La pelea escaló y ya es irreversible. "Inminente" quiebre de los bloques del PRO en el Congreso. Por qué el expresidente no quiere expulsarla del partido.
Por Gabriela Pepe
La pelea entre Patricia Bullrich y Mauricio Macri tuvo esta semana una escalada que dejó servida la ruptura entre los sectores que responden a cada uno, pero que todavía conviven bajo el paraguas formal del sello PRO en el Congreso y en el partido. Sin embargo, a la separación en cámara lenta le falta un capítulo final, que ninguno de ambos quiere firmar.
“Que paguen los costos”, es la frase que se repite entre los dirigentes de los bandos, el bullrichismo y el macrismo original. Se refiere decisión final de romper los bloques del PRO en el Senado y en Diputados, y a la salida de Bullrich y de su tropa más leal de la estructura amarilla.
Aunque la ministra está claramente enrolada en el oficialismo, sigue afiliada al PRO, el partido que presidió hasta el 19 de marzo de 2024, cuando asumió Macri como nuevo titular. En un acuerdo que pretendió evitar la ruptura, Bullrich puso como vicepresidente segundo a Damián Arabia, su mano derecha en la cámara baja, y ubicó a parte de la dirigencia de su confianza en el Consejo Nacional, como la cordobesa Laura Rodríguez Machado y el tucumano Pablo Walter.
En ese esquema de paz consensuada, la titular de Seguridad iba a quedar como titular de la Asamblea partidaria. Pero todo voló por el aire a medida que Bullrich que se asentó dentro del gobierno de Javier Milei. Macri empezó a vislumbrar que la ministra pretendía entregarle el partido al Presidentey decidió romper el acuerdo. Puso en su lugar a un incondicional, el exintendente de Pinamar Martin Yeza.
Sin embargo, el sector de Bullrich no dejó el PRO. Aunque es el vicepresidente, Arabia nunca más volvió a participar de una reunión de cúpula. No forma parte del Consejo Ejecutivo, el órgano que se reúne con frecuencia en la sede de la calle Balcarce, encabezado por Macri. Allí asisten, sus leales, como la vicepresidenta Soledad Martínez y el secretario general Facundo Pérez Carletti, la mano derecha del expresidente Fernando de Andreis, la diputada María Eugenia Vidal y el diputado Cristian Ritondo y los gobernadores Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut).
La ministra todavía sigue afiliada al partido. A pesar de que, en los hechos, está afuera, Macri no la piensa echar. Quiere que Bullrich pague el costo de volver a abandonar un sello partidario para afiliarse a otro. En su entorno dicen que “a la gente no le gustan esas cosas” y buscan evitar que Bullrich se victimice con la expulsión.
En el bullrichismo hacen el mismo razonamiento, pero en sentido contrario. La ministra salió con los tapones de punta contra Macri porque quiere exponer que el expresidente es quien se resiste a cerrar un acuerdo con Milei. Y quiere que pague el costo frente a la sociedad por dividir el voto antiperonista.
Guerra de tuits entre Patricia Bullrich y Mauricio Macri
La pelea entre Bullrich y los Macri se terminó de dinamitar en las últimas semanas por la fuga de presos de las comisarías porteñas, que volvió a instalar el debate sobre la construcción de cárceles.
La ministra cruzó primero reproches con el ahora extitular de Seguridad de la Ciudad Waldo Wolff. Luego discutió con el jefe de Gobierno, Jorge Macri, y finalmente terminó trenzada en un debate público con Mauricio Macri. ¿Será una antesala de una pelea electoral por una banca en el Senado? Bullrich no tiene voluntad de ser candidata este año, pero lo hará si Milei se lo pide. Macri tiene pocas alternativas de evitar pelear por una banca si quiere salvar su bastión.
“Macri, Mauricio, el país requiere que ustedes dejen de pensar en sus intereses particulares y usar la Ciudad de botín”, le escribió Bullrich al expresidente en sus redes sociales. Después se sumó Arabia con reproches a la gestión del PRO: “Mauricio, los presos de la Ciudad siguen en el mismo lugar que entre 2015 y 2019, en las mismas dependencias que la Ciudad dispuso, porque en 17 años no se construyó ni una sola cárcel”.
Por ahora, el exmandatario no volvió a contestar, aunque para su mesa chica está cada vez más claro que la posibilidad de un acuerdo con Bullrich y LLA ya no existe. La dirigencia macrista espera un “quiebre inminente” de los bloques de Diputados, donde el PRO cuenta 37 bancas, y del Senado, siete.
En el bullrichismo suman a dos alfiles en la cámara alta, Luis Juez y María Cristina Álvarez Rivero, y a cerca de quince en Diputados. En ese grupo están Arabia, Sabrina Ajmechet, Alejandro Bongiovanni, Silvana Giudici, Gerardo Milman y José Núñez, entre otros. También cuenta a los llamados “radicales con peluca”, a quienes Bullrich se jacta de haber arrastrado al oficialismo. Se trata de Mariano Campero (Tucumán), Martín Arjol (Misiones), Luis Picat (Córdoba), Francisco Monti (Catamarca) y Pablo Cervi (Neuquén), que la semana pasada hicieron un acto con la ministra.
Cerca de Macri aseguran que el número que vende la ministra no es tal y que son menos los que estarían dispuestos a dejar el partido para pasarse a LLA. Ese camino no tiene retorno. Bullrich ya hizo ese movimiento en la Legislatura bonaerense, en mayo del año pasado, cuando se llevó cinco diputados. Replicó la jugada a fines de enero, en la Ciudad, con tres legisladores.
La unidad se sostiene pero tiene fecha de vencimiento. En el entorno de Bullrich dicen que llegará “cuando el bloque del PRO deje de ser paraoficialista para pasar a ser paraopositor”. En la mesa chica de Macri les dejan la cancha libre. Dicen que, si la ruptura todavía no ocurrió, es porque la Casa Rosada todavía no dio la orden, pero que pasará más temprano que tarde. No piensan forzarlo. Esperan que sea Bullrich quien ensaye las explicaciones frente al electorado.
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