Todos quieren un pedazo de la torta de Vidal

Todos quieren un pedazo de la torta de Vidal

Para garantizarse gobernabilidad y avance de las leyes que solicita, María Eugenia Vidal deberá ceder lugares y hacer concesiones. Desde dónde se para cada fracción para exigirlo y cuáles son esas demandas, tanto de espacios cercanos como lejanos.

Los frescos festejos del triunfo y la asunción dejan paso a la etapa de la convivencia con el poder y sus problemas. Sostener la gobernabilidad en una provincia con serios inconvenientes financieros y múltiples vaivenes políticos es el verdadero desafío para María Eugenia Vidal.

Una meta que no sólo se puede alcanzar con la ayuda de un Gobierno nacional afín. También se necesita de la colaboración de “los otros”; y esos “otros” tienen apetencias e intereses. Cada sector que compone el entramado político bonaerense empieza a mostrar sus uñas y a demandar.

Cada espacio pide en relación con las necesidades de un gobierno que necesita de los consensos para avanzar en materia legislativa y en el vínculo con los jefes territoriales. El PRO gobierna con un puñado de intendentes y legisladores propios (donde también se expresan diferentes objetivos a futuro), y eso lleva a que los requerimientos de los demás sectores se acrecienten.

Cuál es el rol del massismo, y cómo juega en el inicio del mandato de Vidal la situación de un peronismo que empieza a transitar una etapa de renovación signada por la tensión entre el PJ tradicional y el ultrakirchnerismo.

Otro hecho significativo en el corto plazo es cómo se resolverán las cuestiones gremiales, claves para comenzar una gestión evitando los sinsabores.

ELISA CARRIO

Los dirigentes que siguen a Elisa Carrió están más contenidos en el Gobierno nacional que en el provincial, y no se debe a falta de invitaciones. En rigor, es la propia Carrió quien pidió observar desde afuera. “Hay que esperar seis meses a ver cómo se mueve esta chica”, les avisó a los suyos una de las principales mentoras de Cambiemos.

No lo dice públicamente, pero “Lilita” piensa que el rumbo del gobierno bonaerense puede modificarse hacia mitad de año, incluso en la conformación del gabinete. En el radicalismo, muchos coinciden con el diagnóstico de la diputada nacional.

Con una visión crítica, Carrió nunca dejará de marcar la cancha. Ya se lo hizo a Macri por cuestiones de nombramientos de jueces y personal de Justicia. No le temblará la voz para hacerlo con Vidal, aunque con la Gobernadora aparece más contemplativa por el momento.

MARGARITA STOLBIZER

Margarita Stolbizer nunca abandonó su rol de oposición aunque dio muestras de apoyo a Cambiemos. Crítica de los DNU de Macri, sí se ubica como una de las garantes de la gobernabilidad. Sin demasiAdo poder de fuego en la Provincia, donde perdió mucho territorio, su bloque de cuatro diputados y un senador podrán ser circunstanciales aliados del oficialismo.

Ex margaritos que se pasaron a Cambiemos antes de los comicios tienen sus espacios (por ejemplo, el ex diputado Abel Buil como prosecretario administrativo de la Cámara de Diputados), pero para quienes se quedaron al lado de Stolbizer,

las chances se reducen, aunque no se descarta algún lugar en directorios.

Un conflicto en puerta es la negativa a dejar la banca del diputado Fernando Pérez, quien es secretario de Gobierno de Quilmes. Quieren que deje el escaño, pero se niega. Si lo hiciera, Cambiemos perdería un lugar, y lo ganaría el

FAP, con Silvia Saravia, dirigente de Libres del Sur.

LOS DOS LADOS DEL FPV

Atado con débiles hilos en Diputados y ya dividido en el Senado, el otrora superpoderoso Frente para la Victoria afronta primero el desafío de desandar sus cuitas internas: por un lado, el kirchnerismo duro, y por el otro, un peronismo ortodoxo, que encara la renovación con algunas caras nuevas pero también con viejos conocidos.

En medio del proceso de digestión de la derrota, las demandas para el gobierno provincial y, por ende, los posicionamientos políticos también difieren entre ambos sectores.

La división del FpV en el Senado fue una buena noticia para Cambiemos. “Con un sector se puede dialogar, con el otro es casi imposible”, dijo a La Tecla uno de los nuevos legisladores del PRO. En Diputados, en cambio, absolutamente nada puede garantizar la continuidad de una bancada del FpV que no se fracture antes del inicio de las sesiones ordinarias del año que viene. Pero mientras siga unida, es una piedra en el zapato para el oficialismo, pues recibe dos tipos de demandas, y si no las atiende pone el riesgo el normal funcionamiento legislativo.

La primera expresión divisoria se dio en el Senado, donde Daniel Barrera y Patricio García lideraron la escisión apoyados por el presidente del PJ provincial, Fernando Espinoza; y detrás de él, la ma-yoría de los intendentes, sobre todo del interior. En Diputados, Walter Abarca encabeza el grupo que pone en riesgo la continuidad del camporista José Ottavis como titular del bloque y, por ende, la forzada unidad.

En la negociación por el Presupuesto, el PJ exigió obras para los distritos donde gobiernan los intendentes peronistas; y buscó el compromiso escrito de la Gobernadora para que se cumpliera con la petición de atender con parte del endeudamiento las demandas de esos municipios. La otra cosa pendiente es asegurar los fondos coparticipables.

El compromiso es aportar a la gobernabilidad y sentarse a charlar leyes e iniciativas con cierta apertura y con el claro objetivo de contener a los alcaldes. En el camino de la renovación empezado por varios dirigentes, todos tienen en claro que el partido volverá a fortalecerse desde la territorialidad. Pelearán por las conducciones orgánicas, y ya anticipan que monopolizarán las listas legislativas de las que fueron desplazados a manos de La Cámpora.

El PJ también quiere lugares en el directorio del Banco Provincia, en las empresas del Estado y en los organismos de control. En la entidad crediticia, Daniel Scioli pretendió tener otro lugar, pero el peronismo territorial no daría cabida e impondría a su propio candidato.

En tanto, algunos intendentes, como Jorge Ferraresi, de Avellaneda, siguen alineados al kirchnerismo ortodoxo, que en La Cámpora tiene la expresión más reconocida. De la agrupación, José Ottavis aparece como el principal interlocutor con el gobierno provincial.

Plantado en la falta del analítico que detallara las obras por las cuales se pidió tanto endeudamiento, Ottavis primereó la rebeldía para demorar las primeras leyes pedidas por Vidal. Una excusa válida con la cual se sentó a la mesa de negociaciones incrementando las demandas, que incluyeron lugares para dirigentes camporistas. El reproche interno es que el presidente del bloque de Diputados no privilegió de entrada el reclamo de obras de los jefes comunales.

Cayó mal en el resto del bloque que sólo un sector fuera convocado hace algunos días a una reunión en el PJ nacional para decidir los pasos a seguir en la relación con el gobierno bonaerense. “Pretenden confrontar por todo”, se quejó un peronista del otro sector, con relación a cómo se plantarán ante el oficialismo y sus iniciativas.

En otro orden, La Cámpora aguarda con ansiedad algunas discusiones por lugares estratégicos. Desde hace un año, la agrupación juvenil se desvela por quedarse con la silla de la Defensoría del Pueblo de la Provincia.

EL RADICALISMO

Con 44 intendencias y una amplia representación parlamentaria, el principal socio del PRO en el frente Cambiemos puede ser también un gran dolor de cabeza. Atender sus reclamos es una ardua tarea para el Ejecutivo. El acuerdo electoral incluyó que la contención la haga la conducción del partido, y el interlocutor casi único es el vicegobernador, Daniel Salvador.

Más allá de diferencias que todavía existen, y que tienen mucho que ver con la concepción política de cada uno, Vidal y Salvador sobrellevan la situación, y el vice se muestra absolutamente comprometido con el Ejecutivo. Pero sobre él también llueven demandas siempre atadas a la eterna interna.

El radicalismo se cree merecedor de más lugares en el reparto de cargos, y no claudica en esa petición. Una parte

sería compensada por Mauricio Macri, sobre quien caerán pedidos en los próximos días para que la UCR se quede con oficinas de organismos nacionales asentados en los distritos, como, por ejemplo, las sedes de Anses. Tras esa movida están varios alcaldes.

De todos modos, las principales demandas de los intendentes son obras y más recursos económicos; una cuestión que va más allá de la votación del Presupuesto.

La política, en tanto, juega un rol fundamental de cara al futuro y a la relación PRO-UCR. Parece demasiado temprano; sin embargo, muchos ponen la mente en 2017, cuando Buenos Aires elija como principal atractivo electoral los tres senadores nacionales. Un sector del radicalismo urde una jugada que, sin dudas, aparejará controversias internas, y que puede poner en pie de guerra a la UCR con el PRO, que buscará colocar su propio candidato. Esa jugada es anotar al mendocino Ernesto Sanz en la contienda bonaerense.

La simbiosis política entre María Eugenia Vidal y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quedó expresada en el armado del gabinete provincial. Y aunque en el PRO se esfuerzan por mostrar que el espacio tiene un solo líder y debajo de él se terminan los internismos, las diferencias existen y, muchas veces, ni siquiera se pueden solapar.

Con vaivenes, siempre fue recelosa la relación de Vidal con Jorge Macri, el primo del presidente de la Nación que sueña con ocupar alguna vez el sillón de Dardo Rocha. Jorge logró incorporar gente suya en la Legislatura, como los diputados César Torres, Verónica Barbieri, Mauricio Viviani y María Laura Ricchini, y la senadora María Lorena Petrovich.

Sin espacios en las primeras líneas del Ejecutivo, el intendente de Vicente López espera por otros lugares. Consiguió para él la presidencia del Grupo Banco Provincia y, aunque se habla de incompatibilidades con su jefatura comunal, lograría re-tener el cargo provincial. De todos modos, pretende más lugares.

Ni con María Eugenia Vidal ni con Jorge Macri es óptima la relación del presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó. Impulsor desde el PRO de la alianza con el radicalismo, y garante del acuerdo con la UCR en la provincia de Buenos Aires, Monzó no vio compensado ese trabajo con lugares de poder en el esquema provincial. También aguarda que se abran las puertas todavía entornadas de segundas y terceras líneas.

Al monzonismo le hubiese gustado que el gabinete de Vidal dejara más espacio a la política, reduciendo la cantidad de técnicos. No es el único sector que reclama esto. Algunos dirigentes del radicalismo que fueron los primeros en recostarse en el PRO vía Monzó tampoco han obtenido los espacios de los cuales se creen merecedores por dar ese primer paso.

En la Legislatura, Monzó tiene una tropa que le responde; en ella están los senadores Marcelo Pacífico y Gabriel Monzó, y

los diputados Marcelo Daletto y Sebastián García de Luca.

FRENTE RENOVADOR

Directamente Sergio Massa negocia con María Eugenia Vidal. Por los temas parlamentarios, el interlocutor inmediato es

el presidente de la Cámara Baja, Jorge Sarghini. En el Senado, la voz cantante la lleva Jorge D’Onofrio. En las últimas semanas se sucedieron las reuniones en Tigre entre Massa y Sarghini para darle forma al acuerdo para votar el Presupuesto y la ley Impositiva 2016, y, ade-más, para avanzar con otras compensaciones que el massismo espera pronto.

El Frente Renovador aguarda que el Ejecutivo cumpla con los espacios de trascendencia en los entes de contralor, cuya designación se demora, pero habrían quedado prendados en medio del acuerdo legislativo que le permitió al massismo quedarse con la presidencia de Diputados y al PRO desplazar de la comandancia de la cámara al FpV.

Así como los acuerdos entre el oficialismo y el massismo se expresan en la Legisla-tura, también es allí donde el Frente Renovador tiene su mayor poder de fuego, y desde donde marcará la cancha en la Provincia. La convivencia arrancó bien, pero los pronósticos son reservados.

Una de las primeras exigencias del massismo fue meter en el paquete de leyes, a aprobar junto al Presupuesto, el fin de la reelección indefinida de los intendentes. Un viejo proyecto con el que Massa piensa meterse en la agenda de principio de año y que, a la vez, le sirve a su espacio para cobrarse de alguna manera el voto de un Presu-puesto con un elevadísimo pedido de endeudamiento.

El Frente Renovador quiere lugares en los directorios de empresas del Estado, pide dos sillas en el directorio del Banco Provincia y pretende quedarse con la titularidad de organismos de control, como el Tribunal de Cuentas, la Tesorería General de Gobierno, OCABA, OCEBA y la Auto-ridad del Agua. También peleará por la Defensoría del Pueblo.

Para el Banco Provincia anota los nombres del ex intendente de Junín Mario Meoni y el del ex ministro de Desarrollo Social bonaerense Daniel Arroyo.

La intención de que la senadora Malena Baro llegue al Tribunal de Cuentas encierra también la jugada de que desembarque en el Senado la dirigente juninense Mirta Cure.

LOS DOCENTES

Mantener la escala salarial, incrementos acordes al índice de inflación que tiene el propio PRO, y viejos reclamos sobre infraestructura escolar y condiciones laborales, entre otros, integran el combo que los docentes ya comenzaron a conversar con el gobierno provincial, pese a que las paritarias recién se iniciarán en enero.

El Frente Gremial, donde Roberto Baradel (Suteba) y Mirta Petroccini (FEB) aparecen como las voces cantantes, siempre es un hueso duro de roer para los gobiernos provinciales.

La meta del Ejecutivo es terminar las negociaciones antes del 29 de febrero, fecha fijada para el comienzo de clases. Históricamente, el Frente Gremial juega con el tiempo y con el inmenso caudal de afiliados para conseguir

sus pedidos y, también, para contrarrestar cualquier atisbo de reforma estatutaria.

Precisamente, el PRO llega con la idea de optimizar los recursos humanos. Sabe que se encontrará en una dura pelea, y es por ello que por lo bajo deja trascender que “si hay que discutir todo, discutiremos todo”, en una velada alusión a las concesiones que suelen hacerse a favor de los sindicatos para distintos nombramientos, y que, ,lógicamente los gremios no

quieren perder. En el oficialismo han encargado a Carlos Quintana (UPCN) que también interceda ante Baradel para morigerar los reclamos.

UDOCBA, el gremio conducido por Miguel Díaz, es minoritario en relación con los otros dos, pero suele ser más duro y propenso a mayor cantidad de paros. Estar dentro de la CGT moyanista puede ser un aliciente para Vidal si Mauricio Macri y Hugo Moyano mantienen cierta alianza.

LOS ESTATALES

Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) tuvo más contactos con el gobierno provincial que cualquier otro sindicato; con algunas cuestiones ya charladas, entre ellas los lugares que ese sector sindical tendrá en la estructura gubernamental. Carlos Quintana ya parece haberse asegurado los puestos para su gente; aunque ello no quita que igual deba salir a dar la batalla gremial a la hora de discutir las paritarias.

La llegada de Sergio Cassinotti al IOMA, por más que se haya ido hace tiempo y no en los mejores términos de UPCN, es políticamente leída como un acercamiento a este sindicato estatal.

Será difícil que Vidal pueda escaparle a la vieja puja entre UPCN y la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Ha sido inevitable para los últimos gobiernos sopesar esta situación, que pone a ATE siempre más cerca del conflicto y en condiciones de negociación más dura. El gremio, comandado en la Provincia por Oscar de Isasi, arranca con la exigencia de recuperar poder adquisitivo.

Otros gremios de organismos específicos también afilan los reclamos para sentarse a la mesa de negociación; sobre todo aquellos que representan a trabajadores de empresas estatales, o entes donde los gremios suelen tener agentes en el directorio. El gobierno provincial anunció que podría intervenir algunos directorios, y eso podría abrir un fuerte foco de conflicto. Ya hubo advertencias al respecto.

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