El nuevo ataque K a Martín Guzmán reavivó la interna y en el Gobierno admiten que no habrá paz “hasta que hablen Alberto y Cristina”

El camporista Andrés Larroque apuntó dos veces contra el ministro de Economía y volvió a exponer las diferencias.

"Esto no se soluciona hasta que hablen ellos o se vaya (Martín) Guzmán". Tras varios días de cierta calma, donde el operativo clamor de los K para que Cristina Kirchner sea candidata a presidenta y los cruces con la Corte Suprema de Justicia y Juntos por el Cambio habían corrido del centro de la escena la interna, el Frente de Todos volvió al estado de ebullición constante en el que está inmerso desde las Legislativas. Fue a partir de un explosivo raid público de La Cámpora contra el ministro de Economía, que le puso fin a ese impasse del que gozó la Casa Rosada la semana pasada y que llevaba a los más optimistas a pensar que se había orquestado un cese al fuego

Pero el presidente Alberto Fernández y la vice siguen sin hablar. Y eso, marcan en el Gobierno, es lo que lleva a que a pesar de que desde todos los sectores son conscientes de que la unidad es la única garantía de supervivencia de cara a 2023, no asome todavía la posibilidad de trazar un pacto de no agresión hasta las próximas elecciones.

Así quedó demostrado este lunes, cuando en el momento de mayor calma luego de semanas explosivas, el Frente de Todos ensayó en Florencio Varela una foto de todos los sectores. La presencia de camporistas, con Máximo Kirchner al frente, del gobernador bonaerense Axel Kicillof y de albertistas, como el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Juan Zabaleta, y la diputada nacional Victoria Tolosa Paz hacía pensar en que se trataba de la escenificación de un alto al fuego.

Pero Andrés "Cuervo" Larroque, lugarteniente de La Cámpora, usó el anuncio de un programa para atender con alimentos a sectores vulnerables para renovar su embestida contra Guzmán. "No queremos que estas políticas sean para siempre. La verdadera política de desarrollo social se hace en el Ministerio de Economía, con las políticas económicas a nivel nacional. Eso es lo que va a cambiar la ecuación “, disparó el ministro provincial.

Y en un mensaje que pareció dirigido a Alberto F. recordó que Néstor Kirchner enfrentó a la antipolítica “representando lo que hay que representar, sin jugar a las escondidas, mirando a la gente de frente y peleándose con quien hay que pelearse”.

Salomónico, Zabaleta le respondió a continuación que "la noticia hoy tiene que ser que todos juntos vamos a seguir trabajando para invertir en política sociales para los que menos tienen, y que vamos a seguir trabajando para redistribuir la riqueza en la Argentina".

No son amigos ni mucho menos, pero Larroque y Zabaleta tienen un buen vínculo en términos personales. Comparten agenda por sus cargos y se respetan la trayectoria militante. De hecho, este martes el dirigente camporista aclaró que "Juanchi es un hombre del territorio, que llegó acá con un municipio (es intendente de Hurlingham en uso de licencia)" y lo diferenció del caso de Guzmán, a quien -según recordó- "no lo votó nadie".

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El caso de Larroque y Zabaleta es uno de los vasos comunicantes que hay entre Alberto y Cristina entre las primeras y segundas líneas que permiten mantener la unidad en una situación por demás compleja.

Con matices, desde ambos lados surge la necesidad de que haya un acuerdo de cúpulas. En el kirchnerismo son, por una cuestión del manejo del poder que ejerce Cristina, más verticales. Nadie se animará a desafiar a la líder del espacio exigiendo definiciones. Pero sí hay señales. "No quiero estar con la interna dos años más, quiero dar soluciones”, insistió Larroque en diálogo con AM 530. "No hay una estrategia para resolver esa situación y ahí nos encontramos trabados", reconoció.

En cualquier escenario, desde el kirchnerismo dejan saber que una de las condiciones "innegociables" para que se dé esa charla es que Guzmán deje su cargo. Es el primer requisito, pero no el único. Fernández lo sabe, a pesar de que hizo muchos esfuerzos por respaldarlo públicamente.

Los funcionarios que le responden al Presidente en el Gobierno, el club de "cinco amigos" como exageró Larroque hace un tiempo, no lo ven como una opción saludable para el liderazgo del Presidente. Y más en un momento en el que el ministro está negociando cambios con el Fondo Monetario Internacional un alivio en los términos del acuerdo.

"Después de Guzmán van a venir por más. Se pueden discutir políticas, posiciones y tener desacuerdos. Pero imponer a las patadas no sirve. Además, ya pasó con Marcela (Losardo) y ¿qué resolvieron en Justicia? Nada", replica uno de los incondicionales del mandatario.

De todos modos, en Balcarce 50 admiten que es clave "que se junten a hablar y definir el marco de cómo va a seguir hasta el año que viene".

Los nuevos chispazos sacudieron fuerte el clima. "Nos habíamos enfocado en la Corte (Suprema), en Juntos (por el Cambio) y pensábamos que lo del 'operativo clamor' para que Cristina sea candidata los había tranquilizado. Los pibes no van a parar hasta que ella dé la orden. Y eso sólo va a ocurrir si Alberto la llama", se lamentan en la Casa Rosada.

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