Empoderado, ahora Larreta podría controlar los bloques del PRO en el Congreso

Empoderado, ahora Larreta podría controlar los bloques del PRO en el Congreso

Es cercano a los jefes del PRO, pero Patricia Bullrich presionó todo el año para controlar una línea dura. La pelea por la coparticipación la correría de escena.

 

Con su aparición como líder nacional, Horacio Rodríguez Larreta podría afianzar su poder en los bloques del PRO del Congreso, donde mantiene afinidad con los jefes y los principales referentes de cada Cámara pero en los últimos meses perdió terreno con la presidenta del partido Patricia Bullrich. 

No fue siempre así. El 29 de enero, en la primera sesión de Diputados, el jefe de Gobierno tomó su teléfono y se calzó el traje de operador político: dedicó la tarde a llamar a los miembros de su partido que se resistían a aprobar la suspensión del consenso fiscal, necesario para que pudiera aumentar los impuestos locales.

 

Logró convencer a varios, pero otros lo ignoraron como Fernando Iglesias, que es diputado por la Ciudad de Buenos Aires; el mendocino Omar de Marchi, de diálogo frecuente con Mauricio Macri; o la cordobesa Shoer El Sukaria, una de las últimas apuestas electorales de Marcos Peña, meses después nombrada como vicejefa del PRO, detrás de Cristian Ritondo. Sí lo atendieron los diputados cercanos a Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, que no estaban de acuerdo con la suspensión, pero se ausentaron para no complicarlo.

 

Los primeros, junto a otras figuras como Waldo Wolff y Jorge Enríquez, entre otros, ya habían sacado chapa de "duros" en diciembre, cuando solicitaron en una reunión del interbloque no bajar al recinto a habilitar la jura de diputados del Frente de Todos y bloquear el Congreso hasta nuevo aviso. 

Cedieron ante las gestiones de Ritondo, leal a María Eugenia Vidal, la principal socia de Larreta, a quien responde desde siempre el vicepresidente de la Cámara de Diputados, Álvaro González, con una butaca asegurada en cada reunión de la mesa chica del interbloque. 

Patricia Bullrich se involucró en la conducción de los bloques con comunicados y línea directa con los legisladores más intransigentes. Larreta no participó de los debates pero tiene relación con la mayoría de sus referentes como para convertirse en líder. 

Por aquellos días Bullrich recién había asumido como jefa del partido y no tardaría en empatizar con los intransigentes. Con Iglesias y Wolff como exegetas internos, presionó para respladar los primeros y minúsculos cacerolazos en la Ciudad de Buenos Aires o pedir una reducción de salarios y viáticos de los legisladores. Larreta hacía saber su disconformidad. "Una revuelta social no nos excluye", era su línea en aquellas jornadas de cuarentena reciente. 

En el Senado, a Bullrich le costó empezar a dejar huella, pero cuando tomó control hizo lo que quiso. Humberto Schiavoni, el jefe del PRO y su antecesor como presidente del partido, se presentó en una de las primeras reuniones del interbloque como referente de Larreta y pidió mantener la moderación mientras la pandemia marque los tiempos de la gestión. 

"Pero mirá que esto no es hacer política; tarde o temprano vamos a tener que mostrar algo propio", lo advirtió uno de sus pares. El misionero no tuvo respuesta y Bullrich pronto se encargó de dársela: invocó a los senadores en un comunicado en contra de un bono adicional entregado a los empleados del Congreso. Ritondo hizo gestiones a tiempo para evitar que le pasara lo mismo. 

El PRO tiene sólo 8 senadores y varios comenzaron a ensayar la intransigencia, pese a los pedidos de su jefe. Las posturas más duras las representaron Esteban Bullrich desde la pantalla del zoom; y Laura Rodríguez Machado en el recinto, que sólo pueden pisar las autoridades de la Cámara. 

Álvaro González. 

Con el desgaste de las cuarentenas, la reaparición de Macri y los banderazos protagonizados por Bullrich en cada aniversario patrio, los "duros" de cada bloque, aunque seguían siendo minoría, se hacían oír cada vez más en los debate internos y levantaban la voz en los recintos. Su proclama, puertas adentro, es que representar al 41% que votó por el ex presidente en octubre es más importante que construir una alternativa para lo que viene. 

Los reproches por comunicados sin revisar se hicieron frecuentes, como aquel que involucró a las causas por corrupción el asesinato del ex secretario de Cristina Kirchner. Mucho antes, el senador Martín Lousteau, que es de la UCR, se había cruzado con Bullrich por algunas menciones a su bloque en las redes sociales sin consultarlo. La ex ministra se tomó revancha hace una semana, cuando le recriminó sus encuentros con Alberto Fernández en Olivos.  

Con su pelea con el Gobierno por la coparticipación y la necesidad de hablar como líder nacional, el jefe de Gobierno podrá restablecer el vínculo con diputados y senadores del PRO hasta convertirse en el referente que nunca quiso o no pudo ser, pero no pocos le reclaman. 

"Macri puede estar en Francia o dónde sea, pero te llama y te conduce, es su esencia. No le importa lo que estaba haciendo cinco minutos antes. Horacio no es así y nunca lo fue y suele rodearse de gente que no tiene volumen político. Pero si quiere ser candidato a presidente, debe intentarlo", relató a LPO un legisladores que lo conoce de sus años como jefe de Gabinete de la Ciudad. 

Sólo con garantizar un perfil como moderado, como hizo el jueves ante las cámaras de TV, Larreta afianzó su alianza con el grupo de Monzó y Frigerio, 12 de los 53 diputados del PRO que este sábado comenzaron a ayudarlo, sin ceder su perfil federal: presentaron un proyecto de ley para solicitar que el Gobierno coparticipe con las provincias y municipios las transferencia del BCRA al Tesoro nacional, una de las principales fuentes de financiamiento. 

El acuerdo del jefe de Gobierno y el ex presidente de la Cámara baja se había materializado en enero, cuando el ex diputado Nicolás Massot asumió como director del Banco Ciudad y quedaron en el olvido las amenazas de romper el bloque de Ritondo, como habían hecho en la Legislatura bonaerense, donde hasta votaban distinto al PRO. Monzó tenía pendiente una oferta para mudarse como embajador a España, donde quería vivir hacía un año. Desistió. 

"Hay que entender que cuando primaba la moderación en el Gobierno, las posturas extremas eran marginales. En la medida que se fue radicalizando crecieron. Pero mientras Horacio no llame a la rebelión como Patricia, podrá aglutinar a casi todos", confió a LPO uno de los dialoguistas del PRO, que esperaba hace meses un perfil más alto del jefe de Gobierno.

De hecho, hace solo una semana, después del escándalo por la fallida renovación de protocolo de sesiones remotas, en la teleconferencia de los diputados el PRO, todos parecían duros. El martes, Ritondo logró negociar nuevas pautas para no cerra el Congreso, con el único rechazo de Iglesias. 

En un próximo conflicto similar podría aparecer Larreta, quien mantiene una buena relación con el jefe de la UCR y del interbloque Cambiemos Mario Negri. Era habitual que compartieran cenas hace un año y el jefe de Gobierno confesaba su intención de pelear por la presidencia en 2023 y la necesidad de mantener la sociedad con los radicales.

Negri, por esos días, peleaba con el presidente de la UCR Alfredo Cornejo su continuidad en la conducción del bloque, que mantuvo sin problemas en noviembre. Lejos de amilanarse, el mendocino sostiene su ilusión llegar a la Casa Rosada y no ahorró esfuerzos en crear un perfil duro, firmando comunicados con Bullrich, como aquel que involucraba al Gobierno con el fallecido ex secretario de Cristina. Tal vez, ante un episodio similar, Larreta quiera aparecer y sentar postura, esta vez en público. Si es que se anima al rol de líder. 

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