El impresionante poder de Karina Milei

El impresionante poder de Karina Milei

Por: Ernesto Tenembaum. La hermana del Presidente es el personaje más interesante y poderoso del Gobierno, y está dispuesta a barrer con cualquiera que ponga en tensión esa idea. Santiago Caputo deberá subordinarse o su cabeza rodará como la de tantos.

El cierre de listas en la provincia de Buenos Aires generó una pequeña rebelión política dentro de La Libertad Avanza, que fue abortada –como suele suceder entre las personas que nos gobiernan—por “un tweet”. “Un tweet” es lo que desató en febrero el escándalo conocido como Libragate. Ahora, “un tweet” es lo que puso las cosas más claras que nunca para quien quiera entenderlas. Por si alguien no lo recuerda, tweet era, históricamente, el vocablo inglés que refería al sonido que hacen los pájaros cuando pían. Tweety, además, era un popular personaje de los dibujitos animados: un pajarito muy amarillo pícaro y simpático que, cuando percibía la cercanía de su enemigo, decía “me pareció haber visto a un lindo gatito”. Así que, originalmente, la red social llamada Twitter era conocida como la red del pajarito: el lugar donde se twitteaba, se emitían tweets, se piaba.

Cuestión que el martes a la tarde, Karina Milei emitió un tweet que fue toda una afirmación de liderazgo y una expresión tajante de la identidad real de La Libertad Avanza. Quien quiera conocer los principios que orientan la conducción política de los hermanos Milei, solo tiene que recurrir a ese breve texto. Pero antes, es necesario hacer una breve referencia al contexto que provocó la reacción de “El Jefe”, tal como bautizó el primer mandatario a su hermana.

Desde su asunción, el presidente Milei expresó varias veces que su proyecto político era conducido por un triángulo conformado por él mismo, Karina y su asesor privilegiado, Santiago Caputo. En otros tiempos, han difundido incluso fotos de los tres abrazados como si gritaran un gol. Pero las relaciones entre Karina y Santiago empezaron a complicarse. Las diferencias sobre criterios de armado político trascendieron ampliamente a la prensa –especialmente a través del asesor presidencial, que suele ser generoso en sus off—y luego dieron lugar a acusaciones más agrias sobre oscuras operaciones cruzadas. La tensión estalló finalmente luego del cierre de listas, cuando la gente de Karina Milei –especialmente su mano derecha, Sebastián Pareja—dejó fuera a los ruidosos operadores de Caputo en las redes sociales, a los “gordos de Twitter”, como se autodefinen.

El novedoso léxico que los libertarios incorporaron a la política argentina –“mandriles”, “zurdos empobrecedores”, “basuras inmundas”, “VLLC”, “NOLSALP”, “Orden 66”, “540 grados”, “TMAP”— incluye un concepto que define a un sector interno, por el rol que ha jugado: “gordos twitteros”. Refiere a un grupo de militantes virtuales relativamente jóvenes que, desde sus casas, habrían sido clave para la llegada de Milei al poder. Otra forma de denominarlos es “los pibes que bancaron a Javier desde el principio”. Los más célebres no superan la decena. Entre ellos, el más conocido es el Gordo Dan, cuya cuenta de Twitter está encabezada por la siguiente máxima: “Todo aquel que cuestione el más mínimo detalle de lo que hace o no Javier Milei, es un pelotudo o fundamentalmente un hijo de puta”. Muchos de los “gordos twitteros” son, hoy, funcionarios rentados.

El Presidente los retwittea todo el tiempo. Eso les da mucha visibilidad y autoestima; un lugar en el mundo. Además, se expresan a través del canal de streaming Carajo. Son agresivos, hacen referencia todo el tiempo a sus órganos sexuales, han convocado a repartir armas, a sacar los tanques a la calle, esas cosas tan de estos tiempos. En las últimas semanas su blanco predilecto es Esteban Paulón, el legislador socialista, a quien acusan sin ninguna prueba de pedófilo porque es gay. Su referencia en la estructura interna es Santiago Caputo. Ese, precisamente ese, es el grupo que fue desplazado de las listas, pese a que hicieron lo indecible por entrar.

El fin de semana pasado los “gordos twitteros” de Caputo estaban muy enojados y se dedicaron a difundir los antecedentes políticos de gran parte de los candidatos de la Libertad Avanza: muchos de ellos habían militado con Sergio Massa, otros con Emilio Monzó, o con Silvia Lospennato o, incluso con Axel Kicillof. Además, un montón de candidatos habían sido designados después de 2023 en cargos jerárquicos en el PAMI o en la ANSES. Ese puede obedecer a que LLA está compuesta por una cantidad desmesurada de especialistas en gerontología. De lo contrario, se parecería a una práctica muy habitual, en la que se utilizan cargos rentados del Estado para fortalecer la estructura territorial: un método muy camporista. Sea como fuere, los gordos se estaban haciendo un festival, que incluía un humillante destrato hacia Pareja, la mano derecha de Karina.

Hasta que demasiado fue demasiado y ella habló. Mejor dicho, twitteó. En castellano, pió.

El texto de Karina Milei abunda sobre la misión histórica de La Libertad Avanza, identifica como el único enemigo al kirchnerismo. Pero lo más relevante no está allí sino en dos párrafos dirigidos claramente al ordenamiento interno.

El tweet de Karina Milei de la semana pasada sobre el cierre de listas en Provincia de Buenos Aires

En el primero, explica la lógica del armado de las listas. “Aplicamos el principio que el Presidente marcó desde el primer día: tabula rasa, porque esta batalla no es para los tibios, pero tampoco es para unos pocos, y todo aquel que abrace con honestidad las ideas de la libertad, que esté dispuesto a dejarlo todo por el futuro de la Argentina, tiene un lugar en esta causa”.

En el segundo, la hermana del Presidente fue más clara aún. El que critique a él, a ella o a cualquiera de sus decisiones quedará afuera: “Acá no se viene a especular. Se viene a defender con uñas y dientes las ideas del Presidente. Y en esa batalla, la lealtad no es una opción: es una condición. Quien cuestione a quienes llevan esa bandera no está criticando un armado; está cuestionando al Presidente mismo y a la causa que nos trajo hasta acá”.

Eso explica muchas cosas. Patricia Bullrich y Daniel Scioli fueron nada menos que candidatos a presidentes de los dos partidos mayoritarios de aquello que Milei llama “la casta”. Si ascendieron hasta allí seguramente haya sido porque compartieron los valores de esos partidos durante años. O, incluso, porque los estimularon. Una mirada convencional podría atribuir al mero oportunismo su salto mortal posterior al 2023. Pero para la conducción libertaria fue otra cosa: cruzaron el río Jordán y se celebra su conversión. Ahora, si Bullrich y Scioli pueden convertirse, ¿por qué no entrarían en el “armado” un puntero de Martín Insaurralde o un jefe barra brava de Deportivo Laferrere?

En cambio, Victoria Villarruel no perteneció a la estructura política que dominaba todo antes del 2023. Pero hoy es disidente. Así que es de la casta y por eso la insultan en todos los actos, en casi todos los idiomas. Hay una distancia muy grande entre esta ideas y aquellas frases donde Milei prometía “echar a todos los políticos a patadas”. Pero así son las cosas: la gente cambia.

Tweety, el pajarito amarillo

El segundo elemento, el verticalismo extremo, es una referencia recurrente en el discurso de los hermanos Milei, desde antes del tweet de esta semana. En un discurso que pronunció en Roma ante la juventud del partido de Giorgia Meloni, Milei llegó a elogiar a Vladimir Lenin, el primer presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo de la Unión Soviética.

“Por creer que los liberales no somos manada, muchos han caído en la trampa de no organizarse. En Argentina, ese error nos costó un siglo de humillación. Por eso, en nuestro gobierno somos implacables. El que viene con agendas propias y no acata la línea del partido es expulsado. No hay lugar para ambiciones personales, no hay lugar para mezquindades, no hay lugar para el ‘yo’, no hay lugar para el ego. Porque, como decía Lenin —que, si bien era un zurdo reventado, a veces decía cosas interesantes y merece ser escuchado—: ‘Sin teoría revolucionaria, no puede haber un movimiento revolucionario’”.

Otra vez: es muy distinto a lo que decía el Presidente en campaña. Pero es lo que es. Amplitud moral y verticalismo extremo. Cualquier comparación con algunos momentos de la historia del peronismo no es nada forzado.

 Así que de este episodio se pueden obtener algunas conclusiones:

- Karina Milei es el personaje más interesante y poderoso del Gobierno, y está dispuesta a barrer con cualquiera que ponga en tensión esa idea. Actúa como la Reina de Corazones en Alicia en el País de las Maravillas. Santiago Caputo deberá subordinarse o su cabeza rodará como la de tantos, desde que esto comenzó.

Karina Milei saluda a Victoria Villarruel en la apertura de La Rural en 2024: este año la vicepresidenta, separada del Gobierno en la práctica, no fue a Palermo (AP Foto/Gustavo Garello, Archivo)

- Es una mujer, al mismo tiempo, de mucho carácter, muy sensible a los desprecios e implacable. Ya lo saben personajes tan distintos como Villarruel, Mauricio Macri, Fátima Flores, Carlos Kikuchi, Carlos Maslatón y muchos otros. Si alguien pretende seguir en el mundo libertario, mejor no irritarla.

- Su poder se apoya en su capacidad y, al mismo tiempo, en la inquebrantable relación con su hermano, que ya la ha comparado con Moisés. Y que la defiende, con su estilo tan propio. “A mi hermana le decían la pastelera y les llenó de crema el...”, dijo ayer en una entrevista tras su discurso en La Rural, por ejemplo.

- No se desprende del tweet pero sí de otros datos de contexto: la estrategia de Karina es ir por todo en el 2027. Quien mire lo que está pasando en la Capital o en Córdoba lo entenderá. No pactar con nadie. Solo avanzar y someter.

- La casta ha sido indultada.

- El disenso interno no está autorizado.

- Los gordos deberán cuidarse de lo que pían.

Karina Milei acomoda la ropa de su hermano el último sábado en la exposición rural en Palermo (REUTERS/Matias Baglietto)

Luego del tweet de Karina, las voces de disenso se apagaron, pero encontraron refugio en un colorido editorial de Alejandro Fantino, donde llamaba “Pajerta” a Sebastián Pareja y lo comparaba con un chofer de colectivo, precisamente el oficio del padre de los Milei. Horas después de ese alegato, la sede de Neura, el canal de streaming del popular colega, sufrió un incendio, que se atribuyó al cortocircuito del aire acondicionado. Seguramente haya sido así, pero en el mundo del poder esas casualidades generan muchas suspicacias. El equipo de Fantino debió trasladarse a los estudios de Carajo, el canal de los “gordos twitteros”, que queda en un inmueble lindero al de Neura. Hace algunas semanas, también en Neura, Karina regañó a uno de sus conductores porque calificó como “esa cosa” a Conan, el perro amado por el presidente.

Twitter cambió mucho desde su fundación. Al principio, fue una interesantísima red de discusión política y de intercambio de información. Luego, se fue transformando en un ámbito propicio para todo tipo de operaciones, agresiones y campañas de desprestigio. Un día, Elon Musk creyó que era una herramienta progre y lo compró para cambiar la mente de los seres humanos. En principio, le cambió el nombre: lo llamó X, como a uno de sus hijos. Elon puso la red al servicio de la campaña de Donald Trump, con quien luego se peleó y a quien acusó –en X— de ser un pedófilo, por su vínculo con Jeffrey Epstein. También lo inundó de avisos y permitió que los tweets fueran mucho más extensos que los 120 caracteres iniciales. Gracias a eso, sigue habiendo material tan rico como el que produjo Karina Milei esta semana.

Pero nada de lo que ha ocurrido en Twitter consiguió el carisma, la elegancia y el encanto de Tweety, ese pajarito que enloquecía a su perseguidor, y del cual se burlaba con una frase que, hace algunos años, todo el mundo había oído alguna vez.

“Me pareció ver un lindo gatito”.

Lindos tiempos aquellos.

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