Legislatura: Gabriel Katopodis y Diego Valenzuela juraron pero pidieron licencia

Legislatura: Gabriel Katopodis y Diego Valenzuela juraron pero pidieron licencia

El Senado bonaerense celebró su sesión preparatoria con la incorporación de los legisladores electos, pero el acto terminó envuelto en tensiones por la falta de acuerdo para designar autoridades.

La Legislatura bonaerense vivió este lunes una sesión preparatoria tan institucionalmente necesaria como políticamente turbulenta. En el Senado, la vicegobernadora Verónica Magario tomó juramento a los 23 legisladores electos en los comicios del pasado 7 de septiembre. Sin embargo, lo que debía ser un trámite protocolar terminó transformándose en un capítulo más de la interna que atraviesa al peronismo provincial.

El acto comenzó pasadas las 14.40, en un recinto colmado de militancia, dirigentes y negociaciones cruzadas. Magario abrió la sesión recién a las 15.40 con la entonación del Himno Nacional. De inmediato, los senadores iniciaron los juramentos, entre ellos figuras de peso político como Gabriel Katopodis, Malena Galmarini, Mario Ishii, Mónica Macha, Fernanda Raverta y Guillermo Montenegro.

Polémica por licencias

La primera sorpresa llegó rápido: Katopodis, ministro de Infraestructura del gobierno de Axel Kicillof, pidió licencia apenas terminada su jura para permanecer en el gabinete. Minutos después hizo lo mismo el libertario Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, quien tampoco ocupará su banca porque aspira a desempeñar funciones en el gobierno nacional. El jefe comunal, primero en saltar desde el PRO a La Libertad Avanza, suena como principal candidato para asumir en la renovada Agencia Nacional de Migraciones, que depende del Ministerio de Seguridad. Ambas licencias serían luego el disparador de uno de los debates más ásperos de la tarde.

Diego Valenzuela juró como senador y pidió licencia. Asumiría como director de Migraciones en el Gobierno nacional.

Galmarini ovacionada

Entre las escenas más destacadas figuró el juramento de Galmarini, ovacionada en un palco donde se encontraba Sergio Massa, y la presencia de un nutrido grupo de militantes acompañando a Ishii. También generó repercusión el mensaje de Mónica Macha, quien asumió “por Cristina libre”, lo que reforzó el tono político del evento.

El trasfondo de tensiones se hizo evidente cuando debía resolverse la elección de autoridades de la Cámara, un paso habitual en esta instancia y clave para definir el manejo político y presupuestario del Senado.

Con 24 senadores, el oficialismo de Unión por la Patria cuenta con mayoría propia, pero la fractura interna impidió llegar a un acuerdo sobre la vicepresidencia primera, un cargo que, de acuerdo con la tradición, corresponde al bloque mayoritario.

Las disputas

El gobernador Kicillof y Magario impulsaban a la bahiense Ayelén Durán, de La Patria es el Otro, el espacio referenciado en Andrés “Cuervo” Larroque. Pero esa postulación generó resistencias tanto en La Cámpora como en el massismo. Malena Galmarini aspiraba a ocupar el puesto, al igual que Mario Ishii, uno de los dirigentes territoriales con más peso propio.

La falta de consensos forzó el cierre abrupto de la sesión sin renovar la mesa directiva, un hecho excepcional que dejó en evidencia la magnitud del conflicto interno.

En medio del debate, el senador Sergio Berni pidió un cuarto intermedio sin horario para discutir la elección de autoridades, pero su moción no alcanzó los dos tercios necesarios. Minutos más tarde, Berni envió una carta a Magario denunciando una supuesta violación del reglamento interno: sostuvo que las licencias de Katopodis y Valenzuela no podían votarse en una sesión preparatoria y calificó el acto como “nulo de nulidad absoluta”.

La discusión dejó un efecto concreto: el senador Carlos Kikuchi, ex armador político de Javier Milei en la provincia, quedó como único vicepresidente en ejercicio. Al no haberse renovado las autoridades, Kikuchi -hoy parte de un bloque dialoguista- es, por el momento, la única figura habilitada para presidir el Senado en ausencia de Magario.

El trasfondo institucional se mezcla con una pelea que excede al Senado. La semana anterior, Kicillof había logrado finalmente que la Legislatura aprobara su plan de endeudamiento por hasta 3.685 millones de dólares, tras durísimas negociaciones internas y con la oposición. Ese debate ya había generado roces entre La Cámpora, el massismo y el kicillofismo. La batalla por el control del Senado reavivó las tensiones y anticipa próximos capítulos: entre ellos, la disputa por la presidencia del PJ bonaerense, hoy en manos de Máximo Kirchner y resistida por los sectores más cercanos al gobernador.

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