Alberto Fernández, el eje de rotación de un equipo sin superministros

Alberto Fernández, el eje de rotación de un equipo sin superministros

El Presidente aplica la negociación política a la gestión; Cristina se focaliza en lugares claves

 

Alberto Fernández conversó cuatro veces con Kristalina Georgieva por teléfono. Él siempre le habló en castellano, con el teléfono en altavoz. La directora gerente del FMI lo escuchó asistida por una traductora. Fue en la segunda comunicación que el Presidente le pidió que recibiera a Martín Guzmán antes de que jurara como ministro. Ella respondió con entusiasmo que con ese economista de Columbia tenía un "gran amigo en común": Joseph Stiglitz. Fernández dejó que la directora del Fondo dijera lo que él ya sabía. Y sumó puntos con su interlocutora más sensible.

Fernández no es un erudito en economía. Lo que hizo, en los pocos días que lleva de gestión, fue volcar la política a las mesas de negociación con los actores económicos.

"Alberto es un abogado en su personalidad y eso lo está llevando a la gestión económica", comentó esta semana un importante empresario que tuvo que tratar con el Gobierno.

Con el Presidente concentrado en los toma y daca criollos, Cristina Kirchner logra consolidar a personas de su riñón en posiciones claves, con manejo de caja. Lo hizo con Alejandro Vanoli en la Anses y con Luana Volnovich en PAMI, pero también con Virginia García (excuñada de Máximo Kirchner) en la DGI y con Edgardo Depetri como subsecretario de Obras Públicas.

La vicepresidenta estuvo en Olivos con Alberto Fernández los dos primeros sábados de la gestión. Lo ayudó a conseguir la "llave maestra" de la economía con la ley de emergencia y viajó a Cuba. A partir de allí el Presidente aceleró una batería de medidas, muchas antipáticas, e intentó evitar desbordes.

"Alberto no viene físicamente a las reuniones, pero se sienta a la mesa indirectamente, ya sea con un contacto con los ministros o hablando a través de los medios", resumió un colaborador del Ministerio de Producción, que esta semana tuvo varios frentes abiertos con la negociación por el IVA en alimentos, el aumento para los salarios y el relanzamiento de Precios Cuidados.

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El Presidente marcó la cancha en una entrevista cuando les dijo a los lecheros que aumentaron precios "sin ton ni son". Y bajó línea cuando aludió, sin nombrarlo, a Hugo Moyano y pidió que los gremios no hicieran pedidos "desmedidos" en las paritarias. Con esas intervenciones públicas, reconocen en su entorno, operó los límites de las negociaciones.

Sin superministro

Con Fernández como gran fuerza gravitatoria, el equipo económico del Gobierno no tiene superministros ni primus inter pares. Tiene figuras jóvenes, de buena trayectoria académica, pero cuyos apellidos no resultaron familiares para el establishment hasta entrada la campaña electoral.

Si reciben un pedido de algún interlocutor, por ahora los funcionarios responden que primero lo consultarán con el Presidente. "Son homogéneos y con bajo perfil, no hay problemas de cartel", aseguran en el Gobierno, cuando todavía no se cumplió un mes de gestión.

Guzmán, que recaló en Buenos Aires desde los laboratorios de la Liga de Hiedra de los Estados Unidos, busca una rápida adaptación a la idiosincrasia nacional. En Hacienda comentan que el secretario de Política Tributaria, Roberto Arias -compañero de estudios de Guzmán- bromeó días atrás con que en ambos "tenían una unidad básica en Columbia". "No es solo un nerd, siempre quiso aportar al país", asegura alguien que trata al ministro a diario.

Nadie en el ministerio desconoce que Guzmán destina buena parte de su tiempo a preparar la negociación con los acreedores. Por ahora no hay en la agenda oficial un viaje a los Estados Unidos.

Quien sí había recorrido los corrillos oficiales es el titular de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. El ministro había pasado por el Ministerio de Economía, el Banco Nación y el BCRA y hoy es el negociador de Alberto ante los empresarios.

La vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, ya oficia de coordinadora de los funcionarios del área y es quien se mueve con más libertad para entrar al despacho presidencial. "Ella es el nexo operativo con Alberto", dicen los funcionarios sobre la confianza que le tiene el Presidente. Durante los últimos dos viernes convocó a varios ministros y secretarios a la Casa Rosada para sintonizar la estrategia de los anuncios.

Como personas de consulta Fernández tiene a viejos amigos. Al titular del BCRA, Miguel Pesce, lo sigue viendo en tertulias informales. Con peso propio, en Pesce el Presidente delega decisiones. Otra vieja conocida, Mercedes Marcó del Pont, tiene alguna influencia desde su silla en la AFIP. Y Claudio Moroni, primer colega de Alberto en la gestión pública, es su carta de presentación con los gremios.

Mientras Fernández exprime su primer verano en el gobierno, el kirchnerismo más duro se ordena con templanza en puestos claves. YPF es el edificio más estratégico para el ecosistema de Cristina.

Como presidente de la empresa fue nombrado Guillermo Nielsen, de buena sintonía con el Presidente y con Sergio Massa, y que pasó el filtro de la vicepresidenta. Pero en la empresa todavía falta el nombramiento del nuevo CEO, que también pretende el kirchnerismo. Santiago "Patucho" Álvarez recalará como vicepresidente de Comunicación y Relaciones Institucionales, el área que supo comandar Doris Capurro hasta 2015. Íntimo de Eduardo "Wado" de Pedro, Patucho estuvo esta semana en la Casa Rosada.

 

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