El peronismo renovó las expectativas electorales con triunfos en el interior y el avance del acuerdo bonaerense

El peronismo renovó las expectativas electorales con triunfos en el interior y el avance del acuerdo bonaerense

Las victorias en Formosa y las principales ciudades de Santa Fe trajeron algo de calma luego de varios reveses. La tregua sellada en Buenos Aires permitió el inicio de una nueva negociación entre Kicillof, Kirchner y Massa

Por Joaquín Múgica Díaz

El domingo fue un mojón de buenas noticias para el peronismo. Después de un comienzo de año complicado en términos electorales, donde acumuló duras derrotas en Salta, Chaco, Jujuy, San Luis y CABA, el contundente triunfo en Formosa, un puñado de importantes victorias en Santa Fe y el avance en la negociación de unidad en la provincia de Buenos Aires bajaron los niveles de tensión permanentes con los que se convive en la fuerza política desde hace varios meses.

El PJ inició el calendario electoral de este año a los tumbos. Dividido, sin un rumbo claro y con fisuras bien marcadas en las estructuras políticas locales. Inmerso en una crisis de representación y de liderazgos, de orden y de discurso. Con internas en los principales conglomerados urbanos y con disputas de poder que dieron pie a un cambio de época.

Después de esa acumulación de malas noticias, sumado a la ratificación de la condena de Cristina Kirchner y su posterior detención, el peronismo pudo hacer pie y dar algunas señales positivas en el medio del año electoral. Lo más trascendente, en lo que respecta a la influencia electoral, fue el principio de acuerdo que dejó la reunión que el domingo por la tarde tuvieron Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa.

La endeble tregua de las últimas 72 horas alcanzó para que se sienten alrededor de una mesa y acuerden tres ejes importantes para el desarrollo de la campaña: uno de los ejes centrales será el pedido para que liberen a CFK, habrá una fuerte polarización con la figura y la gestión de Javier Milei, y existirá una contraposición bien marcada entre el modelo libertario del Presidente y el que expresa Kicillof en el territorio bonaerense.

Juan Monteverse ganó en Rosario y lidera un proceso de renovación del peronismo en Santa Fe

“La reunión salió bien. Se va avanzando despacio. Se hizo hincapié en la estrategia más que en los nombres. Ahora hay que ver qué conviene poner en cada sección”, indicó a Infobae uno de los dirigentes que estuvo presente en la cumbre peronista que se realizó en La Plata.

La reunión fue una buena noticia en sí misma para el peronismo, porque marcó la necesidad y la convicción de discutir la unidad. Llegar a un acuerdo será otro desafío y tendrá otras complicaciones. No habrá acuerdo sellado hasta el minuto final. Las suspicacias y la desconfianza no desaparecen. Solo se escondieron, un ratito, debajo de la alfombra.

Una pequeña muestra de eso es el mensaje que dejaron trascender desde el cristinismo respecto a lo hablado y acordado durante la reunión. “Alguien dijo cosas que no fueron tan así. El kirchnerismo niega que haya acuerdo en el peronismo. Lo que se dijo en los medios no es verdad”, explicó un dirigente camporista a este medio. Versiones cruzadas. Una vez más.

Sin embargo, es una buena noticia para el peronismo bonaerense que la mesa de negociación se haya retomado y que, debajo de Kicillof, Kirchner y Massa ya estén designados los delegados que seguirán tratando de consensuar la letra fina. Son todos pequeños pasos en el medio de una tormenta que siempre parece volver a empezar.

La lista de Gildo Insfrán logró un aplastante triunfo en Formosa

En lo que respecta a lo sucedido en los comicios de este fin de semana, la victoria del peronismo en Rosario es un hecho destacado. La fuerza política está dividida en la provincia y, pese a algunos intentos de unidad, hasta aquí no han logrado formar un bloque compacto. Es la cuenta pendiente que tienen para las elecciones nacionales del 28 de octubre.

Una alianza entre el kirchnerismo y Ciudad Futura, forjada por Agustín Rossi, Germán Martínez, Eduardo Toniolli, Diego Giuliano y Juan Monteverde, le permitió al peronismo ganar la elección municipal en Rosario, la ciudad más importante de la provincia. En el segundo lugar, a solo un punto de distancia, quedó Juan Pedro Aleart, el candidato libertario. En el tercer lugar se ubicó Carolina Labayrou, de Unidos, la fuerza provincial que conduce el gobernador Maximiliano Pullaro.

El peronismo también ganó en las localidades más pobladas de Santa Fe, como Rafaela, Villa Gobernador Gálvez y Reconquista, las tres ciudades más influyentes, en términos electorales, después de Rosario y Santa Fe capital. En la mayoría de las comunas y municipios más chicos se impuso el oficialismo provincial. “De las 15 ciudades más pobladas, ganamos en 10″, aseguró uno de los dirigentes más importantes del peronismo santafesino.

En el peronismo creen que luego de la elección del domingo, se consolidaron como la principal oposición a Pullaro y que, de cara al 2027, en Rosario serán la principal opción para desbancar al oficialismo, que tiene a Pablo Javkin como intendente. Y, además, si logran reconstruir la alianza, podrán convertirse en un tercio duro para afrontar las elecciones provinciales.

El peronismo bonaerense avanza en un acuerdo de unidad para afrontar las próximas elecciones

La tarea compleja que tienen por delante es negociar un acuerdo entre todos los sectores para competir en octubre y dar pelea en una elección que, al igual que la de Rosario, visualizan como una disputa de tercios. Ellos más el oficialismo provincial y La Libertad Avanza (LLA). Existe la posibilidad de que haya un acuerdo de unidad entre los dos últimos, aunque hay límites que ambos sectores no quieren traspasar.

Otra señal positiva para el peronismo fue el aplastante triunfo de la lista de Gildo Insfrán en Formosa, que obtuvo el 67% de los votos. El segundo, que fue el Frente Amplio Formoseño, sacó el 20%, mientras que la lista violeta de LLA llegó al 11% de los votos.

El triunfo del peronismo en Formosa era fácil de anticipar. Insfrán construyó un engranaje de poder y votos desde su llegada a la gobernación en 1995 y consolidó a la fuerza política en el territorio. Sin embargo, lo destacado de la victoria es que se dio en un contexto donde al peronismo le está yendo mal en las provincias y los libertarios están creciendo e instalándose en las principales localidades del interior del país.

El mapa electoral es bien complicado para el peronismo. Mientras intenta reconstituirse como una oposición ordenada y compacta, da pequeños pasos que le dan tranquilidad y renuevan sus fuerzas en las legislaturas municipales y provinciales. La disputa nacional será el gran desafío para afrontar. Allí terminarán de saber dónde están parados y hasta dónde debe llegar la refundación de la fuerza política en todo el país.

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