Javier Milei la excomulgó y la vicepresidenta acelera. Fortalezas y debilidades del plan 2027. ¿Peronismo ultra, PRO reciclado, modelo brasileño o Vox criollo?
Por Marcelo Falak.
El estallido del "triángulo de hierro" que forman –¿formaban?– Karina Milei y Santiago Caputo junto a Javier Milei pone en crisis la fórmula del poder que rige el país, pero hay otro estallido que completa el cuadro: el de la relación entre el Presidente y Victoria Villarruel. ¿Acelerará la vice su proyecto 2027 siguiendo la huella de Jair Bolsonaro?
"Siente que está destinada a gobernar la Argentina (…). Suele decir que le encanta que la subestimen porque así no la ven venir", cierra su último libro, La generala (Planeta, 2025), la periodista Emilia Delfino, coordinadora de la Unidad de Investigación de elDiarioAR y miembro del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. La frase de la propia vicepresidenta con la que lo abre completa un círculo perfecto: "El voto ya demostró que a mí los argentinos no me repudian".
La Generala, la biografía no autorizada de Victoria Villarruel escrita por la periodista Emilia Delfino.
Impensable hasta hace apenas un par de años, la mayoría que la votó, aunque haya sido como parte del "paquete Milei", no mostró rechazo por los valores de Villarruel, los más escandalosos de los cuales ella se encargó de maquillar a través de los años.
El maquillaje de Victoria Villarruel
Así, la reivindicación de la última dictadura desapareció de su discurso, la militancia pretérita en pos de la liberación de los criminales de lesa humanidad se convirtió en una apelación a la llamada "verdad completa" y sus visitas a Jorge Rafael Videla y otros emblemas del terrorismo de Estado, así como el temprano padrinazgo intelectual que recibió del tenebroso Alberto "Gato" González, encontraron justificaciones de ocasión.
¿Son suficientes para un proyecto político ese laissez-faire social y niveles de imagen positiva equiparables a los de Milei y ubicados entre los más favorables de la dirigencia?
Los rangos de imagen positiva de Javier Milei y Victoria Villarruel son muy similares, según en estudio de julio de Zuban, Córdoba y Asociados.
La tensión creciente entre los Milei y Villarruel terminó de hacer eclosión esta semana en La Derecha Fest, el evento del extremismo gobernante realizado en Córdoba. Allí, el Presidente la trató nada menos que de "bruta traidora".
El mandatario aprovechó para eso un desahogo de redes para atribuirle una potestad que, de hecho, no tuvo sobre los proyectos de ley a favor de los jubilados, las provincias y las personas con discapacidad votados en el Senado.
Victoria Villarruel comenzó a responder en las redes sociales los ataques que recibe de Javier Milei.
Las opciones de la vicepresidenta
Consultada por Letra P, Delfino señaló que "todavía es una incógnita cómo impacta esta pelea en su imagen. Lo que sí parece es que Villarruel perdió el miedo a las consecuencias de la interna. Está liberada para aliarse con otros espacios y buscar un lugar desde donde emerger".
La cuestión de su imagen como posible evolución del actual proyecto apunta en el mismo sentido de lo que Milei viene de reprocharle: un compromiso borroso con la motosierra como política de Estado.
Al revés de lo que ocurría al comienzo de la actual gestión, cuando alguna reunión con Mauricio Macri encendió luces de alerta en el tablero de los hermanos Milei, la hipótesis de una crisis institucional, salida anticipada del jefe de Estado y recambio están fuera de todo cálculo… salvo para Javier y Karina.
En su excelente libro, la periodista repasa los vínculos que la vice supo construir con el peronismo antikirchnerista, con referentes como el senador salteño Juan Carlos Romero y, a través de Claudia Rucci, con Miguel Ángel Toma y el pichettismo. ¿Transitará por ahí o con las patrullas perdidas del PRO? Al día de hoy, hay que consignar que esos lazos se deshicieron y que quienes la miraban con interés en 2024 se cansaron de sus amagues y terminaron, por ahora, rendidos a las plantas del León.
Victoria Villarruel en su laberinto
Su problema es que la ruptura que vocea Milei precipita sus tiempos.
"Creo que está viendo hacia dónde ir", le dijo Delfino a este medio. "Ella tenía planeado activar su proyecto político después de las elecciones de este año con miras a 2027, pero hay dos pistas en sus movimientos recientes: la reincorporación de Rucci, que hace el armado territorial, y el arribo del consultor Mario "Pato" Russo, que construye candidatos. Los dos son peronistas, de derecha y bonaerenses. Algo puede estar pensando Villarruel en este sentido con miras a 2027", añadió.
Sin embargo, "hay que remarcar que Villarruel es muy cambiante. Tuvo tres equipos en un año y medio y cuatro manos derechas en el mismo período. Esto es hoy y mañana puede cambiar", advirtió.
Una de esas "manos derechas" es Emilio Aviramonte Olmos, quien –se cuenta en La Generala– la ha acercado a empresarios de todos los sectores y a economistas críticos de las inconsistencias del plan de Toto Caputo.
Javier Milei y Victoria Villarruel intentaron por un tiempo disimular su enfrentamiento, pero ya no queda espacio para lavados de cara.
"La primera etapa es construir su imagen personal. La segunda etapa es la construcción de equipos. La tercera, la construcción territorial", explica en el libro "uno de los hombres del peronismo que apuesta a Villarruel como presidenta de la Argentina".
Objetivo 2027
Largamente descripta como una mujer dura e inflexible, ha sabido ablandarse en la conducción del Senado, tanto con el personal como con los legisladores, incluso algunos cercanos a su enemiga Cristina Fernández de Kirchner. Los galanteos, en su momento, le costaron a José Mayans un rapapolvo de la lideresa peronista.
¿Hasta dónde puede llegar la plasticidad ideológica de esa mujer católica de sensibilidad lefebvrista, pero divorciada; conservadora, pero renuente a la condena de los asuntos privados de otros; ultraderechista, pero presuntamente institucionalista, y económicamente liberal, pero recelosa del ajuste como dogma?
Emilia Delfino recuerda que "Villarruel ya ha adaptado su discurso en el pasado en pos de una estrategia". De hecho, ese derrotero la llevó, por caso, de sostener que los delitos por los que se ha juzgado a los militares estaban prescriptos a abogar por una reapertura de causas contra los militantes de los grupos guerrilleros de los años 70. En el medio estiró el concepto de crímenes de lesa humanidad –que negaba– a organizaciones que nunca tuvieron control territorial ni actuaron como un cuasi-Estado y que, por lo tanto, no caben en ninguna definición jurídica de ese tipo.
El viraje fue parte de su convicción de que era necesario encarar con una nueva perspectiva una suerte de batalla cultural: dejar de defender a los victimarios –los militares condenados– y actuar en favor de las víctimas de Montoneros y ERP. En el revoleo, sostenía, se haría posible plantear la idea de una reconciliación y, al fin, liberar a los primeros.
El detalle es que los procesistas que la formaron como cuadro y financiaron su Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTyV) sienten que la causa original quedó en el olvido, lo mismo que su examiga y hoy enconada adversaria Cecilia Pando.
¿Quiénes fueron esos mecenas? Delfino destaca como los pilares y financistas del CELTyV, sobre todo, al hijo homónimo del exministro de Economía José Martínez de Hoz y a quien fuera propietario de La Nueva Provincia, Vicente Massot. Este fue "el primer periodista en la historia argentina en ser imputado como presunto responsable de delitos de esa humanidad. En junio de 2023, fue sobreseído en una causa que se le seguía desde 2014 por su supuesta participación en los secuestros y asesinatos de dos obreros gráficos (...) y por presuntamente haber colaborado en el ocultamiento de los casos de 35 personas que fueron víctimas del terrorismo de Estado" en Bahía Blanca.
Las condiciones de posibilidad de un futuro político para Villarruel se reducen a un interrogante: ¿el agotamiento que provoca el ajuste perpetuo como herramienta contra la inflación y la demora en el cumplimiento de la promesa de una mejora de la calidad de vida podrían generar una fase 2.0 de la rabia, igualmente extrema, pero socioeconómicamente menos lesiva?
Ultraderecha, nacionalistas y globalistas
La pelea sin retorno con el Presidente es expresión de una fisura común en los gobiernos de las llamadas nuevas derechas, construcciones aluvionales que amontonan a nacionalistas –en América Latina, indudablemente occidentalistas y, por tanto, pronorteamericanos– y globalistas. Así ha ocurrido durante el gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil y así fue como rompieron hace poco en Estados Unidos Donald Trump y Elon Musk.
En esa fractura meten la mano algunos nacionalistas vinculados al peronismo, que imaginan un posmileísmo detrás de Villarruel.
¿Victoria Villarruel podría ser la Bolsonaro argentina?
Probablemente podría tratar de recrear el espíritu del bolsonarismo, pero los contrastes con el neomilitarismo brasileño son fuertes.
El proyecto secreto de restauración del poder político de las Fuerzas Armadas en el país vecino que se encarnó en el excapitán de paracaidistas, revelado en 2018 por Letra P, fue posible porque la última dictadura fue allí diferente de la argentina: desarrollista e industrialista, y no liberal y antiestatista; homicida, sí, pero en una medida menor que la de nuestro país.
Jair Bolsonaro, frontman del proyecto político del cúpulas militares de Brasil.
Eso hizo que –otra diferencia notable– el "proyecto Bolsonaro" haya surgido del corazón de un poder militar que no debió huir en 1985, sino que encontró condiciones de pactar la transición. No de figuras marginales.
Por último, fue un proyecto restaurador de carácter general, no una reivindicación puntual y vinculada a la suerte de militares condenados o, luego, al sucedáneo de las víctimas de las guerrillas.
La vice, con terminales en la extrema derecha española, aspira a construir un Vox argentino a su alrededor. Milei y sus ideólogos, Agustín Laje y Nicolás Márquez –examigo y hoy enemigo, otro, de Villarruel– afirman que ese nicho ya está ocupado.
¿Será así?
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