La ganancia de los bancos, la banda de Milei y el techo libertario

La ganancia de los bancos, la banda de Milei y el techo libertario

La corrida al dólar exhibe la fragilidad de Milei camino a las elecciones y muestra que la sociedad Caputo-Bausili rifa en improvisación los fondos del ajuste. Las empresas de consumo masivo tienen el peor año desde 2019 y el derrumbe de las ventas frena el traslado a precios.  El establishment ¿está conforme?

Por: Diego Genoud.

Al margen del show, las excusas y las conspiraciones, Javier Milei enfrenta en la recta final hacia las elecciones las turbulencias propias de un plan atado con alambre. La suba del 14% en el valor del dólar para un experimento marcado por un ritmo de devaluación mensual del 2% y el 1% prueba que las cosas no salieron como se esperaba. La coincidencia es absoluta: Milei entró en un espiral de inestabilidad cuando fracasó en el intento de desarmar las llamadas LEFI y chocó con el límite que le fijó el sistema financiero. Pretendía bajar la tasa de interés y terminó con una suba fenomenal, que triplica la inflación proyectada para 2025 en el Presupuesto 2026. 

Con su fallida intervención en el mercado de dólar futuro, el Banco Central provocó una pérdida que es el doble de lo que inicialmente se pensó: 1 billón de pesos de acuerdo a los datos de la Gerencia de Estudios del Banco Provincia. Una montaña de emisión futura que además alimentó sospechas: la disparada se acentuó el último día del mes, cuando el BCRA tiene que pagar la diferencia entre lo que proyectó y lo que pasó. Ganaron los grandes jugadores que apostaron contra Santiago Bausili, el socio histórico de Luis Caputo, que dejó correr la suba como si del otro lado se hubieran beneficiado amigos suyos.

De mínima con mala praxis, la extrema derecha gubernamental rifó en apenas dos semanas los recursos que el ajuste le arrebata al sistema previsional, a la salud, a la educación y a los gobernadores. Una nueva y violenta transferencia de ingresos de un grupo de aventureros que apuestan con plata ajena. 

Que el gobierno culpe a Victoria Villarruel no conmueve ni convence a nadie. Pero tampoco que señale a dos bancos líderes del sector privado como el Macro y el Galicia. Ni siquiera la consultora Anker lo hace. La desmentida más obvia salió publicada al día siguiente de la excursión que el gobierno hizo al streaming de Fantino. Fue el contenido pago que 12 grandes empresas argentinas publicaron en The Washington Post para promocionar el país de Milei bajó el título “El sueño argentino”. En la lista de auspiciantes, se destacaron Mirgor de Nicolas Caputo, Eduardo Elzstain y laboratorios como Bagó, Roemmers y Elea de la sociedad Sielecki-Sigman. Pero también aparecieron los testimonios de Fabián Kon, el Ceo del Galicia, y Marcos Brito, el heredero menor del Macro. 

Tan o más importante que eso, es la excelente relación que el equipo económico tiene con el banco que adquirió el HSBC en 2024. Los conocedores del mercado apuntan a una fecha, 7 y 8 de mayo, cuando la mesa de operaciones que responde a Bausili le vendió al Galicia dólar futuro a 1150 pesos. Fue la primera operación fuerte del Central en el mercado de futuros después de la eliminación parcial del control de cambios, puro negocio para la entidad en la que las familias Braun, Ayerza y Escasany comparten el capital accionario con el gigante BlackRock. A través de una Obligación Negociable en dólares, el Galicia tuvo aval oficial para montar una ingeniería financiera que le permitió girar utilidades encubiertas al exterior. 

Desesperado ante una corrida que no previó Milei cede una vez más ante un sector de alta rentabilidad: mientras maldice a los bancos, hace lo que le exigen y duplica la tasa de interés para las Lecaps en apenas dos semanas. Mileismo puro. 

En el equipo económico, admiten que el problema de Milei es con Jorge Brito, al que ve como un delegado de Sergio Massa en el circuito financiero. Con el Galicia la relación es mejor y está mediada por Fabián Kon, que no es accionista sino CEO del banco.

El show de la improvisación reactivó en los últimos días una tesis entre los economistas que quieren que le vaya bien al gobierno. Es la que sugiere que la sociedad trader Caputo-Bausili exagera su obsecuencia en público para mentirle a Milei en privado. “No le dicen toda la verdad, le ocultan detalles técnicos, él no tiene forma de acceder a información de primera mano”, dice un piadoso aliado del gobierno que ruega reserva de su nombre. Sería una prueba más de lo temerario que es estar en manos de alguien como Milei. Con cero conocimiento del sector público y sin gente propia en el área de Economía, Milei está entregado a los servicios de la dupla que profana la biblia de la independencia del Banco Central y controla ARCA a través del inversor Juan Pazo. 

El jueves, cuando todas las alarmas estaban encendidas, el FMI revivió a Milei con una nueva dosis de deuda, la aprobación de la segunda cuota de 2 mil millones de dólares que esperaba el gobierno. Pero la turbulencia pone en riesgo el plan oficial cuando faltan semanas para las elecciones en la provincia de Buenos Aires y profundiza las dudas en los actores de poder que sostienen a Milei. “El mercado les perdió confianza porque los tenía como expertos financieros y se comieron la curva”, dice un economista sin un átomo de populista y con clientes en el exterior. 

No parece casualidad que la peor semana financiera del gobierno en mucho tiempo haya sido la de la presentación en sociedad de un grupo de gobernadores que tienen en sus provincias a sectores claves de la economía. Martin Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres (Chubut), Claudio Vidal (Santa Cruz) y Carlos Sadir (Jujuy) son sinónimo de grandes intereses en el agronegocio, la industria, los hidrocarburos y la minería. Una facción del Círculo Rojo los proyecta como un relevo para Milei y entiende a la ultraderecha como una transición hacia una fase más moderada, con el trabajo sucio ya concluido. Para muchos de esos empresarios, la disparada del dólar muestra que la banda de Milei en el gobierno llegó a su techo. 

Consciente de que el camino a la elección se complica, Karina Milei convocó una vez más a Santiago Caputo para la campaña bonaerense: no para recrear el triángulo de hierro sino para degradarlo a la categoría de consultor. Una regresión de años que el asesor busca disimular y no pretende aceptar. El hombre de Caputo para coordinar la campaña con el karinismo es Tomás Vidal, el único socio de la consultora Move que inspira confianza en Lule Menem.

Reclamada desde hace meses, la suba del dólar no responde al sendero que señalaba el establishment y es producto del desorden, la improvisación y la pérdida de recursos. Los optimistas dicen que, como un lumpen representante de las clases altas, Milei se allana finalmente a la hoja de ruta que le fijan el poder económico local y el FMI. Obligado, empezó a acumular tarde reservas a un precio más caro -después de que se agotara la liquidación del agronegocio- y a despedirse del dólar barato. A partir de ahora, si el gobierno logra controlar la inestabilidad y la ola de remarcaciones, los exportadores van a empezar a acomodarse mejor al tipo de cambio y el festival de importaciones va a perder voltaje producto del efecto recesivo de las tasas voladoras. Sería una carambola de la historia, que le daría aire al plan Milei ante los dueños. Con la plata del Fondo -y los depósitos en dólares de los ahorristas-, el gobierno tiene poder de fuego para reparar, por enésima vez, la bicicleta financiera. 

La respuesta social va por otro carril. Pero hay un dato ineludible, que casi no registra antecedentes en la historia y en el que coinciden casi todas las consultoras. Desde el 18 de junio, el dólar subió un 20% pero el traslado a precios casi no se sintió en el IPC. Según datos de la provincia de Buenos Aires, en el GBA la inflación estuvo debajo del 1,9% que se registró en el conurbano en junio. Para la consultora Equilibra, el índice nacional cerró en 1,9% y para Analytica, en 2,1%. El pass through fue mínimo, aunque no por buenas razones. Ingresos en picada, precariedad creciente, caída de las ventas y frío en la actividad económica figuran en un combo que, en el mundo de la producción, nadie elige. La estabilidad de Milei, que Domingo Cavallo no ve consolidada, es indisociable de los efectos recesivos del ajuste.

El informe semanal del Banco Provincia indica que las empresas de consumo masivo tienen con Milei los menores márgenes de rentabilidad de los últimos 10 años. Según los balances que acaban de publicar, Arcor, Mastellone, Molinos Río de la Plata, Ledesma, Morixe y Compañía Introductora de Buenos Aires tuvieron su peor primer trimestre en materia de ventas desde 2019 en el mercado local. Lejos de mostrar una recuperación, en el primer trimestre de 2025 -última información disponible-, las ventas de las líderes del rubro estuvieron casi 20% por debajo de igual período de 2024 y se ubicaron casi 9% por debajo del promedio 2020-2023.

En el caso de Arcor, el balance ofrece un mejor resultado cuando se computan las ventas al exterior porque 1 de cada 3 pesos de su facturación provienen de las exportaciones. Además, con el esquema que ahora acaba de detonar, una porción creciente de lo que se vendía era importado.  Las empresas no pueden trasladar la suba del dólar a los precios porque las ventas no repuntan. Muchas liquidan stocks que compraron a través de importaciones subsidiadas durante la agonía del Frente de Todos.

Si lo que viene es más ajuste y más recesión, la adhesión a Milei no puede más que resentirse. Los datos del sistema financiero muestran que el boom del crédito, que llegó a tener un incremento del 15% en términos reales entre febrero y junio pasado, se agotó en los últimos dos meses. Era uno de los anabólicos del consumo, pero la suba de las tasas lo hace inviable.

Entre risas y afirmaciones falsas, Milei aportó un dato cierto en el estudio de Neura: dijo que 2023 fue el año en el que mayores retornos tuvieron los bancos con préstamos al sector público con intereses de corto plazo. Con Massa como ministro y candidato, la tasa de las Leliqs llegó al 11% mensual (133% anual) y ganaron un altísimo poder de negociación. Fueron los mejores socios del descontrol inflacionario.

Sin embargo, el ruego de los libertarios para que el sistema financiero deje de maximizar ganancias y fomente el crédito productivo quemó la biblioteca de von Hayek. Es así en Argentina desde que en 1977 la dictadura militar impuso la ley de Entidades Financieras que todavía está vigente. El economista Horacio Rovelli recuerda que medio siglo atrás, existían en Argentina más de 800 entidades financieras -en su mayoría cajas de créditos y cooperativas-, que le prestaban al sector privado el 43,55% del PBI. Tras la reforma financiera de 1977 y las mil crisis que vivió la Argentina, la concentración del sector derivó en un modelo que reduce al 11,06% del PBI el crédito para el sector privado.

Con La Libertad Avanza, el negocio financiero se vio obligado a reconvertirse pero no perdió plata. Lo recordó Carlos Rodríguez, ex asesor de Milei, hace unos días en base a datos del INDEC. En mayo de 2025, el sector de la economía que más creció fue la intermediación financiera, un 25.8% interanual. “No es sorpresa... Las tasas de interés usurarias de los préstamos, impulsadas desde el Tesoro (el mayor deudor del país) ayudan”, afirmó el economista del CEMA, verdadera vaca sagrada de la ortodoxia local. Es el sector que viene de darle a Milei una paliza difícil de olvidar. 

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