Más de tres millones de personas podrán elegir entre 17 listas para legisladores. El Presidente y el líder del PRO labran su propia batalla por el voto de derecha. El peronismo podría aprovechar la fragmentación y llevarse una victoria.
El macrismo apostó a una demostración de fuerza en su bastión histórico y terminó convirtiendo a la elección porteña en un campo minado. La decisión de desdoblar —pensada para subirse el precio en las negociaciones nacionales— desató una interna feroz con La Libertad Avanza, nacionalizó el escenario y transformó a la Ciudad, por primera vez, en la madre de todas las batallas. Este domingo, la verdadera pulseada es por la hegemonía de la derecha, una agenda cada vez más alejada de los problemas cotidianos de los porteños. Javier Milei apuesta a desplazar al PRO en su propio bastión y consolidarse como la única fuerza capaz de “enfrentar al kirchnerismo”, según especulan en la Casa Rosada. El oficialismo amarillo se juega su subsistencia y el liderazgo de Mauricio Macri. La fragmentación de la oferta habilita sorpresas: la lista que encabeza Leandro Santoro, Es ahora Buenos Aires —el único de los principales candidatos que intentó sostener la discusión en clave local—, podría terminar como la más votada. Con la política en stand by a la espera de los resultados, el lunes comenzará la cuenta regresiva hacia el cierre de listas bonaerenses, fijado para el 19 de julio. Con las acciones de cada fuerza marcadas por este llamado electoral, la campaña nacional entrará en una nueva fase: más cruda y más acelerada.
Este domingo, 3.040.316 porteños están habilitados para elegir a los legisladores que asumirán sus bancas el próximo 10 de diciembre. Con 17 alianzas y partidos en competencia, la elección funciona como una caja de resonancia nacional. En la carrera figuran el vocero presidencial Manuel Adorni —respaldado por Javier Milei—; los diputados nacionales Leandro Santoro y Silvia Lospennato; el ex jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, que busca reinsertarse; Vanina Biasi por el Frente de Izquierda; y uno de los fundadores de La Libertad Avanza, Ramiro Marra, ejecutado sin contemplaciones por la guillotina de Karina Milei. El resultado es abierto por la interna que sacude a la derecha. No se trata solo del enfrentamiento entre el PRO y La Libertad Avanza, sino de la desintegración de Juntos por el Cambio, que pasó de tener un único candidato a dispersarse en al menos cuatro opciones: Larreta, la Coalición Cívica con Paula Oliveto, el PRO de Lospennato y la apuesta de Martín Lousteau con Lula Levy.
El nuevo mapa atomizado entusiasma a Santoro, pero también alimenta las expectativas dentro del oficialismo. La decisión de Javier Milei de suspender su viaje al Vaticano para asistir a la entronización de León XIV anticipa dos cosas. Por un lado, que el “triángulo de hierro” —Milei, Karina y Santiago Caputo— ve a su candidato, Manuel Adorni, con chances reales en la Ciudad, a pesar de que no quería serlo. Por otro, que un eventual segundo puesto no sería interpretado como una derrota, sino como una jugada estratégica para avanzar sobre el verdadero
objetivo libertario: “aspirar al PRO y correr a Mauricio Macri del medio”, reconocen a este diario.
Es ahora Buenos Aires”
Durante su cierre de campaña, Leandro Santoro apuntó directo a la fractura entre Milei y Macri para advertir sobre los efectos del experimento libertario: “Lo que le está pasando al PRO es lo que le va a pasar a toda la Argentina si no frenamos este modelo”. Y agregó: “Juntos por el Cambio le compró el discurso a Milei y después Milei los traicionó. Le votaron todo en el Congreso y, cuando llegó el cierre de listas, les dijo ‘no los necesito más’. Se traicionan entre ellos. Eso le va a pasar a la Argentina si no paramos este modelo”.
Santoro sigue una hoja de ruta más ambiciosa. Guiado por Manuel Olmos, apostó a un plan de construcción a largo plazo que podría proyectarlo como candidato a jefe de Gobierno en 2027. En CABA, el techo del peronismo en elecciones legislativas no supera el 30%; en 2019. Acercarse a ese número sería, en los papeles, un buen resultado. Aunque en su entorno bajan el tono: “No quiere ser exitista porque sabe que es una elección pareja”, explican. Y agregan: “Obviamente que un buen resultado es ganar, por el famoso 2x1 del que viene hablando Santoro: ganarle al abandono y a la crueldad de los gobiernos de la Ciudad y de la Nación”.
Al actual diputado nacional —referente de Unión por la Patria— lo respaldan La Cámpora, el NEP, Peronismo por la Ciudad, Patria Grande y el PJ porteño. La unidad no fue total: dos expresiones minoritarias jugarán por fuera. Juan Manuel Abal Medina compite con el apoyo del Movimiento Evita, mientras que el morenista Alejandro Kim también irá con lista propia. La cohesión del peronismo fue clave para alimentar las expectativas de Es ahora Buenos Aires, que se apoya en la dispersión del resto. La fragmentación entre libertarios, macristas, radicales y la Coalición Cívica le abre a Santoro una ventana para mostrarse competitivo. “Una bocanada de aire fresco para el resto del peronismo”, resume un armador bonaerense.
Durante la campaña, Santoro recorrió barrios, habló con vecinos, presentó propuestas y difundió una investigación sobre los negocios privados que se esconden detrás de bienes públicos en la Ciudad. Para él, el gran desafío es “reconciliar al Estado con la gente”.
LLA: domar al PRO
Los libertarios pusieron toda la carne al asador. La estrategia fue diseñada por Karina Milei y Santiago Caputo, los arquitectos del dispositivo presidencial, que optaron por no pactar con el PRO y medir fuerzas en territorio porteño. Desde entonces, se desató una guerra a cielo abierto con sus exsocios.
El elegido para esa batalla fue Manuel Adorni, el candidato que no quería ser. Su lanzamiento con la motosierra frente a la sede del Gobierno porteño, acompañado por Karina Milei, fue el primer gesto de una campaña completamente nacionalizada. “Adorni es Milei” fue uno de los slogans del espacio, pensado para traccionar el voto libertario duro. “Es nuestro ancho de espadas”, repiten en Balcarce 50, donde niegan que sea un candidato testimonial. Si logra una banca, deberá abandonar la superestructura de comunicación que encabeza en Casa Rosada, con más de 240 empleados bajo su órbita, según el último informe de Guillermo Francos. La expulsión de Ramiro Marra alteró los planes del partido violeta. En 2021, Marra había encabezado la lista porteña y logrado el 13,9% de los votos, con seis bancas que hoy deben renovarse. Su salida —ordenada por Karina Milei— fracturó el bloque y dejó una herida difícil de cerrar.
En el sprint final, Javier Milei se puso la campaña al hombro. El Presidente planeó anuncios altisonantes para empujar a su candidato —baja de aranceles a productos electrónicos, una cuestionada reforma migratoria y un nuevo blanqueo que no se llegó a anunciar para evitar acusaciones de proselitismo, según dijo el candidato en sus redes—. Ninguna de las medidas apareció en el Boletín Oficial, pero sí se instalaron en la semana del cierre de campaña.
En el entorno presidencial aseguran que incluso un segundo lugar será un triunfo. Arrebatarle el bastión al PRO es el objetivo. Si LLA no queda ni primero ni segundo, y es superada por el macrismo, deberá asumir el precio de la derrota. “Libertad o Kirchnerismo” reza el último slogan diseñado por los amigos y socios de Caputo de la agencia Move. La pieza proyecta el imaginario libertario: Un escenario sin el PRO donde el único adversario sea el kirchnerismo y ellos hegemonicen la oferta de derecha.
PRO: en peligro de extinción
Silvia Lospennato fue la última carta de los primos Macri tras una serie de rechazos. María Eugenia Vidal prefirió ser jefa de campaña y Fernán Quirós evitó exponerse. “Fue una campaña complicada”, admitió Lospennato en su acto de cierre. Recién en
la última semana logró capitalizar la caída de la ley de Ficha Limpia en el Senado, que le devolvió protagonismo. Mauricio Macri la acompañó en varias recorridas e incluso intervino en entrevistas. En una de ellas, anticipó: “Lamentablemente, con esta división, tiene más de ganar Santoro que nosotros”. Lospennato intentó dar vuelta el mensaje con un escueto: “Yo me tengo fe”.
Desde 2003, el PRO se mantuvo en ascenso constante en la Ciudad. Pero tras 2019 comenzó a desdibujarse. La irrupción libertaria lo dejó en un no lugar: sin discurso propio, sin candidatos fuertes y sin identidad. Milei ocupó el lugar de lider de derecha con más volumen y crueldad. El respaldo legislativo que le dio el macrismo al Gobierno nunca fue retribuido.
El resultado de este domingo puede dejar a Macri en una posición debilitada frente a las negociaciones por las listas nacionales y bonaerenses. En el cierre de Adorni, Milei se refirió a sus antiguos socios como "los amarillos fracasados”. Macri suele repetir que “el Gobierno se equivoca de adversario” al atacar al PRO. Pero lo que él interpreta como error es, para el “triángulo de hierro” un principio de revelación: la verdadera batalla es contra el kirchnerismo, porque al PRO ya lo consideran propio.
Después del domingo, la estrategia libertaria continuará, pero con otros interlocutores. Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro son los nombres que resuenan. No necesitan a Macri. El pragmatismo manda. Si los libertarios logran una buena elección sin él, Mauricio Macri quedará vacío de poder.
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