La oposición es un hervidero en la Provincia

La oposición es un hervidero en la Provincia

Con Vidal en la cancha, Jorge Macri, Julio Garro y otros intendentes del Grupo Dorrego, restan chances de protagonizar un proyecto provincial.

Lejos de la armonía que pretenden exhibir para aprovechar el mal momento del Gobierno provincial debido a la pandemia, pero también a algunos errores propios, el principal espacio de oposición corre el riesgo de naufragar en sus propias disputas internas favoreciendo a un oficialismo que de momento hizo poco y nada para garantizar buenos resultados electorales.

La reaparición de María Eugenia Vidal en la escena bonaerense quebró cierta armonía existente entre aquellos que se preparaban para disputar un lugar a través de las PASO o del mecanismo que finalmente se termine utilizando. Y si bien la ex gobernadora es número puesto si así lo decide para encabezar las listas, su figura ya no convence por igual a halcones y palomas dentro de su propio partido.

Con Vidal en la cancha, Jorge MacriJulio Garro y otros intendentes del Grupo Dorrego, restan chances de protagonizar un proyecto provincial propio surgido al calor de los acuerdos entre jefes comunales y con el límite a las reelecciones pendiendo sobre sus cabezas se ven obligados a establecer nuevas estrategias si finalmente y desde el llano la ex mandataria decide jugar en territorio bonaerense, algo que de todas maneras se mantiene como poco probable.

La otra jugada que pone nerviosos a los intendentes, es el tanteo que de manera constante realiza el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, que busca repetir la experiencia del 2015 pero que sin tener garantías de arrastre electoral desestabiliza más que Vidal.

"Yo todavía no escuché que Santilli quiera ser candidato en la Provincia. Sí me escuché a mí decir que quiero ser gobernador en 2023", repitió el jefe comunal de Vicente López durante toda esta semana, mientras que algunos de sus pares, como Martín Yeza de Pinamar, intentaban poner paños fríos remarcando que las diferencias internas son positivas y necesarias.

En medio de esas discusiones, el aumento de casos de Covid-19 puso a la pandemia otra vez en el centro de la escena y apretó aún más las diferencias entre la oposición que gobierna y la que solo tiene actividad legislativa.

En ese sentido varios jefes comunales debieron hacer malabares esta semana para sostener el documento de Juntos por el Cambio que llamaba a "resistir" cualquier tipo de medida de aislamiento, pero aplicar exactamente esas medidas en sus distritos.

Eduardo Campana, de General Villegas, por ejemplo, argumentó que las medidas son posibles en distritos chicos donde la responsabilidad social se pone en juego todo el tiempo, y se puede avanzar con acuerdos cotidianos para no perjudicar la economía, pero bancó el rechazo a medidas en las ciudades más pobladas o la aplicación de una nueva cuarentena.

Otros jefes comunales de la oposición se mostraron más preocupados y hasta se animaron a pedirle al Gobierno de Axel Kicillof que ubicara a sus propios distritos en una fase de mayores restricciones frente a la disparada de casos, como ocurrió con el radical Miguel Gargaglione de San Cayetano, que admitió que la situación está casi descontrolada.

Para completar el combo explosivo opositor hay que seguir de cerca la constante oscilación del ex presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, a quien desde el Grupo Dorrego ubican directamente fuera de Juntos por el Cambio, pero que mantiene bueno vínculos con el ala dialoguista esperando poder colarse nuevamente como la pata peronista de esa alianza.

Sin embargo, algunos trascendidos indican que el monzoísmo podría terminar volcado completamente hacia el armado de una tercera vía que impulsan Roberto Lavagna y el inoxidable Florencio Randazzo que pide pista para volver a hacerse protagonista.

Del lado del radicalismo la cosa está lejos de ser ordenada. Primero porque la interna, al menos en términos legales, no termina de resolverse y si bien no hay dudas de que el nuevo presidente del Comité provincial es Maximiliano Abad, la falta de acuerdo interno con la lista derrotada amenaza con opacar el éxito de las movilizaciones de boinas blancas a las urnas.

De todas maneras, en los niveles locales los ganadores de la interna ya comenzaron a mostrar los dientes y a plantarse como los principales opositores, ya sea a los gobiernos locales o a los de Nación y Provincia en los municipios manejados por Juntos por el Cambio. Hay que remontarse a varios años atrás para encontrar una actitud tan proactiva de parte del radicalismo, que de esta manera le avisa a sus socios que también va a dar pelea.

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