El ministro que fusiona campo y ciudad

El ministro que fusiona campo y ciudad

Hijo de desaparecidos, surgió de la agrupación HIJOS y formó parte de la creación de La Cámpora. Desde Mercedes se forjó una identidad. Es amante de los chacinados y se hace lugar en la faena política.

El ministro del Interior de la Nación, Eduardo Enrique “Wado” de Pedro, es uno de los pocos funcionarios del Gobierno nacional que mantienen un estrecho vínculo tanto con Cristina Fernández de Kirchner como con Alberto Fernández. Ese equilibrio es el que terminó inclinando la balanza del Presidente para su designación, y el que le permitió ganar espacio en la política desde su militancia en La Cámpora, lugar de pertenencia que parecía un estigma.

“Wadito”, como suele llamarlo cariñosamente el primer mandatario, lleva sobre sus espaldas el peso de una dura historia familiar. Es hijo de desaparecidos: su padre, Enrique, fue asesinado por la dictadura cívico-militar en 1977; mientras que su madre, Lucila Révora, fue secuestrada en octubre de 1978, luego de esconder a su hijo Eduardo, de apenas un mes, en la bañera de la casa donde vivían.

Gracias a la búsqueda de su identidad llegó a la agrupación H.I.J.O.S., desde donde comenzó activamente su participación en política. En paralelo militó en NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas), en la Facultad de Derecho de la UBA, donde se recibió de abogado.

Su pertenencia a los organismos de derechos humanos lo acercó con Néstor y Cristina Kirchner, con quienes comenzó formalmente en la función pública; en 2004, cuando fue designado jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires, durante el gobierno de Aníbal Ibarra. En 2009 pasó a ocupar un cargo en el directorio de Aerolíneas Argentinas y Austral Líneas Aéreas, empresa estatal de la que posteriormente fue vicepresidente.

En el medio, transitando el año 2006, junto a Máxi-mo Kirchner, Andrés Larroque, Juan Cabandié, Mariano Recalde y José Ottavis, entre otros jóvenes dirigentes del kirchnerismo

de todo el país, fundó la agrupación La Cámpora.

Su presencia en la política vernácula se afianzó cuando, en 2011, integró la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires del Frente para la Victoria y fue elegido para el cargo. En 2014 consiguió ser designado miembro del Consejo de la Magistratura de la Nación. No fue su debut en la Justicia, ya que De Pedro militó en el sindicato de los judiciales y fue secretario de Julio Piumato.

En los primeros meses de gestión del Frente de Todos, su figura cobró notoriedad por erigirse como nexo entre la administración nacional y la provincial, debido a la buena relación que tiene el ministro del Interior con el Gobernador, Axel Kicillof y, al mismo tiempo, al aceitado vínculo que mantiene con muchos jefes comunales del territorio bonaerense.

La dictadura marcó su vida y resignificó su rol social  

Eduardo “Wado” de Pedro tenía casi dos años cuando su mamá, Lucila Révora, lo dejó en la bañadera de la casa en la que fue secuestrada en 1978, embarazada de ocho meses. Como su esposo, Enrique, asesinado en el ‘77, Lucila era dirigente de la Juventud Universitaria Peronista (JUP). “Mis viejos me enseñaron que vale la pena dar la vida por un proyecto político. Hoy, no hace falta, pero me quedó eso: la entrega por los ideales, no claudicar nun-ca y vivir para los demás”, contó Wado en una entrevista.

Vivió el secuestro en carne propia. Luego de que se llevaron a su madre, otros hombres que llegaron en un Falcon verde se presentaron como sus tíos y se lo llevaron. Estuvo tres meses desaparecido. La familia de su madre, que era de Mercedes, lo buscó desesperadamente, hasta que alguien llevó a Wado hasta la catedral de Mercedes y pudieron recuperarlo.

A de Pedro lo crió su tía, Estela Révora, quien tuvo dos hijos: Gerónimo y Juan Ignacio. También creció entre otros primos y hermanos, que completaron la familia que no pudo tener.

Logró resignificar la pérdida de sus padres y, junto con gran parte de su familia, desde muy chico incursionó en la política. En Mercedes, los apellidos De Pedro, Ustarroz y Révora son sinónimo de militancia. 

Obsesivo y metódico, para todo 

Sus allegados lo describen como extremadamente obsesivo de su trabajo. Un hombre detallista. Los asesores, le temen un poco. Muy exigente, requiere respuestas inmediatas y no acepta que las soluciones se dilaten. El, en cambio busca una cercanía con todos, por eso pide que no lo llamen por el cargo. “Decime Wado”, repite cada vez que alguien se refiere a él como ministro.

Tempranero, “a las 7 de la mañana, ya está mandando mensajes a todos”, confiesan desde su entorno. Aseguran que nunca levanta la voz, su tono es calmo pero firme. Mucho de lo que construyó en su carrera política responde a su aplicación al trabajo. 

La mesa chica de Wado

Todo hombre importante de la política tiene su mesa chica: cuatro o cinco dirigentes en los que tiene absoluta confianza y a quienes, en cada lugar donde desembarca, lleva consigo. En el caso del ministro del Interior, su círculo íntimo es el mismo con el que se crió: tías y primos. Los hermanos Juan Ignacio y Gerónimo Ustarroz ocupan un rol central en su armado. El primero es intendente de Mercedes, lugar al que llegó con el pleno respaldo De Pedro.

El segundo es un alfil del ministro en materia judicial. Fue jefe de Gabinete y concejal de la localidad bonaerense que los vio nacer, y en 2019 fue designado representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura, lugar que supo ocupar el ahora titular de la cartera de Interior.

Los tentáculos de Wado no terminan ahí. Santiago “Lalo” Revóra, otro de sus primos, fue secretario de Coordinación del Senado y trabajó con el exvicepresidente Amado Boudou. Actualmente es diputado en la provincia de Buenos Aires, al igual que Alberto España, casado con otra de las Révora.

Silvia Révora, también tía de Wado, fue subsecretaria de Ambiente de la Nación en el período 2011-2015. En la actualidad es asesora de dicha cartera, a cargo del compañero de militancia de Wado, Juan Cabandié.

Para que lo acompañe en el ministerio, De Pedro buscó “que sea un equipo diverso y federal, que represente la integración del Frente de Todos y con paridad de género”, según contaron desde su entorno. Entre los nombres se destaca la presencia de José Lepere, quien colaboró con De Pedro durante su paso como secretario general de Presidencia. También resaltan las figuras del exdiputado provincial Avelino Zurro y de Silvina Batakis, exministra de Economía de la provincia de Buenos Aires. Completan el equipo el periodista Hernán Brienza; la abogada Patricia García Blanco, exapoderada del PJ nacional; y la exsubsecretaria de Acceso a la Justicia durante la gestión de Julio Alak, Florencia Carignano. 

Embajador del salame quintero 

Una de las pocas actividades que aleja a Wado de Pedro de la política, aunque no del todo, es la producción de salame quintero, en Mercedes, su tierra natal. Allí es dueño de un campo familiar en el que crían animales, cultivan soja y trigo y producen chacinados y miel para consumir y regalar.

Disfruta de las carneadas con amigos. Dicha pasión por los embutidos y la ciudad bonaerense logró combinarla en una ley, mediante la cual se declaró a Mercedes “Capital Nacional del Salame Quintero”.

En su visita al Vaticano, junto a una comitiva que encabezó la por entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el actual ministro del Interior le regaló al Papa Francisco un salame de producción propia, en un curioso intercambio que causó la risa de todos los presentes.

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