Una elección que consolida liderazgos provinciales y proyecta nuevos desafíos

Una elección que consolida liderazgos provinciales y proyecta nuevos desafíos
El kirchnerismo revalidó títulos a nivel nacional y alentó la instalación de referentes provinciales del oficialismo. Los límites del triunfo del Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires. Los perdedores y la disputa hacia 2015.
Si bien ya no hay dudas sobre la continuidad del predominio del Frente para la Victoria (FPV) en ambas Cámaras parlamentarias, es bueno reafirmar que la confirmación como primera fuerza nacional del kirchnerismo es la traducción del respaldo que todavía tiene a nivel nacional luego de diez años de gobierno. No es poco. Pero esta jornada electoral del domingo mostró a otros ganadores, que lejos están de poder mostrar una contundencia a nivel país, y a perdedores que deberán replantear sus estrategias para esta nueva etapa que se abre en la Argentina.

El domingo no hubo un sólo tipo de triunfo. La sumatoria de votos impuso al FPV y superó el desafío de mantener el control de ambas Cámaras parlamentarias. Ahora bien, a nivel provincias los resultados obtenidos en algunas de ellas les permite a varios referentes del oficialismo soñar con otros desafíos en el futuro cercano. En este lote se anotan los gobernadores de Entre Ríos y Chaco, Sergio Urribarri y Jorge Capitanich, respectivamente, que se instalan como nuevos referentes en el universo kirchnerista de cara a la sucesión presidencial que indefectiblemente se abre a partir de ahora. Seguro que aparecerán otros aspirantes pero contar con una provincia ordenada y un triunfo indiscutido en estos últimos comicios representan cartas de alto valor.

El 2015, año estratégico si los habrá, no sólo se juega el destino de quien disputará las presidenciales, también se juega el control de las provincias y por eso el contundente triunfo en Río Negro de Miguel Angel Pichetto y las bancas de senadores que se renovaron en los otros distritos, no sólo le anticipan una tarea algo más descansada en la Cámara alta sino que, además, le abren el camino a la pelea por la gobernación de su provincia, algo que anhela desde hace tiempo.

Sergio Massa también ocupa un lugar en la lista de los ganadores. Si bien ganó en un distrito importante como es la provincia de Buenos Aires, también es cierto que no deja de ser el conductor de una fuerza que todavía no trascendió los límites de su distrito a pesar del impresionante esfuerzo de los grandes medios concentrados de comunicación para transformarlo en un triunfo nacional. A pesar de ello, su Frente Renovador (FR) contará con 19 legisladores que lo dejan en un cómodo tercer lugar en el recinto, lejos del segundo que conforma la UCR, el FAP y otros aliados. Si de futuros parlamentarios se habla, es más probable que el FR encuentre coincidencias, por más que lo nieguen, con sus colegas del PRO.

Mauricio Macri y sus legisladores son los otros ganadores distritales. El jefe de Gobierno porteño consiguió depositar representantes en el Congreso. Uno de ellos, la electa senadora Gabriela Michetti, podrá valerse del escaño como catapulta para heredar el puesto de Macri.

En las otras fuerzas que también ganaron el domingo se anotan Julio Cobos y Hermes Binner que, mal que mal, conforman una alianza todavía no concretada en todo el territorio nacional. Ambos dejaron trascender su deseo de ser partícipes de los comicios de 2015 y, por lo tanto, deberán cosechar algo más que simples triunfos en sus distritos. En el Congreso, por caso, tendrán que intentar aprobar proyectos de ley que por lo menos perfilen el proyecto que dicen representar. En ese mismo recinto estará Elisa Carrió, una dirigente que tiene la extraña condición de construirse, destruirse y volver a componerse. Esta inestabilidad no es buena consejera en política y para colmo llevó al Senado un futuro contendiente presidencial, Fernando Solanas.

Entre los derrotados, el primero en anotarse es Francisco de Narváez, otrora estrella de los comicios de 2009, quien pagó caro el dormirse en el recinto y, sobre todo, en su estrategia de construir políticamente.

La mala perfomance del FPV en la provincia de Buenos Aires ha provocado gestos adustos a más de un dirigente de ese distrito. El rostro del gobernador Daniel Scioli es uno de los ejemplos y deberá repensar su estrategia si es que, como reconoció, quiere ser candidato presidencial. Otro herido es el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez. La derrota en su Chacabuco natal retrasa sus aspiraciones futuras. Similar situación vivió el mandatario tucumano José Alperovich, quien solía aportar más de las mitad de las bancas en juego pero, en esta oportunidad, se tuvo que conformar con compartir por mitades los escaños con la UCR. El desafío para el oficialismo es reaccionar con rapidez y efectividad en los distritos donde la suerte le fue esquiva. Tiene, a diferencia de sus contrincantes, un proyecto político fuerte desde donde corregir los errores cometidos. «

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