El líder libertario fue obligado a dejar de lado su euforia radicalizada para construir una nueva gobernabilidad con los gobernadores y el círculo rojo. Este jueves recibe en Olivos a sus candidatos nacionales y a las ocho cabezas de secciones bonaerenses.
Por: Tatiana Scorciapino
@Tatiscorciapino
En mayo del 2023, cuando el extinto Frente de Todos dirimía en internas a cielo abierto sus candidaturas presidenciales, un todavía callado Sergio Massa sintetizó como nadie la instancia que atravesaba el peronismo hegemónico. “No nos entra un quilombo más”, inmortalizó quien luego dejaría a Unión por la Patria a tres puntos de ganar en primera vuelta. Más de dos años después, con el justicialismo fuera del Ejecutivo, Javier Gerardo Milei se abrazó como nadie a la misma premisa.
La apabullante derrota en la Provincia de Buenos Aires no hizo más que coronar una seguidilla de eventos desafortunados que azotan a un gobierno desbordado de internas. Al desprecio ya personal que cultivan entre el armador nacional y mano derecha de Karina Milei, Eduardo “Lule” Menem y el asesor presidencial, Santiago Caputo, se sumó el escándalo que involucra a la hermana presidencial en un aparente mecanismo de coimas que tienen a la Agencia Nacional de Discapacidad y la prácticamente nula penetración de la aparente mejora económica que el oficialismo insiste por vender.
La mezcla de todos los ingredientes generó un caldo de cultivo más que comprometedor para un oficialismo que se valió por más de un año del apoyo popular para avanzar sin pedir perdón ni permiso. Con este presente, el presidente entendió -o le hicieron entender- que debía tomar el bastón no sólo para la foto. El ascenso laboral de Lisandro Catalán de secretario a ministro de Interior y la multiplicación ad eternum de mesas políticas, fueron muestras gratis del inicio de un nuevo capítulo en La Libertad Avanza donde el diálogo y republicanismo que tanto criticaron ahora serán sus guías.
Javier Milei reconoció la derrota en la Provincia de Buenos Aires y se puso al frente de la campaña nacional.Foto: Antonio Becerra
Como contó este diario en su edición del domingo, el oficialismo relanzará la segunda etapa de la gestión con la discusión de la reforma laboral y tributaria, dos de las aspiraciones que debieron posponer en pos de aprobar la Ley Bases en el lejano julio del 2024. Para ello, los principales operadores del Ejecutivo comenzaron a tender puentes con un importante sector del empresariado y la CGT dialoguista. También con los gobernadores. Esos mismos a los que, gracias a la ambición y la nula cintura política, La Libertad Avanza les competirá en sus territorios con listas violetas.
Con discrecionales Aportes del Tesoro Nacional y lugares estratégicos en el organigrama estatal, el oficialismo intentará contentar a las provincias que desde el primer momento estuvieron listas para ser subordinadas. El modus operandi será similar con las cámaras empresarias -que exigen gestos similares a los que recibió el campo con la eliminación de las retenciones- y el sindicalismo, que se conformará con sólo mantener en pie sus preciadas cajas.
Milei y el gabinete: las llaves doradas de la campaña nacional
A los gestos al círculo rojo y el abanico político, además, se le sumará toda una nueva narrativa discursiva milimétricamente diagramada en el Salón Martín Fierro, donde siempre hay un plan. La intención es mostrar un gobierno que, aunque intransigente en su programa económico, no pierde la empatía para con aquellos que sostienen con esperanza un modelo económico que hace la vida cada vez más cuesta arriba. Una caricia con mano de lija para quienes se dieron cuenta que la casta eran ellos mismos. Quien dio el puntapié inicial fue el propio presidente, quien en su solitaria cadena nacional afirmó que el “esfuerzo de los argentinos vale la pena”.
Al primer mandatario le siguieron las primeras líneas del gobierno, muchos de ellos notablemente más cómodos con la etapa dialoguista que inauguró la derrota bonaerense. Guillermo Francos y Patricia Bullrich, conocedores del minué político, salieron a resaltar esta nueva línea y hasta pidieron ir a buscar a Mauricio Macri. “El Gobierno tiene que defender el orden económico con ideas y no con insultos”, dijo la ministra de Seguridad en su última aparición mediática.
La ex presidenta del PRO, quien instruyó a sus laderos a tender puentes con el ex presidente, no sólo será la representante del Ejecutivo en la pulseada legislativa de octubre para ingresar al Senado. También fue bendecida con la conducción de una campaña en un territorio que la ex cambiemita conoce de memoria. Bullrich sabe que en la Ciudad reina un republicanismo refinado que poco tiene que ver con los métodos que llevaron a la presidencia al león libertario. Por eso, apuntará a refritar el discurso que ella misma utilizó en su campaña del 2023 para consolidar un electorado que la acompañará en cualquiera de sus metamorfosis políticas.
Como contó este medio meses atrás, pese a la disconformidad manifiesta de ser candidata -otra de las consecuencias del Huracán Karina-, una de las preferidas de Milei utilizará la campaña como plataforma para saltar directo a la presidencia provisional del Senado, una silla que la pondría en un cotizado lugar de sucesión y, en dos años, ser la candidata natural para acompañar al presidente en su aventura por la reelección. Si la circunstancia no lo permitiera, cerrar su carrera como jefa de gobierno porteño es, también, un menú tentador.
Patricia Bullrich forma parte de la nueva mesa política que encabeza Javier Milei.
La misma línea misericordiosa adoptó José Luis Espert, primer candidato a diputado por la Provincia de Buenos Aires cuya campaña no logra despegar. El repatriado aliado del presidente -resistido con énfasis por su hermana Karina, que nunca dejó de defenestrarlo en privado-, fue obligado a bajar el tono para intentar penetrar en un electorado que tiende a repelerlo.
Según la consultora CB, el economista tiene un rechazo que supera el 55%, una base negativa más que complicada teniendo en cuenta que el oficialismo deberá hacer una buena elección en territorio de Axel Kicillof para equilibrar la pésima señal económica que significó la derrota el último 7 de septiembre. Por eso, el titular de la comisión de Hacienda intentó dar un guiño de humanidad explayándose sobre la situación económica, una postura que fue cuestionada en las redes por lo forzada.
Si bien Espert fue incluido por la ventana en las mesas políticas que reeditó el presidente, lo cierto es que desde adentro de las mismas reconocen que el diputado no está autorizado para manejar su propia campaña. Las estrategias son comandadas en una mesa que comparten Santiago Caputo y el armador bonaerense, Sebastián Pareja, junto a Cristian Ritondo y Diego Santilli, quienes empezaron a ser más codiciados dentro del Ejecutivo.
Con este escenario, y tal como ocurrió en la Provincia de Buenos Aires, Javier Milei volverá a bajar al territorio y se pondrá al hombro una campaña que en el oficialismo saben complicada. El líder libertario abrirá este viernes sus recorridas en Córdoba dónde participará de un acto en la Bolsa de Comercio y junto a gran parte del gabinete. En lo sucesivo, el presidente visitará Santa Fe, Mendoza y Corrientes para luego volver a cerrar la campaña en territorio de Martín Llaryora, cuyos diputados serán claves para sostener los venideros vetos en el Congreso.
HOLA A TODOS!
Nos vemos en Córdoba! No aflojemos. Que el esfuerzo valga la pena.
La Libertad Avanza o Argentina retrocede!
VIVA LA LIBERTAD CARAJO! pic.twitter.com/6YtfcCDqD0
— Javier Milei (@JMilei) September 17, 2025
Este jueves, en tanto, el primer mandatario recibirá en la Quinta de Olivos a todos sus candidatos nacionales y las ocho cabezas de secciones bonaerenses para bajarles línea y motivarlos para la campaña. La cita está prevista para la tarde noche y aún no hay confirmaciones sobre si el gabinete estará invitado o no. Lo que sí está claro es que Milei entendió que gobernar es estar.
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