Guerrilla anti-blue en la City, espías de campaña y el “5 x 1” judicial

Guerrilla anti-blue en la City, espías de campaña y el “5 x 1” judicial

En una City desierta, en pleno feriado cambiario y asueto estatal, la dupla de jóvenes economistas que más irrita a los banqueros se instaló en el Banco Central a ultimar los detalles del operativo anti-blue que desplegará el Gobierno en las próximas semanas para evitar otro enero con corrida al dólar paralelo. 

 Pedro Biscay y Germán Feldman, los dos sabuesos que desembarcaron con Alejandro Vanoli en la estratégica Superintendencia de Entidades Financieras, se pasaron la mañana llamando a celulares de fiscales, auxiliares de justicia, comisarios, inspectores de la AFIP y contadores de la Comisión Nacional de Valores (CNV) para coordinar la serie de razzias con las que apuestan a cercar la operatoria ilegal de corredores, bolseros, cueveros y cambistas durante la temporada. El martes por la noche, en vísperas de Nochebuena, una concurrida “agencia de turismo” que funcionaba en un sexto piso de Sarmiento al 300 saboreó un aperitivo de lo que se vivirá cuando el calor haga intransitables esas veinte manzanas del poder. A sus puertas, el cuartel general de la ex SIDE seguía conmocionado por la guerra de tribus que siguió al descabezamiento ordenado por el nuevo Señor Cinco, Oscar Parrilli. Los espías -en estado de alerta y movilización- pretenden hacer valer los secretos que guardaban para la campaña presidencial. Y miran de reojo a la Justicia, de donde en apenas dos días el kirchnerismo recibió cinco malas noticias y sólo una buena: la apertura de una investigación sobre cómo Ricardo Lorenzetti terminó acaparando el manejo de la jugosa caja de Tribunales.

El operativo anti-blue empieza el lunes 5 y tendrá su comando central en el despacho de Axel Kicillof, en el quinto piso de Economía. Diez días atrás, el Ministerio Público elevó a la Justicia los pedidos de allanamientos de “cuevas” que hicieron Biscay y Feldman con la ayuda de Carlos Gonella, el jefe de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC). Entre los domicilios señalados, según pudo establecer BAE Negocios por fuentes oficiales, figuran los de varias sociedades de Bolsa bien reputadas que cuentan -como tantas otras- con una división “blue” o una oficina donde el dinero cambia de manos sin demasiado papelerío.

Kicillof sabe que para contener la cotización del dólar paralelo no alcanza con las inspecciones, pero intentará no dejar cabos sueltos para enfrentar lo que considera inexorable: una nueva corrida en plena campaña. Si bien cree haber convencido al mercado de que no habrá una devaluación oficial brusca hasta las elecciones, mantiene fresco el recuerdo de la disparada del blue previa a la deva de fines de enero pasado. Fue en esos días tórridos y agitados que su precio voló de 10 a 13 pesos, valor en torno al cual terminó cerrando el año, lejísimo de los pronósticos interesados de quienes pocas semanas atrás le auguraban por TV un piso de 20.

Con la feria judicial encima, los magistrados optaron por hacer mutis por el foro. Por eso la guerrilla anti-blue tendrá como avanzada a Biscay y Feldman desde el Central, a Cristian Girard (CNV) por el lado de Kicillof y a Gonella al frente de los fiscales leales a Alejandra Gils Carbó. No casualmente la procuradora salió a defender públicamente a su pupilo cordobés frente al pedido de desafuero y la prohibición de salir del país que le fijó el juez Carlos Bonadío por el presunto delito de haber difundido detalles de una causa por lavado de dinero contra familiares y allegados del español Valentín Temes Coto, condenado a 20 años de prisión por Manzanas Blancas, el mayor caso de narcotráfico del país.

Cinco por uno

La embestida de Bonadío contra Gonella fue sólo una de las cinco estocadas que le asestaron al oficialismo en Tribunales en la breve semana hábil que dejó Papá Noel. Las otras cuatro fueron la confirmación del procesamiento por administración fraudulenta de la exsecretaria de Medio Ambiente Romina Picolotti, el pedido de indagatoria por delitos de lesa humanidad al jefe del Ejército, César Milani, y los dos nuevos pedidos (de la Cámara Federal y del fiscal Guillermo Marijuán) para investigar por lavado de activos a Lázaro Báez, uno de los empresarios más cercanos a la familia presidencial.

El otro arco, de todos modos, no cerró la semana invicto. En las huestes de Justicia Legítima y en el equipo de Gils Carbó se celebró la apertura de una investigación a cargo del fiscal Federico Delgado sobre cómo el presidente de la Corte Suprema consiguió arrancarle al Consejo de la Magistratura la administración del apetecible presupuesto tribunalicio. Considerado una rara avis en Comodoro Py, Delgado es un archienemigo de Bonadío y figura entre los pocos que vienen batallando contra los vicios de la familiajudicial desde mucho antes de que surgiera el agrupamiento kirchnerista. La denuncia contra Lorenzetti que tendrá a su cargo tampoco la inició un oficialista sino Paula Oliveto, una diputada de UNEN.

Costa Naranja

Tras las cargadas que cosechó en las redes sociales y en el mundillo político por sus semejanzas con la campaña de De la Rúa en 1999, el nuevo eslogan de Sergio Massa -”Distinto”- llegó a las cabinas de peaje de esa auténtica pasarela electoral en que se convirtió la ruta 2 hacia la costa atlántica. “Distinto es que tu familia viaje segura”, rezan los afiches que miles de automovilistas leyeron en las últimas horas en esas garitas, con la firma del tigrense y del líder del sindicato de los peajes, Facundo Moyano. El hijo más ambicioso y mejor formado del líder camionero terminó de sellar así su pertenencia a un espacio del que se había distanciado a mediados de año, y que se siente en su hora más crítica por el avance en las encuestas de Mauricio Macri.

El de los renovadores no es sólo de un problema político, sino también financiero. Sus discretos mecenas empresariales ya no le atienden tan rápido el teléfono a Ezequiel “Quelo” Melaraña, el recaudador en jefe de la campaña massista, ni a Juanjo Álvarez, la otra gran ventanilla del exjefe de Gabinete para recibir donaciones. Los 100 millones de dólares que hacen falta para llegar a la Rosada son más difíciles de juntar cuando los sondeos dejan de sonreír. Y Massa corre con desventaja frente a Daniel Scioli, quien no sólo mandó a pintar de naranja todo el corredor atlántico sino que también munió de vistosos chalecos de ese color a los 10.000 policías que coparon la Costa.

Cepo forever

El control de cambios y las restricciones a la compra de dólares volvieron a colarse en el debate público por una distracción de Vanoli, quien le prometió por radio a Dady Brieva una “normalización gradual” del mercado cambiario. Lo cruzó el flamante secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, al afirmar tajante que “no se puede levantar el cepo, porque no hay cepo”. Un correctivo bien al estilo del senador renunciante, justo cuando en el equipo económico -aunque fuera del Palacio de Hacienda- volvían a insinuarse cuestionamientos internos a Kicillof por la forma en que organizó el fallido canje del BODEN 2015.

Al margen de la discusión semántica, más propia de editores que de funcionarios, en Economía sostienen que -gane quien gane- la venta de billetes verdes nunca más volverá a tener reglas tan laxas como hasta octubre de 2011. “¿A alguien se le ocurre que se va a volver a poder comprar dos palos por por mes sin autorización previa en este contexto internacional?”, se preguntó ante este diario un hombre de Kicillof. “Este año vendimos casi 3 mil millones de dólares para atesoramiento. ¿De qué cepo hablan?”, completó el funcionario, al que le disgustó tanto o más que a Aníbal la respuesta del jefe del Central al ex Midachi.

Ocurra lo que ocurra, diciembre termina sin disparada del blue y sin la tensión social que signó a los últimos cuatro fines de año. Y el Central arranca 2015 con las mismas reservas que un año atrás, algo impensable en plena corrida de septiembre. Pero claro, en esos u$s 31.110 millones que declaró Vanoli al filo de la Nochebuena hay computados más de 4.000 millones prestados por Francia y China y unos 1.300 millones en pagos de deuda que no pudieron concretarse por el bloqueo de Thomas Griesa y los fondos buitre. La misma cantidad, pero de menor calidad.

 

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