cascallares, randazzistas y K, además de Joaquín De la Torre, exmassista que aparece en una ruleta como posible ministro de María Eugenia Vidal. La novedad es que se muestren cerca cuando hace unas semanas todo olía a pólvora entre esos peronistas. El viernes, en Hurlingham, varios alcaldes PJ recibieron a Miguel Angel Pichetto, casi un CEO de los gobernadores. Pero esos mismos estarán en Areco con la bandera del Pacto de Padua, que bendice Francisco. Nada indica que todo camina hacia una inevitable mixtura de los peronismos. Pero Macri y el Papa pueden producir ciertos milagros.

 

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