Por: Jorge Fontevecchia. Quizás el Presidente haya sentido tener ayer uno de sus mejores días en la inauguración de La Rural cuando su discurso era continuamente interrumpido por aplausos y vivas de los asistentes y al terminarlo, como en los actos de campaña de 2023, repitiera varias veces su VLLC y muchos productores agropecuarios muy entusiasmados agregaran “¡Viva!” tres veces como en aquellos bulliciosos eventos con jóvenes partidarios de Milei.
De ser así, no estaría comprendiendo el peligroso fenómeno para su futuro electoral que se viene produciendo, donde la base de sus votantes en 2023 migró abruptamente en 2025. Si bien mantiene una base sólida de votante duro de alrededor del mismo 30% lo que viene sucediendo es que hace dos años ganó las elecciones con el voto en mayor proporción de jóvenes y clase baja, mientras que ahora sus votantes más convencidos son ricos y viejos.
Fenómeno comprobado en las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires para su Legislatura en abril, cuando Adorni triunfó con el 30% de siempre pero en lugar de ganar en el sur de la Ciudad, ganó en los barrios del norte, mutando de clase social sus votos.
En los barrios del norte de la Ciudad de Buenos Aires vive el sector económicamente más alto de la sociedad en proporciones muy superiores al resto del país, mientras que la parte sur de la Capital Federal representa a la mayoría de la población argentina y, más aún, al conurbano bonaerense, donde se concentra la mayoría de los habitantes de la provincia de Buenos Aires.
Si una vez que ya fueron experimentadas –y no solo vendidas como recetas en una campaña–, las políticas económicas de Javier Milei beneficiaran solo al 30% más rico y le fuera igualmente de mal o peor que con las de los gobiernos anteriores al 70% de la población, el futuro electoral de La Libertad Avanza estaría en problemas.
A la comprobación fáctica del cambio de barrios de la Ciudad de Buenos Aires donde ganó y perdió Milei en 2023 y 2025 se agrega la confirmación que arroja la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública (Espop) de la Universidad de San Andrés, una de las instituciones académicas privadas más caras de la Argentina, realizada por su Laboratorio de Observación de la Opinión Pública, que recolectó 1.012 respuestas entre el 11 y el 21 de julio de 2025 de adultos de 18 años en adelante conectados a internet, y de la cual uno de sus gráficos originalmente titulado “Cae la satisfacción con la marcha general de las cosas, solo el 37% está satisfecho; cae en todos los segmentos y crece la insatisfacción”, es la infografía que acompaña esta columna:
Probablemente ese 37% sea un predictor del total de votos que podrá obtener La Libertad Avanza a nivel país en las elecciones a legisladores nacionales de octubre. En general, el estudio indica que el impulso a favor de Milei se desacelera y permitiría inferir el comienzo del desgaste político del Presidente (sobre esto reflexiona la excelente nota de PERFIL Córdoba cuya lectura recomiendo en bit.ly/milei-en-caida), pero en esta columna pondré foco solo sobre su título: la gentrificación de Milei.
Gentrificación es un neologismo que describe el “proceso de renovación urbana en el que un barrio, generalmente popular o deteriorado, experimenta una transformación que implica la llegada de personas con mayor poder adquisitivo, lo que a menudo resulta en el desplazamiento de la población original”, metáfora adecuada para describir lo que está sucediendo con el barrio de los votantes de Milei.
Está muy satisfecho con el gobierno de Milei el 12% del ABC1 (el sector económicamente más poderoso) contra el 6% de la clase más baja, dos a uno. Y está muy satisfecho con el gobierno de Milei el 20% de los de más de 44 años contra el 16% de los menores de 43 años; más específicamente la Generación Z (hasta 27 años), el 9% está muy satisfecho; los Millennials (de 28 a 43 años), el 7%; la Generación X (de 44 a 59 años) crece al 11%; y los boomers (más de 60), el 9%. O sea, ya dejó de ser un fenómeno etario con preponderancia joven porque entre los de más de 60 años se encuentran tantos partidarios convencidos de Milei como entre los más jóvenes; además, de los muy satisfechos con Milei hay un 57% más entre los de 44 y 59 años que entre los treintañeros.
No son buenos datos para Milei como tampoco podría resultar un buen augurio electoral ser vitoreado en La Rural como lo fue Menem en sus épocas de gloria. Respecto del campo como un todo, quizás se produzca la misma paradoja que hoy afecta a la producción de petróleo, donde con un precio del dólar retrasado en pesos y los menores precios internacionales ya no se alcance a compensar con esta reducción de retenciones, igualmente bienvenida.
El mismo proceso de gentrificación se produjo entre los votantes de Menem porque quienes lo votaron mayoritariamente en 1989 lo hicieron bajo la promesa de un “salariazo” mientras que quienes lo votaron en 1995 fueron en mayor proporción las clases alta y media que las más bajas, donde se concentraron su rechazo y la oposición.
En su columna del domingo pasado el sociólogo Luis Costa citó al padre de los estudios de opinión pública de la Argentina, quien fue columnista de PERFIL hasta su último día: “Manuel Mora y Araujo decía que los gobiernos andaban bien cuando se ocupaban de los temas que habían justificado su ingreso a la gestión, pero que después podían hacer poco con las consecuencias que producían sus éxitos, los cuales generaban así demandas novedosas. La ética del conflicto puede ser sabrosa para parte de la opinión pública, mientras se va resolviendo el problema principal, pero insoportable cuando la novedad aparece con insufrible evidencia”.
“Tal vez Milei necesite conservar para siempre la herencia recibida, porque nunca habrá un tiempo tan glorioso, como el que justificó su existencia. Este de ahora molesta, sobre todo porque está abierto a las sorpresas de la libertad”.
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