Ruptura de códigos y rencores: oficialismo y oposición iniciaron la campaña con heridas abiertas

Ruptura de códigos y rencores: oficialismo y oposición iniciaron la campaña con heridas abiertas

Las primarias en provincias clave empezaron a afectar tanto al Gobierno como a la oposición. Desafíos e incógnitas todavía latentes.

Las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe están entre las más importantes en términos electorales y en esta oportunidad, frente a las primarias (PASO) del 12 de septiembre, se convirtieron en un campo minado para el Frente de Todos y para Juntos por el Cambio.

El presidente Alberto Fernández empezó a sentir las esquirlas de la primaria que deberá atravesar el Frente de Todos en Santa Fe, mientras que el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, comenzó a tener problemas con la UCR y, para evitar que la interna bonaerense entre Diego Santilli y Facundo Manes haga volar a la principal coalición opositora, se piensa en redactar un manual de conducta.

El caso más resonante es el de Santa Fe, donde la lista "oficial" de senadores y diputados que encabezan Marcelo Lewandowski y María de los Ángeles Sacnun se medirá contra la de Agustín Rossi y la vicegobernadora Alejandra Rodenas. Detrás, hay un conflicto que mezcla la puja por el control del peronismo provincial con una curiosa jugada de la vicepresidenta Cristina Kirchner.

Cerca de Rossi afirman que el gobernador Omar Perotti rechazó tres propuestas suyas para armar una lista de unidad del Frente de Todos, pero lo que finalmente lo decidió a lanzarse fue que Perotti golpeara la puerta de la Casa Rosada para pedir que lo bajaran de la contienda. El mandatario provincial les marcó a funcionarios del Gobierno que él tenía derecho a elegir a los candidatos que representarán a su provincia.

El resto es historia conocida: Perotti no tuvo la respuesta que esperaba del Presidente, que apoyaba la candidatura de su hasta entonces ministro de Defensa, y terminó cerrando un acuerdo con Cristina Kirchner para llevar la lista Lewandowski-Sacnun, que dejó "colgados" tanto a Rossi como al jefe de Estado, quien se vio obligado a adaptarse al esquema diseñado por su vice y a pedir la renuncia de Rossi.

La puja se debe a una pelea por el peronismo de Santa Fe con miras a 2023. El ahora ex ministro está convencido de que Perotti quiere separar al peronismo del Frente de Todos y, principalmente, del kirchnerismo. Como prueba, en su entorno cuentan que meses atrás el gobernador empapeló las calles con el nombre "Hacemos Santa Fe", que evoca el "Hacemos por Córdoba" del peronismo independiente de Juan Schiaretti.

La incógnita que quedó flotando en el aire es por qué la vicepresidenta acordó con un gobernador de oscilante relación con el kirchnerismo y dejó afuera de su armado a un dirigente muy identificado con su propio espacio, especialmente si es cierta su hipótesis sobre las intenciones de Perotti.

Una de las explicaciones que dan en el Frente de Todos es que Perotti logró demostrarle a Cristina que Rossi -con larga historia electoral en Santa Fe- tocó un techo y que los santafesinos se inclinan por apoyar a la actual gestión. La vicepresidenta, según esta versión, optó por el pragmatismo ante el riesgo de una derrota que le costaría una banca en el Senado.

En Buenos Aires los problemas internos los tiene Juntos por el Cambio. La campaña para la PASO entre Manes, la apuesta de la UCR, y Santilli, el elegido de del PRO y de la Coalición Cívica arrancó con cuestionamientos muy filosos por parte del neurocientífico hacia Rodríguez Larreta y el clima interno del frente se tensó mucho y muy rápido.

Que el precandidato radical dijera públicamente que espera que los impuestos de los porteños no vayan a la campaña de Santilli "cayó muy mal" en el búnker de Rodríguez Larreta, según deslizaron a iProfesional fuentes de ese espacio. No obstante, el larretismo se mantuvo fiel a su estilo de no confrontación, sin disimular del todo la incomodidad.

La respuesta, en cambio, llegó de parte de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, que lo trató de mentiroso y le facturó la incorporación del ex intendente peronista Jesús Cariglino, una figura poco compatible con la imagen que el radical busca transmitir.

Para evitar una escalda, los referentes de la oposición le encargaron a la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, la elaboración de un código de ética para la campaña, que consistirá en 10 reglas de convivencia. La presidenta del PRO lo definió, con una analogía futbolera, como "un VAR de lo que se puede y lo que no se puede hacer".

Estaba previsto que se presentara en estos días pero, se postergó con el fin de tratar de consensuar primero entre todos las reglas de juego y evitar así un lanzamiento fallido, con incumplimiento de las condiciones.

Una de las cosas que llevó a Juntos por el Cambio a demorar la puesta en práctica de esa idea fue la aparición en escena del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, que salió muy duro contra Rodríguez Larreta al acusarlo de ser "el único responsable" de una supuesta "campaña de desprestigio contra Manes". Incluso lo acusó de estar "detrás" de Carrió.

Como el gobernador, otros dirigentes del radicalismo salieron en defensa de Manes y por estos días llevan adelante conversaciones con el PRO para tratar de bajar el tono de ambas partes. Sobre todo luego de que Morales advirtiera que "si no paran" él no volverá a sentarse "a la mesa de Juntos por el Cambio".

En el partido amarillo confían en llegar a un acuerdo en torno a las reglas de convivencia pero hay dudas respecto de si el postulante radical las aceptará. Fuentes del sector de Manes consultadas por este medio minimizaron el conflicto. "Es un tema que ya está", dijeron, tratando de dar vuelta la página. Sin embargo, las cosas no quedaron bien.

La principal coalición opositora también tendrá que ir a una PASO de alto vuelo en Córdoba, otra provincia clave que elige senadores nacionales en este turno y que Juntos por el Cambio siente casi como un territorio propio, por la popularidad que todavía tiene allí el ex presidente Mauricio Macri.

La interna entre la lista que encabeza Luis Juez, con el apoyo mayoritario del PRO, y la que lidera el radical Mario Negri, empezó a escalar lentamente. Fue por una frase del referente de la UCR, quien dijo que la provincia "hace años que no tiene una voz potente en el Senado". Le salió al cruce Martín Lousteau, que defendió a la senadora macrista Laura Rodríguez Machado, ahora precandidata a diputada en la nómina de Juez.

Sin embargo, ese no es el principal problema. Lo que preocupa a los dirigentes del PRO cordobés, según supo iProfesional, es que Macri no pueda ir a hacer campaña por Córdoba como esperaban y algunos de los dirigentes que cerraron con Juez empezaron a culpar por ello a Gustavo Santos, primer candidato a diputado de la lista de Negri y encargado de negociar con la UCR en nombre del PRO, con apoyo personal de Macri.

En el PRO todavía no se explican por qué Santos acordó con Negri. "El sábado, cuando estábamos armando la lista, Santos se fue a las 7 de la tarde sin decir nada y nos enteramos después que había cerrado con Negri", contó una fuente que participó del caótico armado opositor en Córdoba.

Según estas fuentes, cuando a principios del año Macri fue a Córdoba para bendecir públicamente a Santos como su candidato el objetivo era correr de la escena a Negri y al también radical Ramón Mestre. "¿Cómo va a venir ahora a Córdoba si su pollo se fue con Negri?", apuntó una figura del macrismo.

Todavía nadie descarta que el ex presidente tenga una aparición de campaña en la provincia que le dio la victoria en 2015 y que lo apoyó en 2017 y 2019, pero la jugada de Santos dejó al PRO algo desorientado. Ahora buscan hacerle sentir el rigor y remarcan que "se quedó prácticamente solo" pues la gran mayoría del partido se fue con Juez.

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