Acuerdo con el Fondo: ganadores y perdedores en Economía

Acuerdo con el Fondo: ganadores y perdedores en Economía

El ministro Dujovne será el único responsable político del monumental ajuste fiscal al que el Gobierno se comprometió en Washington.

Nicolás Dujovne y Luis Caputo quedaron al frente de la conducción económica argentina, después del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que se firmó este jueves. Dujovne será el único responsable político del monumental ajuste fiscal al que el Gobierno se comprometió con Washington.

El recorte adicional que se pactó con el FMI equivale a 9.000 millones de dólares: la friolera de 225.000 millones de pesos. El convenio obliga a una tarea ciclópea: dejar el déficit a fin del año próximo en sólo el 1,3% del PBI. En relación al actual desequilibrio -3,2 % del PBI- el recorte será aún mayor: de unos 300.000 millones de pesos. Dujovne tendrá “el poder de la tijera”.

Ahora y con el aval del FMI, se convertirá en un verdadero “superministro”.

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Dujovne ya definió que el recorte a la obra pública será de 70.000 millones de pesos y que a las provincias les tocará una poda de 60.000 millones. Luis Caputo, el ministro de Finanzas, también se volvió poderoso. El Presidente lo designó para negociar ayuda financiera extra para robustecer el monto del préstamo del FMI. Son “swaps”.

El lunes a la noche, por pedido del Presidente, fue el encargado oficial de transmitir los detalles del acuerdo a la comunidad financiera local. En el cónclave secreto estuvieron Enrique Cristofani y Ezequiel Carballo. A los banqueros les quedó claro una cuestión: Dujovne-Caputo son el nuevo eje oficial de poder económico.

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Ocurrió cuando el ministro de Finanzas les confesó una decisión clave del acuerdo con el FMI: Washington otorga el préstamo para que lo administren y utilicen ambos ministros. En otras palabras: Washington otorga el préstamo directo a la Tesorería argentina. Caputo fue preciso: “El crédito lo va a manejar la Tesorería”.

La estrella de Federico Sturzenegger se “eclipsó” a causa de errores y desautorizaciones de la propia Casa Rosada. Ahora tuvo una participación secundaria con el FMI. El Fondo -además- exigió desactivar la “bomba” financiera: las Lebac se van a refinanciar a un año y habrá nuevos títulos públicos para estirar los millonarios vencimientos. El ahorrista común tendrá prohibido suscribir Lebac.

Federico Sturzenegger, jefe del Banco Central. Tuvo voz en la conferencia de prensa junto a Dujovne pero su estrella, al interior de la Rosada, se opacó.

Mario Quintana quedó golpeado por la crisis, como Sturzenegger. El Presidente responsabiliza a ambos de subestimar y de no acertar con el manejo de la turbulencia cambiaria. Y cerca suyo dicen que no estuvo bien asesorado sobre la verdadera realidad financiera que enfrentaba la Argentina. Muchos responsabilizan de esa cuestión al propio Quintana. Vladimir Werning fue eyectado de su lado por dos cuestiones: el malestar con Quintana y el pedido concreto de Dujovne de sacar al auditor de la Casa Rosada.

Juan José Aranguren también quedó desgastado. Acaban de rechazar un plan del ministro para volver a ajustar fuertes las tarifas. Fue objetado en la mesa chica: Aranguren quería tres alzas de nafta del 6 % hasta fin de año y recargar los aumentos de luz y gas.

Al interior de Gobierno acaban de rechazar un plan de Aranguren para otro fuerte ajuste en las tarifas de los servicios.

El plan autorizado es bien distinto: los combustibles aumentarán 3 veces un 3 % hasta diciembre y los servicios un 30 %. En otras palabras: la Casa Rosada suspendió de hecho la inoportuna liberación petrolera de Aranguren. El freno al sacudón tarifario obedece a fuertes debates dentro del gobierno.

Las diferencias ahora involucran directamente a la mesa más íntima de poder: Marcos Peña, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. La gobernadora y el líder de la CABA sostienen que se cometieron errores de diagnóstico y que hubo un exceso de confianza y superficialidad en la Jefatura de Gabinete. Peña -en cambio- piensa lo contrario: que el Gobierno está muy bien encaminado y que sólo hay obstáculos menores a superar.

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Así, para el jefe de Gabinete no existe la necesidad de hacer cambios importantes. Y adhiere a la teoría de Jaime Durán Barba: exaltar los defectos de la oposición, para recuperar terreno en las encuestas.

Vidal-Larreta tienen otra sintonía: quieren volver a las fuentes y abrir canales de diálogo político para amortiguar el impacto del ajuste. La inflación será en mayo del 2,2 % y en junio del 3,5 %. Fruto de ese debate surgió la idea instrumentada este jueves: dar un refuerzo salarial a la CGT y frenar el paro.

María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, durante una recorrida con el ministro Frigerio. La gobernadora bonaerense y el jefe de Gobierno porteño buscan abrir canales de diálogo con la oposición.

Precisamente para sanar heridas Vidal viajó al Vaticano. Fue a hablar de la situación social y pedir la comprensión y ayuda de la Iglesia. Algo que Peña detesta, porque es el principal crítico en el Gobierno de Francisco.

También viajó Carolina Stanley: la ministra sería evaluada como la compañera de fórmula de Mauricio Macri, tema que desató una furiosa interna con Gabriela Michetti.

Carolina Stanley fue al Vaticano a hablar de la situación social con el papa Francisco.

Vidal-Larreta mantuvieron un encuentro secreto con Miguel Angel Pichetto y su economista, Miguel Peirano. El desayuno se sirvió el martes en Palermo. Rodríguez Larreta pidió abrir un diálogo para aprobar el Presupuesto: acuerdo clave para obtener los desembolsos del FMI. Pichetto expuso críticas al accionar de la Casa Rosada. Pero ambos eludieron la confrontación: a diferencia de Peña, Vidal y Larreta quieren dejar la pelea y buscar un pacto con la oposición.

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