Juntos por el Cambio, en su noche más oscura y con un futuro aún peor

Juntos por el Cambio, en su noche más oscura y con un futuro aún peor

Patricia Bullrich fue la cara de una derrota que impacta a toda la coalición. La reunión previa a su aparición en el escenario, los cruces entre el PRO y la UCR, y las acusaciones contra Mauricio Macri. Tras el resultado en contra en todo el país, ¿se rompe la oposición hacia el balotaje?

Mauricio Caminos

Cuando Patricia Bullrich pisó anoche el búnker de Juntos por el Cambio en Costa Salguero sabía que tenía que enfrentarse a una dura realidad. Ella era la cara de la inesperada derrota que sufría Juntos por el Cambio a nivel país, conocidos los primeros datos y con una tendencia irreversible: la coalición opositora quedó finalmente fuera del ansiado balotaje, que disputarán en noviembre Sergio Massa y Javier Milei. 

En una escena en la que no hubo aplausos, la recibió Hernán Lombardi con un abrazo y un beso. Al instante se encontró cara a cara con Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta. El ánimo no era el mejor en el íntimo cónclave en el que también participaron, entre otros, Luis Petri –su compañero de fórmula–, Jorge Macri –que ganaba en CABA–, Néstor Grindetti –que quedó muy lejos de Axel Kicillof en Buenos Aires– y el radical Maximiliano Abad –que había encabezado la lista de senadores por la provincia–. 

“Fue una reunión para ordenar el mensaje del discurso”, recogió elDiarioAR, aunque otras fuentes notaron que tuvo momentos de alto voltaje. Un testigo atento notó la ausencia de Martín Lousteau, referente de la facción radical Evolución. Andaba por allí también Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica.

Bullrich y las espadas opositoras salieron a escena para intentar dar una muestra de unidad que quedó en duda desde la irrupción electoral de Milei. No hubo voces explícitas en que la oposición se va a romper pero las fuentes consultadas por este medio coincidieron que el futuro será complejo para la marca de JxC, que aún no logra entender cómo quedó relegada a un tercer lugar ante la grave crisis económica que atraviesa el país.

“Esta no la vimos venir”, se sinceró una fuente radical como para sopesar el golpazo en contra. El elemento Milei pone en un brete a la alianza opositora, porque no se aventura que el PRO y la UCR –los socios mayoritarios– tomen la misma estrategia de cara al balotaje del 19 de noviembre. Incluso dentro del partido amarillo hubo pases de factura subterráneos: no era difícil encontrar voceros larretistas cuestionando más a Macri que a Bullrich por el fracaso electoral. Los coqueteos del expresidente con el libertario parecen haberle salido demasiado caros a la oposición. 

“Mauricio fue el mariscal de la derrota”, entendió una fuente amarilla debajo del escenario. “Con Horacio esto no pasaba”, dijo con sorna otro vocero del jefe de Gobierno saliente. Como una marca del internismo en el PRO, Larreta llegó a Costa Salguero junto con Jorge Macri y, según comentó un operador, “no se despegó de él ni un segundo”. 

La derrota de JxC fue contundente. A nivel nacional, el casi millón de votos que perdió se habrían repartido entre el poco volumen que sumó Milei y lo que multiplicó Juan Schiaretti. Salvo CABA, no hubo otra provincia que se pinte de amarillo. “Patricia tiró abajo toda la boleta; cayó como un piano”, metaforeó una fuente. La caída tuvo su correlato en el Congreso: perdió una veintena de bancas en Diputados y nueve en el Senado –con las sorpresas de que no pudo hacerse fuerte ni siquiera en territorios propios como Jujuy y San Juan–. Todo lo que se había pintado de amarillo en otras eleciones quedó ahora de violeta.

A nivel distritos, el golpe más fuerte fue en la provincia de Buenos Aires. Grindetti quedó a mitad de camino contra Kicillof. Al premio consuelo de Capital Federal se sumaba también Entre Ríos, donde el macrista Rogelio Frigerio ganaba como gobernador por un punto de ventaja. Entre las emblemáticas intendencias del conurbano el símbolo de la derrota fue Lanús, el distrito del candidato a vicegobernador, que ahora quedaba en manos de La Cámpora. Incluso en La Plata parecía perder el PRO. Y un dato aparte era la pelea voto a voto en Pinamar: la tensión era tal que alguien vio a Martín Yeza sentado en un rincón del búnker de Costa Salguero llorando.

JxC va a peinar esos resultados en las próximas horas para comprender del todo su caída. “Hablemos mañana, por favor”, pidieron a elDiarioAR dos dirigentes distintos –y de diferentes partidos de JxC– que entraron como diputados nacionales. 

Queda en el aire el dilema de qué harán en el camino hacia noviembre. Bullrich, desde el escenario, criticó solo a Massa y no habló ni elípticamente de Milei. El libertario buscó en su discurso tender puentes con los cambiemitas, y el ministro-candidato le hizo un guiño a los radicales. No hubo quien confirmara un llamado entre Milei y Bullrich, pero sí hubo algún que otro contacto directo entre el radicalismo y el entorno de Massa.

“Mañana mismo empiezan las reuniones. Te puedo decir que la UCR se ordena fácil, pero hay que ver qué hace Mauricio. Ahora que se deje de joder. Para mi JxC se rompe”, comentó un legislador electo. “Los nuestros se tienen que meter en un mismo cuarto, cagarse a trompadas y después decidir qué hacer”, dijo un vocero amarillo.

En ese clima de internismo se subió Bullrich al escenario pasadas las 22. Última en el podio, fue la primera en salir a hablar. Había foto de unidad opositora, pero no parecían unidos. Dos meses después de que el ex presidente cerrara la noche de JxC en las PASO, ahora solo atinó a abrazarla cuando Bullrich terminó de hablar. Su silencio fue ensordecedor, apenas le contuvo las lágrimas. 

 

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