Una convocatoria al diálogo que expone las diferencias opositoras

Una convocatoria al diálogo que expone las diferencias opositoras

El ministro del Interior motoriza una iniciativa para "bajar un cambio" en la confrontación política. La propuesta de nuevo sacará a la luz las diferentes posturas adoptadas dentro de Juntos por el Cambio ante el atentado sufrido por Cristina Kirchner, ya mostradas durante la última sesión en Diputados. 

El Gobierno lanzó una convocatoria al diálogo a través del ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, que seguramente pondrá en aprietos a la oposición que se debate en sus internas acerca de cómo posicionarse frente al atentado contra la vicepresidenta Cristina Kirchner. De Pedro ya conversó con varios dirigentes de Juntos por el Cambio pero no obtuvo respuestas concretas, que diferían a una consulta con los respectivos estamentos partidarios. "Si es por la paz, estamos interesados en participar", le adelantó el presidente de la UCR y gobernador de Jujuy, Gerardo Morales. Parece muy díficil que el PRO responda algo similar a través de su titular Patricia Bullrich, de las poquísimas dirigentes de primera línea que no condenó el ataque. Estas diferencias ya quedaron expuestas en la última sesión en Diputados, que dejaron varios enojados.

 

 

En una recuperada centralidad política, De Pedro actuó como portador de una iniciativa de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. En esos diálogos tiró como primera posibilidad la de organizar una participación conjunta en la misa por la paz que se hará el sábado en la Basílica de Luján, auspiciada por el arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig. "Te va a llamar después el obispo para invitarte", le avisaba el ministro a los interlocutores que se mostraron interesados por la propuesta. Pero después figuraron entre los convocantes también el intendente local Leonardo Boto y las organizaciones sociales oficialistas como el Movimiento Evita, y desde Juntos por el Cambio dieron por sentado que casi seguro no habrá consenso para asistir de manera orgánica. "No parece el mejor ámbito para arrancar el diálogo", adelantaban. 

 

 

Desde hace tiempo que la vicepresidenta plantea la necesidad de convocar a un gran consenso de todas las fuerzas políticas para resolver algunos problemas crónicos del país. Por ejemplo, el de la economía bimonetaria. Incluso, en algún momento desde el kirchnerismo imaginaban que la competencia 2023 podría definirse en buena medida entre las fuerzas que estuvieran de acuerdo a este compromiso por un lado y quienes no lo estuvieran por el otro, justo cuando se cumplirán 40 años desde el retorno democrático. Pero los acontecimientos de los últimos días, aseguraban en Interior, habían dejado todas esas especulaciones de lado. "Lo que pasó con Cristina tiene que ser un punto de inflexión, no podemos seguir como si no hubiera pasado nada", decían en la oficina de De Pedro.

Por cierto, el ministro es presentado por el kirchnerismo como una de las opciones para la competencia electoral del año que viene, en la que la vicepresidenta tendrá de nuevo un rol preponderante. En unos días, además, viajará a Estados Unidos encabezando una comitiva de diez gobernadores que ofrecerán rondas de negocios en busca de inversiones, así como en abril estuvo junto a otro grupo de mandatarios en Israel.

 

 

Además de Morales, el ministro se comunicó durante este miércoles con los radicales Facundo Manes y Emiliano Yacobitti, con los lilitos Maxi Ferraro y Juan Manuel López y con el macrista Jorge Triaca. El gobernador de Jujuy se mostró interesado en la iniciativa pero le avisó que primero tenía que discutirla con la conducción de su partido y luego consensuar la postura con la mesa nacional de Juntos por el Cambio. Manes le respondió que el fin de semana estaría en la Patagonia y que la toda propuesta de ese tipo debía ser canalizada a través de los estamentos institucionales. El jefe del bloque de diputados, Mario Negri, reclamó en las redes que antes que nada De Pedro debía retractarse de sus afirmaciones acerca del clima de odio y revancha que se había instalado en los medios previo al atentado a la vice. Algo por estilo decía Bullrich.

"¿Adónde nos convocan? Vienen a decirnos: 'sientense en el banquillo de los acusados'. Debería producirse un clima democrático y republicano para que nosotros nos pudiéramos ir a sentar a un diálogo", respondió Bullrich anoche en una entrevista. Por otro lado, decía que a ella nadie la había llamado y que tampoco lo habían hecho con el jefe de su bloque de diputados, Cristian Ritondo, por lo que sospechaba de una movida para dividir a la coalición opositora. De hecho, esa división se produjo de forma natural el sábado pasado, en la sesión especial convocada por el Frente de Todos para emitir una declaración institucional de repudio a la violencia. Por un lado, el PRO hizo cambiar un párrafo del documento que hacía mención a los discursos del odio. Luego, apenas se votó, el bloque macrista se levantó y se fue, sin quedarse para los discursos como sí lo hicieron sus socios radicales y de la Coalición Cívica, que no habían sido notificados de que tomarían esa actitud.

Ante la disyuntiva, el PRO se aproxima a las posiciones antipolítica de la derecha libertaria de Javier Milei antes que al tradicional dialoguismo radical que encarna Morales. Cada quien cree que su postura es la acertada y la que estará esperando el electorado opositor. Otrora referente de las "palomas" en Juntos por el Cambio, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, ayer declaró que "nunca" se pondría de acuerdo con el kirchnerismo, mostrándose cada día más alineado con las posiciones de Bullrich y Mauricio Macri. En esa dirección, los senadores de Juntos por el Cambio emitieron una declaración adelantando que este jueves no participarán de una sesión similar a la de Diputados, en la que también se emitirá una declaración, acusando al oficialismo de "politizar" el ataque. Cada vez más encerrado en sus contradicciones, la oposición deberá dar alguna respuesta al llamado a una pacificación. 

Comentá la nota