Cobos y Carrió fueron silbados, y Binner cosechó un tibio aplauso

Las principales figuras opositoras juraron bajo tribunas divididas entre la aprobación y el rechazo
Inmutable, Julio Cobos aguantó estoico el largo abucheo que derramaban los simpatizantes kirchneristas desde las galerías del recinto. Apostado frente al sitial de la presidencia de la Cámara baja, la silbatina le impedía jurar como diputado nacional. "¡Traidor!", le gritaba el oficialismo, haciéndole sentir el rigor de su bronca.

El ex vicepresidente de Cristina Kirchner dijo no haberse sorprendido por la escena que, afirmó, ya esperaba. Lo que no imaginaba, sin embargo, era la virulencia del repudio; incluso se ganó más silbidos que Elisa Carrió (Coalición Cívica), detestada en las filas de la militancia kirchnerista. "Esto [por los abucheos] desvirtúa un acto que debe realizarse con respeto. No me agravian a mí; agravian a los que me votaron en Mendoza", dijo después.

Carrió, en cambio, reaccionó de otra manera: en medio de la silbatina, antes de jurar su nuevo mandato elevó sus brazos y, sonriente, les tiró besos a las barras kirchneristas.

Fiel a su costumbre, Carrió siempre da la nota. Atrapada en el tráfico, fue la última en llegar a la ceremonia. Después de prestar juramento, se fundió en un efusivo abrazo con la ex esposa del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y actual diputada Sandra Mendoza, también chaqueña como ella y de larga amistad familiar. En cambio, con quien evitó cruzar siquiera una mirada fue con Adrián Pérez, apostado justo delante de ella cuando éste juró. No le perdona a su hijo político su pase al massismo.

Otro que recibió silbidos del kirchnerismo fue Miguel del Sel, el actor cómico devenido diputado del macrismo. Tampoco se inmutó; llegó al Palacio acompañado de sus socios Dady Brieva y Chino Volpati, del mítico trío Midachi, que lo vivaron al asumir.

El que no generó abucheos, pero tampoco grandes aplausos, fue el ex gobernador socialista de Santa Fe Hermes Binner, potencial candidato a presidente del FAP. Al igual que Massa y Cobos, el santafecino tampoco va a presidir su bloque para priorizar las recorridas por el país con el objetivo de instalar su candidatura. "El Congreso no es un actor de reparto en la representación del poder, es el protagonista de un gran cambio hacia un país normal", enfatizó el ex gobernador.

POR PERÓN Y POR NÉSTOR

Por Santa Fe juró también otro ex gobernador: Jorge Obeid (Frente para la Victoria), cuya nota distintiva fue haber sido el único que juró "por la memoria del general Perón". El santacruceño Mauricio Gómez Bull, perteneciente a la agrupación La Cámpora, eligió en cambio jurar por Néstor Kirchner, elección que fue celebrada ruidosamente por la militancia kirchnerista.

En el Frente Renovador, en tanto, Darío Giustozzi y el chubutense Mario Das Neves debutaron como los comandantes del bloque que responde a Sergio Massa. Y su primer encontronazo fue con Carrió, la más vehemente en rechazar que la vicepresidencia tercera del cuerpo fuera para el Frente Renovador. "Se debería entender lo que pasó hace un mes", retrucó el chubutense.

El que mantuvo un perfil muy bajo, más bien solitario, fue Francisco de Narváez, otro de los que juraron ayer un nuevo mandato como diputado. El bonaerense, que en 2009 se había convertido en el verdugo del kirchnerismo en Buenos Aires y cosechado una docena de diputados, ahora integrará un monobloque, Unión y Libertad. Pese a todo, su ambición de gobernar Buenos Aires sigue intacta, según confiesa a sus íntimos. Pero como ayer la fiesta era de otros, decidió retirarse del recinto apenas después de jurar, antes de que terminara la ceremonia, en el mayor de los sigilos.

A De Narváez le tocó jurar junto a Martín Insaurralde, hasta ahora intendente de Lomas de Zamora, que ayer, tras la jura, sorprendió con una sugestiva definición vía Twitter: "No tengo dogmas, no levanto la mano de manera automática"..

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