La estrategia de Milei para licuar el paquete opositor y el costo del veto

La estrategia de Milei para licuar el paquete opositor y el costo del veto

El conjunto de leyes aprobado por el Senado, que incluye aumentos jubilatorios y cambios fiscales, implicaría un gasto máximo de 3.250 millones de dólares para lo que resta de 2025. El Presidente ya anticipó que vetará las normas y estirará los plazos legislativos al máximo, apostando a que su espacio gane las elecciones de octubre. El objetivo: que las medidas no rijan en 2026, cuando debe cumplirse un superávit fiscal del 2,2% del PBI. La estrategia oficial combina freno institucional, licuación presupuestaria y expectativa de poder total.

Carlos Burgueño

Serían unos 3 mil millones de dólares de aumento del gasto. Concretamente, 3.250 millones. Esa es la suma total que hacen en el Gobierno, que costaría, en serio, aplicar la totalidad del paquete de leyes aprobado el jueves a la tarde-noche en el Senado, y que incluyen aumentos en las jubilaciones, la reapertura de la moratoria previsional, un alza en los pagos por incapacidad y, si pasara la votación en Diputados (lo que sucedería antes de que termine julio), las leyes de cambios en los aportes del tesoro nacional (ATN) y la coparticipación en el Impuesto a la transferencia a los combustibles líquidos (ITC). Se menciona que ese número de incremento en el gasto sería el tope de gama de aplicación en este 2025 de los cinco ítems sobre los que avanzó el Senado, con lo que el monto sería incluso menor. Y lo más importante, se podría enfrentar si al final de la batalla legislativa encarnada con los gobernadores el resultado fuera perdidoso para el Ejecutivo. Tendría obviamente un costo fiscal, pero no hundiría las cuentas públicas de ingresos y gastos. Todo esto con una condición: que para 2025 el paquete ya no exista. Y para que esto se dé, se tendría que dar un hecho político fundamental y estructural: que los libertarios ganen las elecciones legislativas del 26 de octubre. O que al menos detenten el 40% de piso en los votos generales, especialmente los de la provincia de Buenos Aires.

La estrategia fiscal y política diseñada por Javier Milei, Luis “Toto” Caputo, Santiago Caputo, Karina Milei y el resto de los muy pocos que tienen voz y voto dentro del gobierno de La Libertad Avanza es la siguiente:

* El impacto fiscal del paquete aprobado en el Senado llega al 2,6% del PBI, medido en términos anuales. Se distribuye en un 0,7% en el incremento de jubilaciones del 7,2%, otro 0,3% por el alza en el bono contributivo, que pasaría de 70 mil a 110 mil pesos mensuales; un 0,4% por el incremento en los aportes por el sistema de atención a la incapacidad, un 0,8% por los cambios en el ITC y un 0,4% en los ATN. No se incluye la rehabilitación de la moratoria previsional, una aprobación que para el Ejecutivo nunca se reglamentará. Si se tiene en cuenta que cada punto del PBI implica un impacto de U$S 5 mil millones; ese 2,6% llegaría a los 13 mil millones de dólares. Mensualmente serían unos 1.083 millones de dólares de aumento en el gasto público.

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* Nadie cree seriamente que la alternativa judicial sea una vía válida, con lo que Javier Milei vetará todas estas leyes, comenzando por los incrementos a las jubilaciones e incapacidad. Lo mismo hará con el ITC y los ATN si tienen el visto bueno de Diputados. Se sabe que, en todos los casos, las normas volverán al Congreso a sus cámaras de inicio para que se ratifiquen los votos con dos tercios de los presentes. En el caso de Diputados, deberían ser 172 legisladores, mientras que en el Senado serían 48. Dado el panorama político generado la semana que terminó, los analistas consideran que podrían ser dos metas de manos alzadas que la oposición podría conseguir. En consecuencia, las leyes quedarían firmes. Aquí comienza a jugar el factor tiempo. Desde el Ejecutivo se buscará extender lo máximo posible las semanas de tratamiento, aplicándoles anabólicos a cada día de amenaza legislativa. Esto comenzaría con el estiramiento de los tiempos para el veto y la consecuencia llegada de los proyectos al Senado y Diputados, junto con la aplicación de trabas administrativas para retrasar las sesiones legislativas. Las especulaciones de los asesores de la Casa Rosada aseguran que en el caso del paquete aprobado el jueves pasado en el Senado, el retraso en la aprobación podría demandar todo agosto. A lo que habría que sumar las reglamentaciones del caso, todas responsabilidad del Ejecutivo vía Anses, lo que retrasaría la aplicación al último trimestre del año. En el caso de los ATN y el ITC, donde aún resta aprobación en Diputados, el caso es más lento, y recién se aplicaría en el último bimestre del año.

* Solo habría así, de máxima, un incremento del gasto para este año para el trimestre octubre-noviembre-diciembre, que, a 1.083 millones mensuales, replica un incremento del gasto total de unos 3.250 millones. Y si se retrasara el paquete que debe pasar por Diputados, el monto se reduciría a menos de los US$ 2.600 millones finales.

Milei es un hombre con memoria al que le gusta coquetear con la venganza

* En todos los cálculos afectaría al resultado final esperado de superávit fiscal primario armado por el gobierno nacional junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y que obliga al Palacio de Hacienda a un ahorro final para el ejercicio 2025 del 1,6% del PBI. Incluso, Luis “Toto” Caputo proyectó en esas negociaciones que el superávit sería aún más alto, y alcanzaría el 1,8% del PBI. Si el paquete se aplicara en el último trimestre del año, la meta final se vería reducida entre el 0,5% y el 0,7%. El superávit reflejado en diciembre de 2025 sería finalmente de un aproximado del 1%. A tiro de waiver del FMI, pero sin dramatizaciones. En definitiva, los técnicos del organismo financiero internacional deberían observar que el desvío se dio por cuestiones políticas y no por falta de decisión gubernamental libertaria. En definitiva, nada grave. El problema es que el incumplimiento coincide con otra meta seguramente no lograda: la de un nivel de reservas positivas en el Banco Central de unos US$ 2 mil millones; cuando hoy navegan en un nivel negativo de U$S 4 mil millones.

* Para que la estrategia dure para el próximo ejercicio, y no rompa en serio el equilibrio fiscal general, el incremento en el gasto aplicando el paquete legislativo opositor no deberá trasladarse a 2026. Para ese año Argentina debe cumplir con un nivel de superávit fiscal primario del 2,2% del PBI, según lo negociado en el acuerdo de facilidades extendidas vigente desde el 11 de abril pasado. Aquí aparece entonces la amenaza clara y directa que Javier Milei lanzó en su exposición en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires el jueves pasado, unas horas más tarde de la votación fatídica en el Senado. El Presidente ratificó los vetos. Y que de no quedar estos firmes en el Congreso, todo terminará el 11 de diciembre luego de que “La Libertad Arrase” en las elecciones de octubre, el Congreso Nacional cambie de color y el oficialismo quede confirmado como primera minoría.

* Si se diera el pronóstico de victoria electoral y el recambio en los colores de Diputados y Senadores, el Presidente quiere que el nuevo Congreso apruebe su Presupuesto 2026, el primero que tendría el aval legislativo desde que Milei llegó al gobierno nacional. Y en esa nueva ley de leyes, no se incluiría ninguno de estos gastos del paquete aprobado esta semana. U otra alternativa: se congelarían para ir licuándose en el transcurso del próximo ejercicio. En síntesis, el paquete que salió el jueves del Congreso tendría fecha de defunción. Siempre y cuando Javier Milei y su troupe venzan en las elecciones legislativas de octubre.

* Con respecto a la relación con los gobernadores, Milei/Guillermo Francos en realidad no volvería a sentarse a negociar, hasta la confección del nuevo Poder Legislativo, con la teórica victoria detrás y el próximo diseño de fuerzas políticas dentro de ambas cámaras.

En síntesis, la estrategia fiscal de Javier Milei navega en parámetros de “aguante” vía estiramentiento de los tiempos hasta las elecciones de octubre; evento en que el libertario descarta tendrá una victoria contundente y definitiva. Y de demolición contra “el enemigo” (concepto que en estos tiempos excede al kirchnerismo). Y de relanzamiento total luego del recambio legislativo con la eyección de los gastos obligatoriamente aplicados luego de la sesión del pasado jueves.

Pero hay más. El Gobierno tiene en carpeta que el Congreso trate en 2026 las tres megareformas comprometidas ante el FMI: laboral, previsional e impositiva. Y en esta última hay un regalo para los gobernadores: el fin de la recaudación de Ingresos Brutos de manera independiente y la incorporación del tributo en el “super-Iva”. Este impuesto es hoy la principal fuente de ingresos de las provincias.

Como se ve, Milei es un hombre de memoria al que le gusta coquetear con la venganza. Y aplicarla.

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