Elecciones en Córdoba: quiénes son los principales candidatos a quedarse con la ciudad capital este domingo

Elecciones en Córdoba: quiénes son los principales candidatos a quedarse con la ciudad capital este domingo

Rodrigo de Loredo busca recuperar para la UCR su tradicional bastión mediterráneo; se juega su liderazgo en la oposición provincial; Daniel Passerini quiere aprovechar el envión de Llaryora

 

Gabriela Origlia

La elección del domingo en la ciudad de Córdoba será protagonizada por dos candidatos que llegan muy parejos a la contienda. Rodrigo de Loredo (43) buscará recuperar el tradicional bastión de la UCR en el interior del país, sin pronunciarse sobre la disputa nacional de Juntos por el Cambio (JxC) y tratando de minimizar la participación de Luis Juez, derrotado en la carrera por la gobernación. A su vez Daniel Passerini (58), el postulante del oficialismo que lidia con un alto nivel de desconocimiento, tratará de aprovechar el envión que le da el gobernador electo Martín Llaryora para retener la principal ciudad de la provincia.

Coqueteó con una candidatura a gobernador hasta que la balanza interna se inclinó para el lado de Juez. Entonces no lo acompañó en la fórmula provincial y se largó a la carrera por Córdoba capital. Es diputado nacional por Evolución Radical, la fuerza que comanda Martín Lousteau, pero cuenta con el apoyo de las distintas terminales de poder internas en JxC. De hecho, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Gerardo Morales y Mauricio Macri pasaron por esta ciudad para apoyar su campaña electoral.

De Loredo preside el bloque Evolución Radical en la Cámara de Diputados, que está dividido del de la UCR que comanda otro cordobés, Mario Negri; antes fue dos períodos legislador provincial y, en la gestión de Macri, fue presidente de Arsat, cargo al que renunció por el decreto que prohibió las designaciones de familiares, es que es el yerno de Oscar Aguad, entonces ministro de Comunicaciones.

En el acto de cierre de campaña denunció los “obstáculos” que le puso Hacemos Unidos por Córdoba, la fuerza que postula a su principal rival Passerini, y prometió una “paliza al PJ en la ciudad”, además de volver a ligar al oficialismo con el kirchnerismo. “Se juntaron dos gobernadores para apuntar a la ciudad de Córdoba”, aseguró en referencia al actual mandatario Juan Schiaretti y a su sucesor electo Llaryora.

A De Loredo lo apoyaron presencialmente Bullrich y Rodríguez Larreta, precandidatos presidenciales de JxC, mientras que Macri se sumó a la campaña con un video. Juez, excandidato a gobernador derrotado por Llaryora hace un mes, tuvo una participación reducida en las recorridas, atendiendo a los pedidos puntuales del candidato. De Loredo llega a la elección sin pronunciarse sobre la PASO nacional de JxC; tiene dirigentes suyos en las listas a diputados nacionales de Bullrich y de Rodríguez Larreta.

A Llaryora le puso un seis por su gestión en la intendencia y evitó calificar a Juez y a Ramón Mestre (radical que fue intendente), al asegurar que “a ellos ya los juzgó la gente”. Dos concejales de la lista de De Loredo tienen parientes directos ligados a dos causas judiciales de narcotráfico; el peronismo local le pidió que aclarara la situación y usó el tema en los últimos días de campaña. Él afirmó: “No vamos a tolerar que ninguno de nuestros candidatos tenga algún conflicto con la ley, pero no nos vamos a prestar a una campaña sucia”.

Si gana el domingo, crecerán fuerte las chances de convertirse en el líder de la UCR de Córdoba, cuyo presidente hoy responde a Negri. De Loredo se unió a Juez en las PASO de JxC del 2021 y le ganaron a Negri y a Gustavo Santos, que tenían el aval de Macri.

Es actualmente el viceintendente de la ciudad. Es un médico y dirigente que empezó su carrera política junto al exgobernador José Manuel de la Sota y siguió con Juan Schiaretti. Fue dos veces jefe de su localidad de origen, Cruz Alta; legislador provincial en dos oportunidades y también dos veces ministro de Desarrollo Social. Fue definido como candidato a intendente en diciembre pasado y, desde entonces, luchó contra la “preocupación” que generaba a una parte del peronismo su nivel de “desconocimiento”.

A favor le jugó que no tenía imagen negativa. “Muchas de las cosas que hago me parece que son obligación; no tengo que andar difundiéndolas todos los días -dijo varias veces en la campaña-. No soy un youtuber, no soy un tiktoker”, graficó. Y aseguró: “Faltan pocos días, pero muchas horas. Les pido que el domingo vayamos a agigantar el triunfo y consolidar la victoria”, cerró su campaña.

A lo largo del último mes, el peronismo cordobés se ancló en lo “positivo” que sería que el mandatario provincial y el intendente de la capital sean del mismo color político. “Hoy, la ciudad está mucho mejor porque hubo un trabajo complementario con la provincia; la capital ya no es un ancla es un motor. Una de las claves fue dejar atrás la histórica pelea entre Municipalidad y Provincia”, insiste Passerini. También enfatiza que su rival “habla más como jefe de la oposición” que como candidato.

Sobre el liderazgo del peronismo local, Passerini comparte que hay un fin de ciclo después de 24 años en los que De la Sota y Schiaretti fueron las opciones del sector. Para el candidato, el nuevo líder es Llaryora. A nivel nacional se encolumna con el actual gobernador y precandidato presidencial y rechaza de plano que vayan a encolumnarse -como dice JxC- con el ministro de Economía, Sergio Massa, a quien tilda de “responsable” de la situación económica que vive el país.

El peronismo se movilizó fuerte en esta campaña. Anoche, en el acto de cierre Llaryora fue terminante: “Como acá no estoy hablando con vecinos, sino con le estoy hablando a todos los dirigentes, les digo que el esfuerzo tiene que ser mayor. Porque yo veo que a veces está lindo venir a un acto, sacarse una selfie, y después no le ponés todo. No basta hablar con la familia, acá necesitamos más. Que salgas al barrio, que hables con los vecinos, que movilices. Que hables con todos aquellos a los que puedas convencer”, dijo el referente de Passerini. Tal vez, un modo de reconocer que la elección en la ciudad tiene un final abierto.

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