En plena crisis económica, Alberto Fernández reparte el fin de semana largo entre la vida familiar y las definiciones políticas

En plena crisis económica, Alberto Fernández reparte el fin de semana largo entre la vida familiar y las definiciones políticas

Instalado en la residencia oficial junto a Fabiola Yáñez y Francisco, el Presidente se mantiene en contacto con sus colaboradores para determinar posibles cambios en el Gabinete. El mandatario buscará retomar la iniciativa en el delicado contexto de internas en el frente oficialista, agravadas por la crisis económica

Ya instalado a tiempo completo en Olivos después de cuatro días de largas visitas a Fabiola Yáñez y Francisco, que dejaron ayer el sanatorio Otamendi, Alberto Fernández repartirá su tiempo durante el fin de semana largo de Semana Santa entre la renovada vida familiar y las conversaciones políticas. En plena crisis interna que se agrave por las tensiones en el Frente de Todos, el Presidente se prepara para el regreso de lleno a la gestión después de la breve licencia -aunque extraoficial- por paternidad, que llegó en un momento delicado para el Gobierno por la confirmación de que la suba de precios está prácticamente desbocada.

El Presidente dejó ayer al mediodía la clínica porteña, y se desplazó junto a la Primera Dama y su segundo hijo rumbo a la residencia oficial, luego de posar para una sesión de fotos a la salida del centro de salud, que luego compartió en sus redes sociales con un mensaje personal en alusión a Francisco. Durante los días previos había pasado mucho tiempo en el Otamendi, junto a Yáñez, donde recibió varias visitas personales, pero también de sus principales colaboradores en la gestión. El canciller, Santiago Cafiero, el secretario de la Presidencia, Julio Vitobello, y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, entre otros, se acercaron para saludar a los flamantes padres, dejar flores y regalos y, de paso, analizar el rumbo de la preocupante situación de crisis económica y política.

Los diálogos giraron principalmente en torno a cuestiones íntimas, pero también hubo lugar para algunos intercambios políticos, dijeron fuentes oficiales. Discutieron la agenda para la semana que se inicia el lunes con la visita del presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, referente de derecha en la región, que llega el domingo a la Argentina con una agenda centrada en sus intereses comerciales, y con quien Alberto Fernández tejió una buena relación a pesar de la distancia ideológica, en su último viaje a Quito. Pero sobre todo conversaron sobre el modo de resolver la tensión en el Frente de Todos. Si bien algunos voceros aseguran que las diferencias con La Cámpora no son la prioridad del Gobierno, el Presidente está preocupado por poner paños fríos a las peleas con el kirchnerismo que, según admitió uno de sus principales colaboradores, “dañan, y mucho”.

En ese sentido, empezaron a crecer, más que nunca, los rumores de cambios en el Gabinete, que se arrastran largamente desde que el kirchnerismo empezó a profundizar sus críticas a la gestión nacional con el acuerdo con el FMI. Desde Olivos, este fin de semana, Alberto Fernández meditará seriamente si llevarlos a cabo, y de qué forma, con el objetivo de finalizar las discusiones, al menos por los próximos meses.

Ayer, Cafiero, su mano derecha , deslizó un comentario en la línea en que se habían expresado esta semana sus pares de Economía, Martín Guzmán; y Seguridad, Aníbal Fernández, con el claro aval del primer mandatario. En una entrevista con el portal La Política Online, el canciller expresó que “el único imprescindible en el Presidente”, dando a entender que se evalúa que ciertos funcionarios sean eyectados. Sin embargo, algunas voces en el entorno presidencial aseguraron a la tarde del jueves santo, que “todos los escenarios son posibles” y que existe la posibilidad de que las modificaciones sean “mínimas”, o, inclusive, de que no se produzcan y que, en cambio, se cree una mesa política para dirimir las diferencias, una iniciativa sobre la que viene insistiendo el titular de la Cámara de Diputados y tercer integrante de la coalición oficialista, Sergio Massa.

Si bien algunos integrantes del círculo más íntimo del primer mandatario prácticamente le exigen que movimientos drásticos en detrimento de La Cámpora -mientras amenazan, de lo contrario, con dejar el Gobierno-, otros, más moderados, no descartan que el Presidente mantenga el status-quo. Lo único que se confirmó con fuerza, esta semana, es que Alberto Fernández está decidido a reincorporar al esquema nacional al ex ministro de Defensa, Agustín Rossi. Pero todas las versiones respecto del futuro de Eduardo “Wado” de Pedro -el principal espadachín de Cristina Kirchner en la Casa Rosada que resiste dejar Interior para ir a Justicia- y de otros referentes del kirchnerismo como Luana Volnovich (PAMI); Fernanda Raverta (Anses) y Pablo González (YPF), siguen siendo sólo especulaciones, señalan en la Casa Rosada.

“Todo depende de Alberto. Pero hay dos opciones muy marcadas. Una es que nada cambie demasiado y que haya algo simbólico, quizá en la AFI o llevando a (el secretario de Comercio, Ricardo) Feletti a algún cargo en la Provincia. La otra, es que no pase nada, y que siga la presión de los más duros dentro del albertismo planteando volver a sus municipios”, le bajó el tono a los cambios un funcionario de consulta permanente de Alberto Fernández. E insistió: “Lo más probable es que no cambie nada, pero sabemos que hay una expectativa grande. Alberto estuvo muy introspectivo, lo tiene dando vueltas, pero no creo que haya estado muy metido hasta ahora”, agregó el colaborador.

Otro funcionario que frecuenta Olivos deslizó, además, que las versiones que sitúan los cambios en los días posteriores a Semana Santa son “apresurados”. “Alberto es un hombre de consensos. Si hace algo probablemente sea conversado con el otro lado y para eso se necesita más tiempo”, dijo.

La que termina fue una semana complicada para el Gobierno. En paralelo a la llegada de Francisco, el lunes a la madrugada, en la Casa Rosada y sobre todo en el Palacio de Hacienda, que comanda Guzmán, se adelantaron a los cuestionamientos por el elevado índice de inflación que se conocería el miércoles. El ministro de la cartera económica salió el lunes por la noche a intentar contener la situación, aduciendo que la cifra, si bien muy alta -finalmente fue de 6,7- será la más alta del año. En el delicado contexto, tanto en el “albertismo” como en el kirchnerismo se espera que el Presidente tome la iniciativa, en lo sucesivo.

Si no se anuncian cambios en el Gabinete, algunos funcionarios con terminales en el ala dura y la moderada que buscan la conciliación -no son pocos- esperan una señal de acercamiento con la Vicepresidenta, que se distanció de Alberto Fernández, con fuertes críticas, desde el pacto con el Fondo. En la Casa Rosada, a diferencia de la oposición, vieron el discurso de Cristina Kirchner el miércoles en el CCK de manera positiva, e insisten en que el hecho de que haya evitado las referencias a la política doméstica (desestiman que la polémica frase sobre el poder real y formal haya sido un mensaje oculto para el jefe de Estado), es un buen indicador. Sin embargo, nadie se atreve a definir cuándo se encontrarán. Por ahora, el último guiño salió de boca del Presidente, el lunes pasado, cuando dijo, en diálogo con radio 10: “Vamos a hablar”. Su compañera en el Ejecutivo no dijo nada, otra vez.

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