La estrategia de Kicillof para domar la interna y construir 2027

La estrategia de Kicillof para domar la interna y construir 2027

Tregua entre el gobernador bonaerense y La Cámpora. El mandatario reconstruye hacia adentro y amplía alianzas para construcción electoral.

Por Sofía Caram.

Si fuera el dibujo de un electrocardiograma, la interna de Unión por la Patria se podría ubicar hoy lejos de los picos que mostró hace un par de semanas atrás. “Bajó la espuma”, coinciden en las dos terminales de UP que protagonizaron la pelea. Y destacan, sobre todo, que las tensiones no derivaron en rupturas ni en la salida de funcionarios del gobierno de la provincia de Buenos Aires. En el entorno del Axel Kicillof celebran la tregua. “No nos suma nada”, dicen. Y piden concentrar toda la energía en tres directrices que entienden fundamentales: gobernar la provincia más difícil de la Argentina en medio del ajuste libertario; enfrentar desde lo discursivo y en la praxis a Javier Milei y construir una alternativa para el 2027.

“Si nos corremos un milímetro de la gestión, chau 2027”, asegura un colaborador directo del gobernador bonaerense. Su equipo insiste en que no es momento de internas ya que generan un desgaste innecesario. Piden no desviarse. Buscan enviar el mensaje para que llegue a todos los rincones del peronismo. Pero las heridas que dejó el YateGate y las disputas por algunos espacios institucionales explican las diferencias que quedaron a la vista y aún no están saldadas del todo. Axel invitó a Máximo Kirchner al acto de Florencio Varela. Máximo no fue, pero quedaron en verse cara a cara. El encuentro aún no se dio. Con Cristina, en cambio, el diálogo es fluido “como siempre”. Ella siempre se preocupa por lo finito de la gestión y “Axel lo agradece”, dicen para descomprimir. El diálogo también sigue siendo cotidiano con Sergio Massa, quien demora su vuelta a lugares de protagonismo, pero está -dicen- más activo que nunca desde la Fundación Encuentro.

El exministro de economía de CFK se transformó en equilibrista. Agarrar el bastón de mariscal, construir más allá de los límites del PJ en medio de fuego amigo y no dejar de responder al liderazgo de Cristina. Casi un deporte de alto riesgo que incluyó las fotos con los gobernadores de Chubut, Ignacio Torres y de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, de las que estuvo al tanto Cristina antes que ocurrieran y las aprobó. Los dos convenios que Kicillof firmó con sus colegas fueron buscados deliberadamente antes del fallido Pacto de Mayo de Milei. Con o sin Pacto, el objetivo del gobernador bonaerense, quien había anunciado que no asistiría a Córdoba, era no mostrarse aislado. Lo logró. Con ambos mandatarios las charlas van a seguir, “aunque voten la ley Baes”, dicen. Y aseguran tener más puntos de acuerdo que de desacuerdo.

En La Plata, cuando adelantan que vendrán más movimientos de amplitud apuntan a una suerte de reedición de la transversalidad buscada por Néstor Kirchner en 2005. Por eso, aseguran que la expresidenta no puede no estar de acuerdo y se esfuerzan por recordar que tuvo a Julio Cobos de vice. No por hacer hincapié en lo mal que resultó el experimento, sino por la actitud de no cerrase y confluir con otros espacios políticos más allá de la jungla peronista. Las fotos con Pullaro y Torres -explican- son un paso hacia esa ampliación, porque es evidente que no alcanzó con los espacios que conformaron a UP en la última elección. “Sin bajar banderas, hay que ampliar”, rezan. Con la premisa de no sobregirarse, Kicillof prepara más escenas similares con La Rioja, La Pampa, Formosa y Tierra del Fuego, en principio. Se habla de convenios con los mandatarios provinciales y disertaciones en las golpeadas universidades nacionales. Paso a paso, advierten.

En ese camino, Kicillof se involucró personalmente en la reorganización del Partido Justicialista a nivel nacional. El recuerdo de la intervención judicial impulsada por Luis Barrionuevo aún está fresco. Ordenar la herramienta para las legislativas se tornaba imprescindible. Sin embargo, aseguran que el mandatario se mantendrá prescindente de las elecciones del PJ provincial. Evitar nuevos roces es la otra premisa. ¿Lista de unidad? Aún está por verse.

Mientras tanto, hacia adentro, Axel se transformó en el chofer de la ambulancia para contener a los heridos de La Cámpora de los últimos diez años. Estrategia a dos puntas. Ampliar hacia afuera y reconstruir hacia adentro. Si bien “no hay mucho por disputar, quedan cosas por discutir”, explica un colaborador del gabinete provincial.

Lo importante -advierten- además, es evitar los errores no forzados y amortiguar los conflictos que puedan surgir. Esta semana Kicillof fue blanco de críticas por haber compartido un acto junto al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, quien el día anterior había sido procesado tras una denuncia por abuso sexual.

Consultado por el episodio el gobernador dijo que hay que dejar actuar a la justicia. Recordó que su posición es muy clara en temas de género y que eso se plasma en que Buenos Aires es la única provincia del país que cuenta con un ministerio de Mujeres.

Tres ejes de acción

En primer término, gestionar la provincia en medio del brutal ajuste del gobierno Nacional. Con ironía, en el entorno del mandatario hablan de “economía creativa” a la que hay que echar mano en medio de la recesión, que provoca la caída de la recaudación propia y la que llega por coparticipación. Así y todo, desde Hacienda local afirman que está asegurado el pago del próximo aguinaldo.

El segundo eje es la estrategia para enfrentar a Milei. Axel exhortó a su equipo a “estar atentos” para desarmar los postulados de sentido común de Milei. Desarmar el discurso. Encontrar las grietas por donde entrar y torcer agenda, en un contexto en el que el presidente tiene el total manejo de la escena pública. En cuanto al discurso, advierten que Axel nunca se sintió cómodo en el centro. No obstante, el discurso tan al extremo de Milei permite moverse más hacia la mentada avenida del medio. Una mínima oposición ya marca la diferencia.

En tercer lugar, el objetivo es construir una alternativa nacional que le gane a La Libertad Avanza en 2027. Las directrices son: ampliar, escuchar, intercambiar. Aseguran que algo hay que cambiar. “Haciendo lo mismo de siempre no va a resultar. Perdimos la capacidad de dialogar con cierto sector de la sociedad. No entendimos lo que necesitaban y no les resultamos representativos. Tenemos una tarea de reconstrucción del vínculo con la sociedad, que decidió saltar al vacío en vez de elegirnos a nosotros”, dice uno de los colaboradores más cercanos del gobernador.

Ubican entre los desencantados a un amplio abanico que incluye a la clase media, los sectores agropecuarios, pero, sobre todo, los sectores populares que votaban al peronismo y se volcaron por Milei debido a “la desazón y el hartazgo”. Ante sus interlocutores de confianza, Axel usa el ejemplo del médico y el curandero. “Después de haber ido al clínico, al especialista, al otro especialista y así y todo no lográs resultados, vas al curandero. Pero hay que poder mostrar evidencia que el curandero es una fantasía momentánea, que no tiene capacidad profesional para la cura”. Salir a mostrar evidencia, salir a convencer. A diferencia de otros dirigentes de UP, para Kicillof no hay que sentarse a esperar a que la gente se de cuenta sola. En medio de la adversidad, la orden fue más trabajo y más horas de gestión.

En paralelo, la unidad se plasma en el debate por la ley Bases en el Senado. La estrategia de UP, que logró introducir una nueva ronda de expositores y demoró la firma del dictamen, está coordinada por todos los sectores. El objetivo común es hacer caer la ley y modificar, sobre todas las cosas, el capítulo fiscal. Por el momento, el plan de extender el tratamiento y dejar expuestos los puntos más polémicos de la iniciativa libertaria, está logrado.

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