El teléfono de Kicillof, la calculadora de Cristina y las encuestas de Massa: lo que dejó la victoria del peronismo

El teléfono de Kicillof, la calculadora de Cristina y las encuestas de Massa: lo que dejó la victoria del peronismo

La centralidad del gobernador bonaerense, que recibió llamados de gobernadores y presidentes de la región. El liderazgo remoto de CFK y la lucha por la lectura de la victoria de La Cámpora. Los números de Massa que anticiaban el triunfo electoral bonaerense.

 

María Cafferata

El teléfono de Axel Kicillof no paró de sonar desde el domingo. El chat de gobernadores echaba humo, y hasta Jorge Macri lo terminó felicitando por la victoria arrasadora de Fuerza Patria en la Provincia de Buenos Aires. Después llegaron los llamados internacionales y los saludos de mandatarios regionales: todos querían felicitar al gobernador por haber ganado la elección local de su provincia. Ninguno sabía qué era la Primera Sección Electoral, pero todos querían saludar a quien, creían, había sido el dirigente peronista que había vencido a Javier Milei. 

En La Plata, la resaca de la victoria electoral se extendió durante todo el día siguiente. Kicillof había desdoblado y polarizado con Milei, se había puesto al frente de la campaña y había enfrentado su lógica de gestión con la de La Libertad Avanza, y había ganado. Por 14 puntos. Se había subido a un escenario junto a Sergio Massa y la dirigencia de La Cámpora y, mientras la militancia le cantaba “Se siente, Axel presidente”, había dado un discurso en el que destacaba que la victoria en la Provincia era una señal de que se le podía ganar a Milei. 

Axel Kicillof en el búnker de la victoria TW Axel Kicillof

El panperonismo tomó nota, pero también otros partidos. Excepto Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés, todos los gobernadores le enviaron un mensaje para felicitarlo. Algunos, como Maximiliano Pullaro o Martín Llaryora, salieron a tuitear apenas se conocieron los resultados, advirtiendo que la derrota de LLA en PBA era “un llamado de atención”. Detrás estaba la mano de Guillermo Seita, el consultor detrás del armado de “centro” llamado Provincias Unidas. 

Lo dijo en el búnker y lo repite puertas adentro: Kicillof sostiene que, para ganarle a Milei en 2027, será necesario conformar un gran frente que incluya a otros partidos, además del peronismo. “Vamos a seguir sumando fuerzas en el peronismo y afuera del peronismo con las otras provincias de la Argentina ante la desintegración que plantea el gobierno nacional”, afirmó desde el escenario, en un guiño directo hacia los mandatarios que, lentamente, comienzan a desmarcarse de Milei. 

En la región también tomaron nota. Durante la noche del domingo y la mañana del lunes, el gobernador recibió el llamado de los presidentes Lula da Silva (Brasil), Gabriel Boric (Chile) y Yamandú Orsi (Uruguay). También telefoneó la ministra de Trabajo de España, Yolanda Díaz, y el ex presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero. Era una señal: los mandatarios progresistas de la región reconocían a Kicillof como el principal rival de Milei y fortalecían, así, su proyección dentro del peronismo. 

“La elección generó expectativas renovadas de que se puede frenar la avanzada de la ultra derecha”, interpretaron en la Gobernación. 

No hubo, en cambio, llamado con Cristina Fernández de Kirchner. Ni con su hijo Máximo, el presidente del PJ bonaerense. 

Liderazgo remoto desde la calle San José

Cristina siguió el recuento desde su domicilio sobre la calle San José junto a Máximo y una comitiva de dirigentes cercanos. Afuera, en la esquina de su departamento, se arremolinaba la militancia de Nuevo Encuentro, La Cámpora y otras organizaciones cristinistas. El objetivo era sostener la centralidad de Cristina, quien, si no fuera por el fallo de la Corte Suprema, hubiera sido cabeza de lista en la Tercera y protagonista de todo el proceso electoral. No Kicillof.

Cristina, en su balcón, el domingo de elecciones. EFE

Al día siguiente, La Cámpora intentó instalar una lectura de la victoria: si no hubiera sido por CFK, que había peleado por la unidad, no se hubiera podido ganar la Provincia. “No hay que negar que, estando presa, fue la que puso todo desde San José 1111 para sostener una unidad que no iba a ser posible porque en otros lugares cargaron listas que no eran de unidad”, señaló la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, quien dio el presente en el búnker de La Plata –con cara de pocos amigos– antes de finalizar la jornada en el departamento de CFK.

Mendoza se refería, como lo harían todos los cristinistas durante la jornada, a la lista alternativa que “Carli” Bianco, la mano derecha de Kicillof, había mandado a armar durante la noche del traumático cierre de listas bonaerenses. Fue cuando la unidad parecía que iba a estallar por los aires, y los intendentes del Movimiento Derecho al Futuro amagaron con romper con La Cámpora e ir por afuera. Finalmente no sucedió, pero el cristinismo no lo olvida.

En el entorno de Cristina, sin embargo, intentan bajar la espuma. “Desconocer el triunfo de Axel es obtuso. Él conduce porque tiene 40 intendentes que le responden y porque es el gobernador y puede llamarte para darte un crédito o una obra. Pero es un error pensar que es en detrimento de Cristina”, señala un dirigente que dialoga diariamente con la ex presidenta. 

CFK se enfrenta a la difícil tarea de ejercer un liderazgo remoto, sin posibilidad de salir de su casa, frente a un Kicillof en crecimiento. No es fácil. “Política es estar con gente, y ella casi no puede”, señalan en su entorno, en donde insisten en que, más allá de las luces de artificio, el verdadero objetivo es la elección nacional y sumar diputados en el Congreso.

La expresidenta está convencida de que, a partir de diciembre, se abrirá un Congreso más difícil, y que el desafío del peronismo será generar alianzas opositoras para revertir el crecimiento del bloque libertario. Tiene una calculadora en la cabeza y confía en que, de repetirse la victoria en las elecciones nacionales del 26 de octubre, el peronismo podrá no solo renovar sus 15 bancas. Si no sumar otras 2. 

Mientras sus lanzallamas buscan contener el crecimiento de la figura de Kicillof, CFK se prepara para la campaña nacional y sostiene, en público y privado, que solo la unidad del peronismo garantizará la derrota de Milei. Lo mismo sostiene Massa, quien se recibió, en la última semana, de delegado de la paz de Fuerza Patria.

El abrazo de Massa y Kicillof en el bunker Prensa Sergio Massa

Massa, además, fue uno de los pocos dirigentes peronistas que venía advirtiendo, hace semanas, que el peronismo arrasaría en la Provincia. Las últimas encuestas que le habían llegado de la mano de Sebastián Galmarini, su cuñado y candidato a diputado nacional, daban que el peronismo ganaría con el 46% de los votos y le sacaría unos 9 puntos a LLA. No muy lejos del resultado final. 

ElDiarioAR accedió a ellas y las mismas mostraban que el punto de quiebre se había dado la última semana de agosto, cuando se rompió el empate técnico y Fuerza Patria comenzó a crecer y LLA comenzó a bajar. Unos días después de que estallara el caso Spagnuolo.

“Vamos a ganar en octubre, pero hay que bajar un cambio”, prometen, por estas horas, en el Frente Renovador.

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