Los gobernadores quieren más poder en el Congreso y algunos amenazan con romper

Los gobernadores quieren más poder en el Congreso y algunos amenazan con romper

Algunos amagan con bloque propio en el Senado junto a "peronistas sin tierra". En Diputados hubo ausencias llamativas. El rol de Manzur.

 

En noviembre de 2019, después del triunfo en primera vuelta de Alberto Fernández, su compañera de fórmula Cristina Kirchner se dedicó a buscar la unidad de los bloques legislativos en el Congreso, que por entonces iban a quedar mezclados entre quienes reportaban a gobernadores y los leales a ella. 

 

 

 

Lo consiguió y  si bien esa unidad no parecería correr riesgo en diciembre, hay senadores y diputados que piden revisarla y se hicieron sentir en las últimas sesiones, con semi rebeliones que alcanzaron para encender las alarmas. 

 

 

 

La semilla, en realidad, la sembró el propio Alberto en sus días de enfrentamiento con Cristina por los cambios de gabinete, post derrota en las primarias. Con el ministro de Desarrollo Social Juan Zabaleta como operador, consiguió algunos respaldos por twitter como el de los senadores Edgardo Kueider, de Entre Ríos; y Carlos Espínola, de Corrientes.

Y hasta hubo un amague del presidente de hacer bloques propios en aquella cumbre de La Rioja posterior a los anuncios de los nuevos ministros. Pero quedó en una carta de intención y ni los gobernadores que dieron la cara esa tarde se animaron a desmarcarse de la vicepresidenta. 

Claro que la falsa gesta albertista abrió tensiones puertas adentro del Congreso que tuvieron sus primeros capítulos en las dos últimas sesiones, con amenazas de ruptura que aún se oyen. 

De mínima, en diciembre habrá un grupo de legisladores en cada Cámara identificados con gobernadores o provincias alejadas del centro del país que exigirán mayor participación en la toma de decisiones antes de apoyar cualquier ley. Y deberán ser tenidos en cuenta en el reparto de cargos internos. 

 

Algo empezó a verse en la convocatoria a la sesión de Diputados del martes 29, cuando a último momento se sumaron entre las transferencias de inmuebles varias de provincias con como Entre Ríos y Catamarca, con gobernadores revoltosos como Gustavo Bordet y Raúl Jalil. 

 

En la última fallida sesión, además de la ausencia de Cambiemos, para que no haya quórum fue necesario que no llegaran cinco diputados del Frente de Todos: José Luis Martiarena (Jujuy), Hugo Mosqueda (Chaco), Alcira Figueroa (Salta), Graciela Navarro (Santiago del Estero) y Karim Alume Sbodio (San Luis). Su jefe Máximo Kirchner pidió a Massa pasar lista en voz alta para identificarlos. 

El senador entrerriano Edgardo Kueider. 

Es casi un hecho que en diciembre Máximo tendrá un bloque un poco más chico pero no le alcanzará para llegar al quórum propio y, por lo tanto, antes de dar un paso deberá consultar mucho con sus dirigidos. 

Otro llamado de atención lo hizo Marcelo Casaretto, diputado de Entre Ríos, cuando presentó un proyecto de ley para ampliar los subsidios para el transporte del interior del país, un condicionante más al presupuesto de Martín Guzmán que sigue cajoneado. 

Sin embargo, Máximo sigue recostado en su núcleo duro: la nueva secretaria parlamentaria es Paula Penacca, histórica de La Cámpora. Se trata ni más ni menos que de la encargada de llamar a los propios para contenerlos y anticiparles la agenda. 

Alberto encendió la chispa de una división cuando se peleó con Cristina por los cambios de Gabinete, pero luego la apagó. Pero algunos gobernadores y dirigentes del PJ sin tierra piden una mayor participación. Algunos amenazan con rupturas. 

 

Con Martiarena, el jefe de bloque había protagonizado un enfrentamiento público cuando se desentendió del proyecto de ley que presentó para nacionalizar los depósitos bancarios. El PJ jujeño no está en su mejor momento después de la doble derrota en las legislativas locales y nacionales, en las que además les pisó los talones un candidato de izquierda.

 

En el Senado, el peronismo de la ciudad norteña está representado por Guillermo Snopek, quien en la última sesión quiso que sus pares supieran su fastidio: faltó a la reunión de bloque aun cuando estaba en el palacio.

 

Su enojo se debe a que no avanzó su proyecto de ley para intervenir la justicia de Jujuy que lo tiene a maltraer por su enfrentamiento con el gobernador Gerardo Morales.

 

Sólo pudo exponerlo en una reunión de comisión de Asuntos Constitucionales, antes de la pandemia, con aval de Cristina Kirchner. Pero a Alberto nunca le entusiasmó la idea y el proyecto está pronto a perder estado parlamentario. 

Espínola, que será reelecto como senador en noviembre, hizo las paces con Cristina pero tiene algunos reproches al ministro del Interior Eduardo De Pedro cuando observa el crecimiento en las encuestas del reelecto gobernador radical Gustavo Valdés, entre otras cosas por el financiamiento a la obra pública local. 

 

Anabel Fernández Sagasti saluda a Carlos Espínola. 

 

También escucha los reclamos Zabaleta, designado por Alberto interventor del PJ correntino y artífice de negociar su candidatura, aceptada por Cristina, cuyo pragmatismo en el cierre de listas fue elogiado por algunos senadores que nunca se identificaron con su figura. 

Además de hacer borrón y cuenta nueva con el ex medallista olímpico, le despejó el camino al gobernador de Santa Fe Omar Perotti, en desmedro de su protegido Agustín Rossi. Ya lo había hecho en 2019. Pero aun así, son muchos los que quieren mayor participación cada vez que se escriba un temario de sesiones.  

El mayor rebelde del Senado es Kueider, leal a su gobernador Gustavo Bordet. En la última sesión fue el que más esfuerzo hizo para que sepan que no está cómodo: no apareció en algunas votaciones y le apagó el teléfono a los jefes varias veces cuando lo necesitaba para dar el quórum presencial. Dejó claro que no es tan dócil como hace falta. 

Muchas de estas catarsis se escucharon en la reunión de bloque que por más de cuatro horas tuvieron en el salón Arturo Illía hace 20 días, en la que Cristina irrumpió con una arenga. No pareció haber escenario de ruptura, pero sí de la necesidad de barajar y dar de nuevo.

"Estamos pidiendo una participación activa en la toma de decisiones, respeto por los intereses soberanos de las provincias en la agenda legislativa y de Gobierno. Un federalismo expreso. No es ni contra Alberto ni contra Cristina", sostuvo ante LPO uno de los rebeldes de la Cámara alta que se anima a hablar de hacer un bloque aparte.

 

Máximo Kirchner, Cecilia Moreau y Paula Penacca.  

"Veremos si los que piensan igual no ceden oportunamente a las presiones", especula, cuando se lo consulta sobre la chance de armar una bancada aparte, que complicaría y mucho a Cristina porque en diciembre casi con seguridad no tendrá quórum aún si mantiene la unidad y deberá buscarlo con sus aliados de Misiones y Río Negro.

Claro que los gobernadores no quieren quedar presos de las pretensiones de sus colegas con partidos propios sólo por pertenecer al Frente de Todos. Tal vez para contenerlos, Cristina promovió como jefe de Gabinete a Juan Manzur, quien en diciembre sumaría dos senadores propios y tendrá la misión de escuchar a los reclamos de sus ex colegas. La primer tarea tal vez sea contentarlos con el nuevo reparto de poder en el Congreso. 

La otra tensión parte de las zonas rurales en las que Alberto tiene una imagen todavía peor a la de Cristina, dos años después de haber hecho una buena performance en algunas de ellas, como Entre Ríos, Santa Fe y La Pampa, la única en la que el Gobierno tiene esperanza de revertir la derrota de septiembre. 

La ley para promover un aumento de las exportaciones agroindustriales fue un primer paso, pero por ahora insuficiente para mejorar la imagen, sobre todo si va acompañada de restricciones a las exportaciones como las que se aplicó al maíz, nunca bien tomadas por los productores, sea cual sea la causa. Contener a los senadores ruralistas del Frente de Todos será otra tarea de Manzur desde diciembre. Todo sea por la unidad. 

Comentá la nota