El Gobierno transita fin de año con calma política, pero no económica. Épica para ganar la agenda y elegir batallas. Un eje de la fortaleza de La Libertad Avanza: el desconcierto del peronismo. Interna sin fin y la creación de un candidato evangélico para competir contra los libertarios. Los sindicatos, urgidos por conservar las cajas, en la mira de la reforma laboral.
Por Ariel Basile.
Los F16 sobrevuelan Buenos Aires, rasantes. El Gobierno le imprime épica a la compra de aviones. Personas en la calle, tampoco multitudes, reciben el show con banderas patrias al grito de “Ar-gen-tina”. Javier Milei pisa el Congreso, otrora nido de ratas, para participar de la jura de diputados, en un recinto donde LLA será primera minoría. Caputo anuncia el retorno al mercado de capitales. Se acumulan fotos de un reunionismo feliz. Emergen borradores de reformas que en rigor son textos lacrados.
Todo fluye para Milei y para La Libertad Avanza, al menos en el tablero político. Las internas quedaron solapadas y ahora hasta gobernadores opositores golpean la ventanilla de Balcarce 50. El Gobierno cierra el año despejando dudas, en especial las referidas a la rosca y a la negociación, subsanando tiros en el pie de los meses anteriores. La economía es otra cosa, allí siguen las zozobras respecto a los problemas del bolsillo, a las dificultades de las industrias para competir -en desventaja- contra la importación sin barreras y al callejón sin salida de la falta de reservas. Un terreno diferente.
En el plano político, Milei busca capitalizar el músculo ganado en octubre, y avanza con reformas y proyectos, seduce aliados, crea un neodialoguismo. Avanza también en su pelea contra la AFA y el Chiqui Tapia, aunque sabe que tiene un límite. Con el Mundial a la vuelta de la esquina y el respaldo de los jugadores campeones del mundo, se suma otro hecho fáctico: los negocios por los cuales pretende ir contra Tapia en algún momento pegan la vuelta como un búmeran, si se escarba en demasía. Por eso, parar la pelota es una opción. Ya que las verdaderas peleas aparecen en el radar parlamentario, en las sesiones extraordinarias que se convocaron en la previa del finde XL.
“Hoy, cientos de miles de argentinos pudieron levantar la mirada y ver por primera vez sus ángeles protectores surcando el cielo. Los F-16 son los nuevos custodios del espacio aéreo argentino. Hoy más que nunca podemos decir que las fuerzas del cielo nos están acompañando”.
El… pic.twitter.com/VxN1Wlt6sq
— Oficina del Presidente (@OPRArgentina) December 6, 2025Oposición debilitada y el nuevo Frankestein
Se trata siempre de un partido donde el rival pesa. Por eso parte de la fortaleza de los libertarios es la desorganización del PJ. A diferencia de LLA, que sumó soldados en su bloque de diputados, el peronismo tuvo fugas, que llevaron a que perdiera la primera minoría de la Cámara.
Pero nadie está con ánimos de reprimendas. Por caso, uno de los catamarqueños separatistas que responden al gobernador Raúl Jalil hasta fue felicitado por la exmandataria Lucía Corpacci, cercana a Cristina Kirchner, luego de la jura. “Nadie le puede pedir nada a los gobernadores en este desconcierto, y más cuando no le dieron ninguna participación en el partido”, decía un operador justicialista, de los que están en la tarea de la reconstrucción.
Felicitaciones, @Palladinodip y Fernando. Toda la fuerza. Sé que, aunque estén en bloques distintos, siempre van a defender a quienes más lo necesitan y a nuestra patria.
Nunca olviden a quién representan pic.twitter.com/KUXet4ZKyB
— Lucía Corpacci (@LuciaCorpacci) December 3, 2025
Es que el peronismo sigue sumido en un profundo desconcierto. “No hay liderazgo pero tampoco ideas”, mencionaban dirigentes, los más autocríticos, respecto a la situación actual. Es que entienden que la pulseada Axel Kicillof vs Cristina Kirchner desgasta y paraliza.
En la mirada de los neutrales, la expresidenta se sentía cómoda tironeando internamente con compañeros ubicados hacia su derecha, contra nombres como Sergio Massa o Daniel Scioli. “Un rival surgido del riñón K es otra cosa”, aseguraban. El movimiento dialéctico, con un desprendido de la propia esfera kirchnerista, es de digestión lenta para la líder que tiene una conducción clara sobre un espacio “que es el más grande dentro del peronismo, pero que al mismo tiempo se achica todos los días”. Ven que Kicillof está en el medio del río, y que deberá decidir si termina de cruzar o si regresa a la orilla.
Pero las ideas no solo escasean para resolver la interna que naturalmente se dirimiría en una PASO -suspendidas en 2025 y quizás en 2027-, sino que tampoco florece el ingenio para volver a enamorar al electorado y para hacer frente al fenómeno Milei. En fondo y en forma. Ya nadie cree con seriedad que haya que deshojar margaritas hasta que La Libertad Avanza caiga por su propio peso. ¿Será cuestión de construir otro Milei? Parte del PJ ya se mueve en esa dirección, con el riesgo latente del pasado: la creación de un Frankestein que se vaya de las manos.
El peronismo prefirió allá por 2015 polarizar con Mauricio Macri, quien terminó ganando la presidencial. Éste sostuvo a Cristina Kirchner arriba del ring, en momentos donde podría haber, al menos, intentado el KO. La pelea se dio vuelta. Más cerca, el mismo PJ le dio anabólicos al líder libertario para partir el voto de Juntos por el Cambio. El derrotero es conocido.
Ahora, con especial anclaje en los gremios, dirigentes apuntan a construir una candidatura evangélica para salir a disputar a esa porción creciente de feligreses, a quienes Milei ha logrado capturar, y para atraer a aquellos que buscan representación en un líder carismático. El elegido es Dante Gebel, también showman de luces en teatros, como la ha sido el actual Presidente durante algún tiempo. Incluso, el titular de la Asociación Argentina de Aeronavegantes, Juan Pablo Brey, dirigente de la CGT, lo reconoció días atrás en un diálogo con Infobae. “Estamos trabajando en un proyecto para tratar de terminar de convencerlo a él”, dijo.
Los dirigentes del PJ atrás del proyecto tienen en la mano estudios de opinión que marcan que la sociedad está desideologizada, que el voto es emocional y que los partidos no interpelan como antes. Y que ningún político de la palestra estaría en condiciones de ganarle a Milei en 2027, al menos en un balotaje. El descontento de la sociedad y del hombre a pie que no llega a fin de mes se canaliza con ausentismo, a lo sumo, y no inclinándose por el PJ en las urnas. El camino de reconstrucción de vínculos del peronismo con la sociedad será lento y solo un outsider, incluso con cierto exotismo, podría dar el golpe, creen. "El Experimento Gebel", le llaman internamente, como una prueba de laboratorio.
Y Gebel con un discurso naif, de esperanza y amor (pero no el amor que vence al odio del “Resistiendo con aguante”), sería el antídoto contra la motosierra. Lo natural es ser escéptico, pero ante esa reacción los potenciales creadores de la criatura, entre los cuales también se anota Jaime Durán Barba, recuerdan que “en 2021 Milei no existía”. En el juego de espejos, Mario Pergolini sería, acaso, el nuevo Alejandro Fantino. Y, en tiempos donde la lupa está en quién financia, Gebel no necesita sponsor.
Cajas y fuegos artificiales
Por supuesto, todos juegan al póker. Y en tiempos de cierta calma política y económica, las miradas son más estratégicas. El Gobierno se abroquela en la fortaleza lograda en las urnas para acelerar con los proyectos de reforma, donde la laboral aparece como prioritaria. Tal vez, una iniciativa que en otro contexto sería más difícil de sacar adelante con baja resistencia.
El viernes circuló el borrador, casi definitivo, de ese proyecto de ley. No asoman mayores novedades a las que ya se conocían: flexibilización, creación de un banco de horas, esquemas más simples para despedir y para contratar, etc. La mayor de las dudas el viernes giraba en torno a la idea de ir por las cajas sindicales. Mientras un sector del Gobierno, con Federico Sturzenegger y Sandra Pettovello a la cabeza, buscaba cortarlas de cuajo, el asesor Santiago Caputo hacía lo posible para convencer a Javier Milei de que no era una jugada conveniente. “Si no vamos a una guerra con los gremios, el proyecto sale en diciembre”, aseguraban cerca del asesor. También Patricia Bullrich, ahora en su rol de líder violeta en el Senado, terminó comprando esa opción de ventanilla rápida.














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