Los movimientos internos de Sergio Massa que impactarán en la campaña presidencial del Frente de Todos

Los movimientos internos de Sergio Massa que impactarán en la campaña presidencial del Frente de Todos

Durante su gira por Shangai y Beijing, el ministro de Economía inició una etapa de definiciones que pone en una encrucijada a Alberto Fernández y causa expectativa en la Casa Blanca, que juega a su favor en la negociación con el Fondo Monetario Internacional.

Por: Román Lejtman.

Sergio Massa camina rápido por el lobby del hotel Saint Regis, y bromea con su traductor oficial que es muy joven, formal y desconoce las internas del Frente de Todos. El ministro de Economía le enseñó a decir “Viva Perón!” y a putear en porteño. Al traductor le cuesta decir carajo, aunque Massa lo ayuda con la pronunciación y el tono de voz. El ministro aparecía distendido en público, pero su rictus se congelaba -una y otra vez- cuando le preguntaban en la comitiva qué pensaba sobre la actual estrategia política de Alberto Fernández, la ausencia de una ruta electoral en el Frente de Todos y el futuro del gobierno tras las PASO.

El jefe del Palacio de Hacienda chateó poco con el Presidente. Alegó la diferencia horaria y las dificultades en la comunicación causadas por el régimen comunista que restringe las libertades y obliga a bajarse una aplicación para romper el cerco montado por Xi Jinping para preservar su control informativo en China.

Durante el viaje, Massa intercambió opiniones con Máximo Kirchner, Juan Manuel Olmos y Cecilia Moreau, quienes comparten con Cristina Fernández de Kirchner un libreto político que se escribe con el correr de las horas. Es una versión moderna de Casablanca: el texto se actualiza ante situaciones sorpresivas que pueden cambiar el destino de los protagonistas y la escena final de una historia que dejará vencedores y vencidos.

Máximo Kirchner cumplió con toda la agenda oficial y preservó su bajo perfil y anonimato. Sólo aceptó hacer una selfie con una señora que se lo cruzó en la entrada del hotel Westin de Shangai. Recién había llegado de Buenos Aires y aún cargaba su mochila de viaje.

El líder de La Cámpora apareció una noche en una tertulia que se montó de manera espontánea en un patio gigantesco con una fuente de agua que Massa hizo apagar porque no escuchaba a su interlocutor cuando hablaban de Alberto Fernández. Y después fue una recepción informal en la embajada que empezó con platos típicos y concluyó con un asado improvisado que duró largo tiempo.

Máximo Kirchner tiene opinión formada del Presidente, y en China repitió su letanía.

Olmos es vicejefe de Gabinete y agotó su celular hablando en los lobbies de los hoteles Westin y Saint Regis. Considera que es un error estratégico montar unas PASO con innumerables candidatos que atomizarían el resultado final, y busca una diagonal que permita encontrar un espacio común entre Alberto Fernández, Cristian y Massa. Se trata de una tarea compleja que tiene el reloj y las circunstancia políticas en contra.

Sergio Massa, Máximo Kirchner y Dilma Rousseff durante un encuentro formal en Shangai (China) para analizar la posible cooperación entre el banco de los BRICS y Argentina

Massa argumenta ante Máximo Kirchner, Olmo y Cecilia Moreau que Alberto Fernández “se dispara un pie” cuando alienta las candidaturas de Daniel Scioli y Victoria Tolosa Paz y explica que una derrota en las PASO colocaría al gobierno frente a un desierto distópico. “Necesitamos orden, un sistema y tres ideas fuerzas. Con eso estamos competitivos”, completa el ministro de Economía.

El Presidente tiene otra mirada del tablero político de la Argentina, y esas diferencias causan una fricción con Massa que conmueve al gobierno ante un escenario con vacío de poder. Alberto Fernández sostiene que “las Paso son una ley que hay que cumplir” y ve poco probable un candidato de consenso.

El jefe de Estado considera además que la aparición del tándem electoral Daniel Scioli-Victoria Tolosa Paz “cambió el escenario”. Y añade que la aparición de un candidato como Agustín Rossi “pone en crisis” al kirchnerismo duro.

En la intimidad de Olivos, Alberto Fernández arremete también contra la tesis electoral de Massa. Recuerda que Scioli fue el candidato más votado en 2015, y que después perdió los comicios generales contra Mauricio Macri. “Y si el candidato único no suma y la fuerza queda segunda. ¿Ahí los mercados van a quedarse tranquilos? Es un pensamiento absurdo”, concluye el presidente ante su círculo íntimo.

Al otro lado del Gobierno, Massa piensa distinto.

“Por mí que pongan al perro Pluto. Pero necesitamos un sólo candidato. Si hay varios, quedamos cuartos y nadie garantiza la estabilidad de los mercados. En Olivos están pensando en las elecciones y no en el gobierno. Sin gobierno no hay elecciones posibles, y todo será derrota”, sostuvo el ministro ante sus compañeros de gira por Asia.

Massa exhibe su prescindencia, pero juega en secreto afuera y adentro del peronismo. Es probable que los gobernadores firmen una declaración avalando la posición del ministro de Economía. Estos es: orden, ideas, sistema y un hoja de ruta que permita al Frente de Todos -o a la misma coalición con otro nombre- llegar al balotaje contra Javier Milei o Patricia Bullrich.

No será un hecho casual que los gobernadores coincidan con la posición electoral de Massa. El ministro habló con ellos y sus argumentos convencieron a los mandatarios provinciales que se reunirán en los próximos días en el Consejo Federal de Inversiones (CFI). Tras el comunicado de los gobernadores, el ministro de Economía avanzará con la Confederación General del Trabajo (CGT).

En este contexto, los movimientos internos de Massa se dirigen a lograr un objetivo simple y demoledor para Alberto Fernández: demostrar que está solo y aislado, que aún es el Presidente y que no hay margen para pujas internas y vacío de poder, y que el Frente de Todos -aprovechando la división en Juntos por el Cambio- podría quedar en una posición expectante para la segunda vuelta.

Alberto Fernández se encontraba con Luis Arce en Bolivia, mientras Sergio Massa estaba de gira oficial por Shangai

La ofensiva interna de Massa es una pieza táctica en el plan general de CFK, que define sus próximos movimientos políticos ante la cercanía del 14 de junio. Ese día se presentan las alianzas y podría ocurrir que ella decrete el cese formal del FdT y que presente similar coalición con una identidad electoral distinta.

Cristina considera que el Frente de Todos está identificado con la gestión de Alberto Fernández, y desea terminar con esa relación política que le parece un fracaso infinito por sus resultados económicos y sociales.

Junto a los silenciosos movimientos de la vicepresidenta, que mueve los hilos sin hacer sombra, Massa intenta sumar apoyo internacional para demostrar que su capacidad política cruza la línea fronteriza de la Argentina. El ministro está completando un acuerdo con el FMI, y pretende que el anunció del fin de las negociaciones aparezca antes del 24 de junio. En ese fecha se conocerán los candidatos a presidente de cada agrupación partidaria.

Massa tiene llegada directa a la Casa Blanca -de hecho chateaba en Beijing con personajes influyentes de la administración Biden-, y considera que un acuerdo con el Fondo puede estabilizar los mercados y fortalecer su imagen de key player ante un escenario interno que exhibe a Eduardo “Wado” De Pedro, Daniel Scioli, Agustín Rossi y Juan Grabois.

El ministro tiene una carta más para consolidar su preeminencia ante los eventuales candidatos de la coalición oficialista: podría demostrar que la inflación empieza a ceder desde mayo, y que el indice estaría por debajo de ocho. No es nada para la economía de todos los días, pero es un argumento político -explicaban en Shangai- para robustecer la idea de “orden, programa y un sólo candidato”.

Sergio Massa dialoga con Qiu Xiaoqi, principal asesor de Xi Jinping para América Latina.

La reconstrucción de la mayoría de los diálogos políticos en la delegación oficial -que incluyó a un vicejefe de gabinete, dos ministros, dos secretarios de Estado y seis diputados nacionales- permite inferir una hoja de ruta aspiracional hasta el 24 de junio, el día en que se presentan las listas de todos los candidatos que competirán en las PASO:

1. Un diálogo formal entre Alberto Fernández y Cristina para “ordenar” al presidente y definir una estrategia electoral

2. Si hay orden acordado por el jefe de Estado y CFK, debería quedar un candidato. Massa dice que puede ser cualquiera -en Beijing citó a Mickey, el Pato Donald y Pluto-, pero su voluntad política le brilla en los ojos cuando habla de este asunto.

3. Polarizar con Javier Milei y Patricia Bullrich. En la comitiva apuestan por la derrota de Horacio Rodríguez Larreta y un eventual ingreso de la coalición oficialista al balotaje.

4. Aprovechar la probable baja de la inflación -minúscula en términos de vida cotidiana- para demostrar que hay un plan que apunta resultados económicos a mediano y largo plazo.

5. Utilizar el acuerdo del FMI en idéntico sentido. Es decir: se puede ordenar el caos económico y financiero, pero para ello es necesario aplacar las disputas internas.

Massa el lunes ya estará en el quinto piso del Ministerio de Economía. Su prioridad es la negociación con el FMI, tendrá un encuentro reservado con CFK y jugará todas sus fichas a un objetivo político y personal que -por ahora- pone en segundo lugar.

El ministro cita a Disneylandia y sueña con Balcarce 50.

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